ENTRE LLUVIAS Y VIENTO FRESCO
Una nueva luz vio el mundo,
un trece de agosto del 26,
un nuevo hombre transformaría
más tarde, a muchos pueblos,
para hacerlos vibrar,
para defenderse más,
para soberanizarse más,
para independizarse más.
Esa nueva luz que vio el mundo,
ese 13 de agosto,
dio mucha luz a muchos
en el mundo,
y su luz encontró a otras muchas
que caminaron junto a él
por senderos de estrellas,
y hoy viven en los corazones
de mucha humanidad,
corazones que palpitan,
más independientes,
más soberanos,
que saben defenderse
y marcan la pauta socialista
de la solidaridad fidelista.
El mundo se le ha hecho pequeño,
porque lo ha querido salvar,
le ha dado su vida y su inteligencia,
le ha dado su amor
y su dedicación,
como a un niño pequeño,
como a un tesoro,
que otros tratan de robar.
Suerte que surgen muchos,
con su herencia desinteresada,
suerte que otros muchos
levantarán la espada
y ampliarán el escudo,
contra las garras malsanas.
Siempre pensamos en los cien,
y ese será el reto,
para verlo llegar,
erguido frente al féretro,
del imperio destruido,
ese mismo que no pudo batir,
ni vencer,
al nacido allá en oriente,
entre lluvias y vientos frescos.
Hoy en el mundo se dice,
¡ adelante Comandante !
porque tu mismo nos enseñaste,
a tener esa pasión,
e invocar con tesón,
los principios de la gloria,
para acabar con la deshonra
y con toda maldición,
para sentar las nuevas bases
de la soberana nación.
¡Adelante Comandante,
adelante con la Revolución,
que también entre
lluvias y viento frescos,
seguirá marchando la Nación!
Con el afecto de siempre,
Ernesto Wong Maestre
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