jueves, 24 de mayo de 2018

Elecciones 2018 en Venezuela gana Maduro


Venezuela gana en las urnas y enfrenta nuevos retos



Por Marco A. Gandasegui, hijo.
 

La contundencia del triunfo del presidente Nicolás Maduro y su Partido Socialista Unido Venezolano (PSUV) en la elecciones del domingo pasado en Venezuela no fue una sorpresa. Tres elementos explican la victoria electoral de los ‘chavistas’ en la patria de Bolívar. En primer lugar, el pueblo venezolano está convencido que la solución de la crisis está en sus propias manos. En segundo lugar, una oposición política obtusa que cree que la solución de la crisis está en manos de EEUU. En tercer lugar, Washington y el presidente Trump creyeron que la crisis terminaría a punta de amenazas de una intervención militar Estaban seguros de que el pueblo ‘no bajaría de los cerros’ para llegar a las urnas.

Después de 20 años en el poder, sin embargo, el movimiento bolivariano fundado por Hugo Chávez sigue enfrentando al mismo adversario: EEUU. Así como tantos otros gobernantes independientes desde Perón (Argentina) y Arbenz (Guatemala), hasta Lugo (Paraguay), Zelaya (Honduras) y Dilma (Brasil) en el siglo XXI, pasando por Bosch y Camaño (República Dominicana), Torres (Bolivia y Allende (Chile). Todos se enfrentaron a EEUU y fueron derrotados por la enorme máquina militar y económica de EEUU. La única excepción fue Cuba que contó con una dirección excepcional de las mujeres y hombres que rodeaban a Fidel Castro.

Los herederos de Chávez, con Maduro a la cabeza, pretenden emular a Fidel. Cuentan con el apoyo de un pueblo aguerrido de mil batallas, desde Bolívar hasta el presente.

Los votos acababan de ser contados y antes de que Maduro fuera proclamado presidente por segunda vez, el presidente Trump anunció nuevas ‘sanciones’ económicas para ahogar la economía venezolana. En esta ocasión, el objetivo de la Casa Blanca es golpear directamente a la empresa privada de Venezuela. Al pueblo venezolano, más de 35 millones de habitantes en el país, lo tiene asfixiado desde hace muchos años. EEUU ha bloqueado el ingreso al país de alimentos, medicamentos, materiales de construcción e, incluso, productos de lujo. Los países europeos se han visto obligados por Washington de seguir sus instrucciones cerrando las vías comerciales transoceánicas. Los países latinoamericanos han sido más reticentes, pero se están sometiendo a las órdenes del norte.

En el caso de Panamá, cuando EEUU le torció el brazo, los gobernantes en el Istmo se sometieron a las órdenes y bloquearon las operaciones financieras de Caracas en el centro bancario panameño. Maduro reaccionó de una vez con medidas de retorsión y obligó a Panamá a retroceder. La semana pasada, en otra aventura mal concebida por el gobierno panameño, se comprometió con el gobierno israelí a abrir el caso de un avión que cayó con empresarios de origen judío que viajaba de la ciudad de Panamá hacia la Zona Libre Colón.

El presidente Trump anunció que todas las empresas venezolanas – relacionadas con la extracción, procesamiento y distribución de petróleo y sus derivados – no tendrán acceso a financiamiento por parte de las redes bancarias que operan en EEUU. Las empresas privadas venezolanas dependen de las líneas de crédito de los bancos norteamericanos que operan basados en las garantías que ofrece la producción actual y en el futuro de petróleo venezolano.

Fueron estas decisiones que tomó el presidente Kennedy en 1960 contra la Revolución cubana que agudizó la crisis entre esos dos países y disparó el éxodo de los empresarios de la isla. Un año más tarde Kennedy lanzó el ataque militar contra Cuba que fue aplastado en Playa Girón por el Ejército Rebelde

EEUU tiene dos escenarios bélicos muy calientes en la actualidad. Por un lado, Trump amenaza a Corea del Norte que tiene que someterse, con negociaciones o sin negociaciones. Por el otro, el secretario de Estado Pompeo hace un llamado a que el pueblo de Irán se levante contra los ‘Ayatolas’. Pretende que una “alianza entre árabes y el Estado Israel acabe con el gobierno de Teherán”.

En América del Sur, Washington cree que con aliados como Argentina, Brasil y Colombia puede invadir a Venezuela. Estos países darían el primer impulso para dejarle el camino abierto al Comando Sur que ya tiene tropas especiales en las islas holandesas del Caribe, Panamá, Honduras y Florida.

El triunfo electoral de Maduro fue contundente pero EEUU se prepara para dar la batalla en otro plano. El pueblo venezolano sabe defenderse y Nuestra América sabrá darle todo la solidaridad necesaria para rechazar cualquier invasión.
24 de mayo de 2018.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Maduro el Protector. 16/5/18


Maduro el Protector

Por Ernesto Wong Maestre (*)

A pocas horas de realizarse el séptimo proceso electoral en torno a la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela en el marco de las más de veinte elecciones realizadas desde 1998, resulta necesario repasar sucintamente lo que ha provocado en la mayoría de la población venezolana la profunda reflexión sobre: la satisfacción de sus necesidades, los problemas confrontados y las expectativas futuras. Son las tres claves en que se centrará la evaluación individual de cada elector que condiciona su comportamiento electoral. Cualquiera de los tipos de  decisiones posibles estará vinculada a alguna o a las tres motivaciones objeto del análisis y la síntesis de cada quien, y en ellas tendrá alta significación las políticas públicas y la formación ideológica, geopolítica y geoestratégica  llevadas a cabo por el líder de la Revolución Bolivariana, Nicolás Maduro Moros hacia los diferentes segmentos y grupos sociales del país.

Al mismo tiempo, la decisión expresará el grado mayor o menor en que se encuentra el nivel de conciencia ciudadana o conciencia social, y más que el grado, expresará la calidad o sentido de sociabilidad y de visión de Estado que posee el pueblo, lo cual será a sí mismo un elemento muy significativo para la evaluación de lo que está ocurriendo en las subjetividades encargadas de llevar a cabo todos los procesos venezolanos de transformaciones sociales, en pleno desarrollo y en el contexto del mundo globalizado aún hegemonizado por el ideal capitalista. Todo ello condicionante de las motivaciones, necesidades, problemas y expectativas de las cuales surgirá la decisión de cada ciudadano o ciudadana.
 
En efecto, el elector puede decidir por participar o abstenerse de asistir a votar a su colegio electoral. Ya ahí hay una primera gran decisión que en la gran mayoría de los electores se fue construyendo desde que el Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, llamó públicamente a la sociedad a realizar elecciones presidenciales y el Consejo Nacional Electoral (CNE) aprobó la fecha de las mismas. En el segmento social restante, hay una porción cada vez más minoritaria, que corresponde al tradicional abstencionista que ni siquiera se ha registrado en el CNE o que aún estando registrado nunca ha asistido a votar, sea por cualquiera de las causas posibles.

Por ello, de lo que aquí se trata es de precisar qué sentido final dará esa gran mayoría decidida a participar en todo el proceso de construcción individual-social de su decisión para elegir su Presidente. No resulta necesario argumentar lo que es tan evidente en la Venezuela Bolivariana: hay una población adulta electoral mayoritaria que desde hace más de diez a quince años ha optado por alguno de los dos caminos o vías de conducir al país: la de rechazar las propuestas del gobierno bolivariano o la de apoyar el proceso de transformaciones sociales iniciado formalmente desde las elecciones presidenciales de 1998 donde la mayoría optó por dar su apoyo al candidato y líder del Movimiento V República, Comandante Hugo Chávez. Para esas dos grandes poblaciones que abarcan más del 65% de la población apta para votar la decisión actual de asistir a las urnas estará influida hacia una u otra dirección por la posición que asuman ante las amenazas proferidas desde la Casa Blanca hacia Venezuela o ante las expectativas que les han creado los candidatos opuestos al líder bolivariano Nicolás Maduro.  Para quienes consideren la Patria primero, el deseo a participar se acrecentará mientras que para las personas: a) comprometidas con su origen de clase pudiente, b) leales a sus patrones o c) interesadas o ilusionadas con llegar a ser de esa clase pudiente, la decisión tomará dos rumbos. Para una mayoría de ella el deseo a participar encaminará su decisión final hacia uno de los candidatos opositores pero para la minoría, quienes su visión está fuertemente influida por las expectativas o ilusiones del modo de vida estadounidense difundido en películas, comics, novelas, webpages o por otra vía, el ideal de Patria soberana e independiente está lejano o ausente total, y en tales casos optarán por aceptar el llamado de Washington y se abstendrán de votar. Ello no quiere decir que los factores recién mencionados no actúan también sobre las personas que han decidido apoyar a alguno de los candidatos de la oposición, sino que en ellos prima precisamente la idea de que alguno de esos candidatos les haría más rápidamente realidad su ilusión de ascenso individualista a través del mejor relacionamiento con EE.UU y algunas de sus instituciones financieras que históricamente han beneficiado a las exclusivistas minorías pero amparadas en campañas mediáticas para ilusionar a las mayorías.        

Por otro lado, y es donde está la clave de esta elecciones presidenciales hay una población adulta tradicionalmente abstencionista de conciencia o por exclusión, o incluso movida por resortes materiales y que han sido votantes por los candidatos opositores que su decisión a participar –en los últimos cinco años- se ha ido tomando gradualmente y por pequeños o amplios segmentos, unos más comunicados que otros con las propuestas gubernamentales, según estos fueron relacionándose a uno u otro proyecto o procesos de transformaciones sociales impulsados desde el Gobierno, llámese Misión, Gran Misión, proyecto comunitario, cooperativista o incluso proyecto individual de vida no dependiente del poder privado globalizado. Es a esta población la que más ha motivado incorporarse al padrón electoral, sea joven, joven adulto, de la tercera edad en sus dos grandes segmentos (antes y después de los 75) debido al mayor índice de esperanza de vida actual logrado por las bondades sociales del proceso revolucionario bolivariano. No es entonces nada casual que de casi 19 millones de inscritos en el padrón electoral de 2013 se haya ampliado en 2018 a casi 21 millones pues sin haber concluido el registro se informó por “la directora de la Oficina Nacional del Registro Electoral (RE), Amelia Alter” que hasta el 20 de febrero ya se habían “contabilizados 20.374.829 venezolanos en el país y 107.284 residenciados en el extranjero” (Telesur, 26/2/18).

En la influencia del aumento del padrón electoral en los resultados electorales debido al arribo de cientos de miles de jóvenes y adultos a estas elecciones presidenciales, debe tenerse muy en cuenta, y evaluarse profundamente el impacto sociopolítico que tendrá esa explosión demográfica que viene sucediendo desde el año 2000, unida a la elevada  inmigración colombiana que se ha residenciado en el país y, sobre todo, las transformaciones realizadas en todo el sistema educativo, nunca suficientes pero si necesarias y que han tenido un significado muy positivo en la elevación de la autoestima y el autoreconocimiento de los hoy ciudadanos o ciudadanas de la Nación, dos rasgos de la personalidad que inciden en el trabajo diario para lograr la reproducción de la vida social, en toda la vida política y en las llamadas “capacidades de acción colectiva” para la defensa integral y seguridad de la Nación, sobre todo ante las amenazas externas. Si esto no fuera cierto la compleja coyuntura sociopolítica de 2017 no hubiera derivado en una Asamblea Nacional Constituyente, ni el momento actual, a pocas horas de las elecciones, sería de paz en todo el país, a pesar de las constantes campañas mediáticas injerencistas lanzadas desde el Comando Sur del Ejército de EEUU, su decena de bases militares en Colombia y desde los propios medios de comunicación privados que hábilmente se articulan y complementan entre todos esos actores externos.

Esa irrupción de la juventud venezolana en todos los ámbitos de la vida nacional con una visión e imaginario propio y las diversas misiones con las cuales se ha identificado, tendrán en estas elecciones un peso decisivo. De ahí que el Presidente Maduro haya puesto tanta atención y depositado en la juventud patriota, que es la inmensa mayoría, tantas esperanzas y le haya motivado y encauzado hacia tantas tareas de proyección social con un sentimiento protector, precisamente del mismo sentido del deseo y aspiración que fue formándose –a través de la educación, la familia protegida por la Revolución y las organizaciones sociales del entorno-  en la juventud de proteger a la Patria, en lo cual está posicionado como líder, “Nico”, como popularmente llama la juventud a Maduro. ¡Vamos Nico! grita la juventud en los actos masivos, junto al tradicional lema “El Pueblo Unido Jamás será Vencido” que tiende a emplear la población bolivariana más adulta en esos momentos de pasión patria.

En todo ese imaginario y praxis política de la nueva ciudadanía o del nuevo republicano que se está formando viene incidiendo significativamente el carácter protector y transformador de la Revolución y en este período de tránsito al socialismo en Venezuela donde el líder es muy significativo, como ha sucedido en la historia de las revoluciones sociales profundas, más no en las abortadas antes de consolidarse, como ha ocurrido en algunos otros países debido a que no han podido ser defendidas con éxito por sus pueblos frente a las clásicas estrategias de desestabilización usadas por la fuerza retardataria y ultraconservadora oligarquía-imperialismo. En nuestro caso, el líder transformador, Chávez primero y ahora Maduro, debieron priorizar la protección del pueblo para poder continuar y profundizar las transformaciones ya que estas dependen de la comprensión y el poder con que pueda actuar la población comprometida con la Patria desde sus diferentes segmentos sociales que integran el Bloque Histórico.

Por ello, el carácter protector del liderazgo revolucionario se expresa en la capacidad de controlar los recursos y riquezas del país para poder redistribuir la renta nacional y poder distribuir más justamente las riquezas, procesos que no siempre son concientizados por la población en general –como bien reconocieron recientemente Dilma Roussef y Rafael Correa-  debido a la dialéctica comunicacional entre las fuerzas en pugna y a los problemas  que generan las estructuras capitalistas, todo lo cual sigue constituyendo la base objetiva-subjetiva sobre la que se desarrolla el ritmo de transformaciones necesarias para consolidar la independencia y construir el socialismo como la única opción hacia la emancipación social.

En ese empeño debe comprenderse el liderazgo de Maduro quien protege a la población con políticas públicas efectivas, más eficaces y más conducentes a desarrollar las capacidades psíquicas de autoreconocimiento y autocontrol que contribuyen tanto a la elevación de la autoestima,  no solo de la juventud y de las mujeres y la familia sino también de las fuerzas sociales dispuestas a defender la Patria de las agresiones imperiales bajo el principio de la unidad cívico-militar. Los elementos metacognitivos de naturaleza colectivistas en los integrantes del Bloque o Sujeto Histórico han tenido un alto significado para la resistencia popular frente a los procesos afectivos (emocionales, intencionales o pasionales) individualistas estimulados desde las campañas contrarrevolucionarias contra esos integrantes, en donde recae el peso de llevar a cabo las transformaciones o la propia labor de protección ideada y aplicada por el líder.

El carácter protector del liderazgo de Maduro es heredado del legítimo legado emancipador de Hugo Chávez y consecuencia del sentir y aspiraciones del pueblo pero también condicionado (impactado el ritmo y la profundidad) por la estrategia política del gobierno de EE.UU, decidida desde mediados de la pasada década y puesta en ejecución con mayor fuerza “blanda” e “inteligente” por el entonces presidente estadounidense Barack Obama quien aplicó –a diferencia de los dos anteriores-  la estrategia del enfrentamiento tridimensional (violento, financiero y comunicacional) directo contra el pueblo venezolano y su Revolución Bolivariana y lo ha continuado el actual presidente Donald Trump con su peculiar estilo empresarial-hollywoodense-gansteril, aunque en una coyuntura económico, social y política nacional de EE.UU e internacional mucho más crítica como superpotencia y con las mismas ínfulas de gendarme mundial, pero con los alcances muy contrarrestados por el poderío del socialismo chino y el potente nacionalismo ruso e indio que hacen el contrapeso mundial a EEUU.

Maduro hoy está más obligado a proteger y al mismo tiempo a transformar, lo que es la garantía más viable y pertinente para poder proteger masivamente de forma más oportuna y sostenible. He aquí la razón clave para haber usado las tecnologías comunicacionales de punta como es el Carnet de la Patria o el criptoactivo Petro, así como la internet con toda la plataforma digital necesaria con la cual es posible el uso exitoso de ambas herramientas. Todo ello, quien mejor y más rápido lo interpreta, es la juventud patriota, aunque también muchos sectores juveniles otrora apáticos que ya han empezado a involucrarse y por ello a ser más protegidos por los proyectos lanzados por Maduro como líder de un gobierno imbuido por el ideal revolucionario y con mucha presencia de jóvenes en los altos cargos. Con ellos Maduro protege el salario contra las campañas de especulación e inflación inducida por la burguesía, y por tal razón el Presidente está dedicado a proteger también a la empresa pública, la cual no debe descapitalizarse o arruinarse ante la incruenta competencia de precios.

En medio de todo ese macro proceso, Maduro protege el rendimiento de los deportistas, la salud de las embarazadas, el ingreso integral de las familias, los hogares vulnerables y la mejor vida de las personas con alguna discapacidad. Mencionar cómo lo hace, de todos es conocido, sólo falta darle la significación y el sentido más justo en el momento histórico que se vive, deber de cada ciudadano y ciudadana antes de ir a votar. Eso lo hará la mayoría que el 20M va a las urnas, y frente por frente al rostro de su líder dirá ¡Vamos Nico! ¡Vamos contigo al futuro!.  

Sin todos esos recursos físicos debidamente concatenados en un proyecto emancipador y el talento humano desencadenado, la protección de Maduro hubiera transitado por caminos tortuosos y no exitosos como los que lo han animado y motivado a seguir profundizando las transformaciones. Él ha tenido la inteligencia, las virtudes y el valor que requirió el Libertador Simón Bolívar para poder proteger estratégicamente al pueblo y este comprenda mejor los problemas, el por qué del alcance de la satisfacción de sus necesidades y de sus expectativas de manera que éste pueda más conscientemente proteger a la Patria.

He aquí la fórmula de la protección dialéctica que marca el rumbo de la vía venezolana al socialismo liderada por Maduro, el audaz y el protector de la vida de todos y de todas, sin excepción, porque mantener al país en paz y en una perspectiva de desarrollo sostenible, como bien lo han reconocido hasta los industriales y agroindustriales privados, es una aspiración de más del noventa por ciento de la población.




(*) Analista internacional y profesor de las maestrías en Relaciones Internacionales del Instituto de Altos Estudios de Seguridad de la Nación de la UMBV y de la de Derecho Internacional Público de la UBV, así como del Seminario de África de la carrera en relaciones internacionales de la Escuela de Estudios Internacionales de Faces UCV.


En Nicaragua no habrá ninguna Maidán. 12/5/18


En Nicaragua no habrá ninguna Maidán

Por Ernesto Wong Maestre (*)


La comunidad internacional al conocer la información escrita y en imágenes sobre Nicaragua ofrecida entre el 17 y el 22 de abril recién pasado, le debió asaltar muchas dudas y preocupaciones por lo que estaba conociendo. A la parte que lee, ve y escucha las megacorporaciones transnacionales de noticias le asaltan las clásicas ideas opuestas a las revoluciones sociales, mientras que a la otra parte, atenta a los medios de comunicación alternativos, ajenos a los fake news de las primeras y partidarios de la información veraz y verídica acerca de lo que sucede y de lo que se esconde o enmascara, le vienen a la mente lo ocurrido en abril de 2002 o en los primeros seis meses del 2017 en Venezuela, o incluso lo que le ocurrió en 2014 al presidente ucraniano Victor Yanukovich cuando desde la violencia generada en una sola plaza de la capital, la Maidán, se armó todo un golpe de Estado llevado a cabo con la puntualidad de un otrora reloj suizo por una ínfima población pero infiltrada de grupos criminales, nazistas algunos de ellos, que usando estrategias de comandos asesinos, sometieron la voluntad de todos los poderes del Estado a los intereses de los sectores más guerreristas de EEUU.

En Nicaragua, después de la semana de sucesos violentos en Managua y otras ciudades del país, iniciados por grupúsculos de encapuchados para alentar protestas de la población minoritaria de oposición pero violenta, los saqueos vandálicos y crímenes, evidentemente dirigidos desde el exterior para afectar la imagen del gobierno sandinista y sus políticas, el Presidente Daniel Ortega anunció la decisión de anular la Resolución mediante la cual se aprobaban reformas al sistema de pensiones de seguridad social, llamó al diálogo nacional para extraer otras posibles medidas y convocó a forma una Comisión de la Verdad que esclaresca los asesinatos ocurridos.

Los grupúsculos violentos continúan con asaltos y robos contra pequeños e indefensos negocios. Es la característica de los mercenarios que buscan crear atmósferas de desestabilización para apoyar la matriz mediática imperial del Estado Fallido al igual que hicieron en Ucrania o Libia pero a diferencia de esos escenarios donde a  las fuerzas imperialistas se les permitió ingenuamente que esas crearan condiciones y actuaran impúnemente, en Nicaragua como ocurrió en Venezuela, cada día más esas estructuras políticas fascistas se irán aislando y reduciendo sus bases ante una mayoría popular que siempre apoyará el proceso revolucionario sandinista que por desarrollarse en un país sin suficientes recursos para acelerar las transformaciones, su gobierno ha debido desarrollar geoestrategias con un ritmo sostenible y con mucha flexibilidad ante los históricos adversarios criollos.

Resulta interesante recordar en qué consistieron las reformas a los aportes a la seguridad social, donde la carga significativa fue al sector privado, así como en qué contexto social y político se anunciaron, los significados y sentidos de las acciones de violencia llevadas a cabo  y las principales muestras de apoyo realizadas por la Central de Trabajadores de Nicaragua, y otras instituciones, el mismo día 16 de abril, también cuando se conmemoraba un aniversario más de la declaración del carácter socialista de la Revolución Cubana (16 de abril de 1961) y la salida por puerto nicaraguense, con la aprobación del entonces dictador Anastasio Somoza, de las embarcaciones de mercenarios dirigidos por la contrarrevolución exiliada en Miami que invadieron Cuba por Playa Girón en ese año,  mientras que en lo interno coincidió con el mayor control del voraz incendio  -algo también preocupante que se está repitiendo en países victimas de la política exterior de EEUU-   de la mayor reserva de la biosfera nicaragüense. Para leer esa información compilada puede accederse al blog http://felicidadvirtuosa.blogspot.com

Resulta sintomático que las iniciales protestas inducidas por un grupo violento ocasionaron la primera muerte de un joven y a partir de este innegable hecho se desencadenaron, el día 17 de abril, otros hechos violentos, y ya para el 19 de abril, coincidiendo precisamente también con la elección del nuevo Presidente cubano Miguel Díaz-Canel, las campañas mediáticas imperiales exageraron los acontecimientos de Nicaragua, impulsaron más las protestas violentas y provocaron más muertes para lograr que toda la opinión pública mundial volcara sus ojos sobre los hechos sangrientos en la patria de Sandino y quedará menos relevante el ascenso de una nueva generación de revolucionarios a dirigir los destinos de Cuba, un miembro como Nicaragua de la ALBA-TCP. Ante la situación interna, Ortega optó por no viajar a Cuba para reunirse con Diaz-Canel, Maduro y Evo Morales, algo que debió satisfacer a los organizadores de las operaciones encubiertas contra la revolución sandinista. Pudiera parecer un relacionamiento “traido por los pelos” pero en los últimos años las operaciones encubiertas dirigidas desde EE.UU para contrarrestar el avance de los procesos revolucionarios se vienen realizando intensamente en esas tres dimensiones ya reconocidas ampliamente por los analistas internacionales: primera, la violenta donde actúan los mercenarios encapuchados o los sicarios y cuando hay fácil opción intervencionista los marines yanquis; segunda, la financiera dirigida desde las entidades capitalistas de préstamos, inversiones, especulación, ahorro y calificación de riesgos; y tercera, la mediática en la que se mueven canales de TV, grupos de producción filmica, operadoras de redes globales, emisoras de radio, entre otras instituciones. No es casual para nada que el actual Secretario de Estado de EE.UU y exJefe de la CIA, Mike Pompeo,  sea ante todo un empresario con grandes inversiones, incluidas las que realiza en la producción de films dirigidos a manipular las mentes de la juventud “antiautoritaria” a nivel global y a escamotear las verdades y las tendencias históricas de la humanidad ansiosa por la paz y el cuidado de la naturaleza. 

Las sospechas sobre la acción del actual gobierno estadounidense en estos hechos de Nicaragua, influido por los grupos contrarrevolucionarios y financistas en Centroamérica, nucleados en la Florida, y que están actuando intensamente en el campo de la semiótica y el ciberespacio, en función de sus objetivos desestabilizadores, son sospechas bien justificadas si se tiene en cuenta lo que antes ocurrió en Venezuela, Ucrania, Libia, Siria, Irak o Afganistán, para orientar el análisis estratégico y las medidas que deben  tomar los gobiernos del ALBA-TCP con anticipación a fechas relevantes para cada proceso y para la aplicación de las políticas y anuncios de proyectos también relevantes. Nunca debe olvidarse, mientras exista el imperialismo, en un mundo globalizado que lo que ocurre en Nicaragua o en torno a ella, afecta, desde varias perspectivas, tanto a Venezuela como a Cuba, Bolivia, El Salvador, entre otros países donde hay fuerzas emancipadoras enfrascadas en consolidar sus independencias. Incluso, en Rusia y China que han desarrollado junto a esos gobiernos populares proyectos que apuntan a la consolidación de las independencias, algo a lo que se han opuesto siempre los gobiernos de turno de la Casa Blanca. 

Las intenciones de los autores intelectuales y garantes logísticos de las operaciones violentas en las ocho ciudades nicaragüenses están enmarcadas en la desestabilización del sistema político sandinista, en elevar el nivel del bloqueo con que EEUU trata de chantajear a Ortega, en la batalla de símbolos que los grupos ultraconservadores ejecutan contra todo aquello que cause significado a favor de las transformaciones sociales, en la guerra comercial que el gobierno de Donald Trump emprende contra China, en la estrategia de contención tridimensional contra Rusia y en la política exterior antivenezolana del gobierno de EEUU dirigida a socavar las bases de sustento económico y comercial de Caracas toda vez que Nicaragua es un proveedor seguro de alimentos en el esquema de trueque establecido entre ambos gobiernos o en el que se va formando en torno al criptoactivo Petro.

Después de casi treinta años de haber cesado la violencia armada en Nicaragua, y de los últimos tres lustros del gobierno sandinista de Ortega, este actor central del Sujeto Histórico emancipador nicaragüense posee un amplio arsenal de opciones, algunas de las cuales ya apreciamos desde el pasado domingo 22 cuando el Presidente nicaragüense anunció la casación de la “polémica” Resolución y abrió un proceso de diálogo social que conducirá seguramente a un consenso respecto a la política y normas de pensiones y el fortalecimiento del INSS, encargado de la aplicación de esa política social. De lo que se trata es de estudiar integralmente las políticas públicas en sus tiempos y sus espacios, sus contextos, sus obstáculos, sus historias, los actores tanto internos como externos que toman parte, así como los procesos en que están inmersas. En este caso, en el proceso de apoyo creciente al sandinismo que hace menos de dos años logró una votación superior al 70% en las elecciones presidenciales.

Lo acontecido en Nicaragua, tanto por lo llevado a cabo por la población violenta como por las nobles medidas propuestas por el Gobierno sandinista y derogadas después, y por el tratamiento político dado por el Presidente Daniel Ortega a la sociedad, en la coyuntura actual, convencido de que la amplia seguridad social alcanzada por la sociedad en revolución no se reduce a la pensión de vejez, hace pensar que en Nicaragua no habrá ninguna Maidán, y si EE.UU se atreve a invadir sí habrá otro Girón.

Podrán seguir los intentos desestabilizadores imperiales, y seguramente seguirán mientras el imperialismo no implosione, pero la Revolución Sandinista saldrá una vez más vencedora, en alianza estrecha con los gobiernos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), con Rusia, China, Irán y otros decididos por la cooperación y el intercambio de beneficio mutuo.   



(*) Analista internacional y profesor de las maestrías en Relaciones Internacionales del Instituto de Altos Estudios de Seguridad de la Nación de la UMBV y de la de Derecho Internacional Público de la UBV, así como del Seminario de África de la carrera en relaciones internacionales de la Escuela de Estudios Internacionales de Faces UCV.

sábado, 5 de mayo de 2018

Hacia una posición epistemológica en la construcción del socialismo bolivariano. 5/5/18


Recordando al Maestro Carlos Marx en el Bicentenario de su Natalicio

Hacia una posición epistemológica en la construcción del socialismo bolivariano.


Por Ernesto Wong Maestre (*).
 5 de mayo de 2018


Para toda investigación teórica o empírica, en particular en ciencias sociales, es necesario poseer, es decir, comprender y conocer a fondo, una determinada postura epistemológica. Por tanto, resulta conveniente, en estas breves líneas referirse a aquella que comprende la realidad que se investiga como una totalidad, y ésta como un todo estructurado en vías de desarrollo y autoconcreción; movimiento cognitivo llevado a cabo por quien investiga pues por aproximaciones sucesivas se va llegando a reconstruir la “totalidad concreta”, esta última como una de las categorías magistrales de la filosofía de la praxis.

En las transformaciones sociales enfocadas al socialismo,  cada una de ellas constituye elementos de una totalidad concreta de naturaleza socialista, y esta de una más compleja, y así, hasta la configuración del sistema socialista en construcción, como totalidad concreta. Por ejemplo, esta visión dialéctica se puede encontrar en el sistema de objetivos nacionales, estratégicos y generales trazados para poder alcanzar los cinco “Objetivos Históricos” del  Plan de la Patria 2013-2019 presentado e iniciado por el líder venezolano y presidente Hugo Chávez desde fines de 2012 y continuado y llevado a ley por el hoy Presidente Nicolás Maduro. Todo ese plan es un imaginario de un sistema de transformaciones sociales de orden económico, político, jurídico, cultural, ecológico, infraestructural, comunicacional, militar, entre otros, que va haciéndose realidad. El conjunto de los objetivos generales, es en sí un sistema de transformaciones y así debe comprenderse al momento de trazar las tareas para alcanzarlos y poder cumplir con el objetivo estratégico al cual se subordinan esos generales. A su vez, los objetivos estratégicos que tributan a un objetivo nacional constituyen o deben constituir  también un sistema de transformaciones sociales que harán posible cumplir el objetivo nacional. Todo el conjunto de estos últimos tampoco son objetivos fragmentados ni aislados de una totalidad en construcción sino que conforman una geoestrategia para llegar a alcanzar el objetivo histórico al cual se articulan. De manera que el Plan de la Patria es todo un sistema geoestratégico dirigido a la construcción de la nueva Nación como el imaginario más genuinamente bolivariano.    

En esta postura ontoepistemológica, la comprensión de la totalidad no significa comprender todos los hechos,  sino ese conjunto de eslabones, dimensiones y configuraciones que se van comprendiendo e interpretando en torno al objeto investigado, todos significativos entre ellos y cada uno en relación con ese todo dialéctico. Así se va  realizando la estructuración de la totalidad concreta. Es el “ascenso de lo abstracto a lo concreto” como “movimiento del pensamiento y en el pensamiento” lo que permite negar “lo inmediato”, lo evidente o lo “concreto sensible”. Es “un movimiento de la parte al todo y del todo a la parte, del fenómeno a la esencia y de la esencia al fenómeno, de la totalidad a la contradicción y de la contradicción a  la totalidad, del objeto al sujeto y del sujeto al objeto” (Kosik,49)  Y si ese ascenso se corresponde con una praxis como lo es y debe ser siempre la ejecución de un Plan de la Patria, entonces se irá logrando realmente la estructuración de la totalidad concreta y no solamente algunos logros evidentes aislados.  

En razón de ello, resulta pertinente recordar que en algunas corrientes filosóficas marxistas se tiende a reconocer la posición gnoseológica como “postura ontoepistemológica” ya que realidad y el conocimiento de ella conforman una unidad pero no como dos cosas anexas, y ni siquiera integradas, sino como una unidad dialéctica en que las variaciones de una no necesariamente significa variaciones del mismo ritmo o magnitud de la otra ya que la unidad es dialéctica precisamente porque en determinadas condiciones del entorno o del contexto uno de los polos dialécticos puede ser más dinámico que el otro o viceversa.

“Sin la comprensión de que la realidad es totalidad concreta que se convierte en estructura significativa para cada hecho o conjunto de hechos, el conocimiento de la realidad concreta no pasa de ser algo místico, o la incognoscible cosa en sí” (Idem, 56), algo que sucede a menudo en los intentos de ese tipo de investigación donde el que investiga no logra “recortar el objeto” adecuadamente según la unidad dialéctica entre realidad y su conocimiento.

El principio metodológico de la investigación dialéctica de la realidad social asumido aquí reconoce que la realidad concreta o totalidad concreta, presupone avanzar, de la destrucción de la pseudoconcreción a la estructuración del todo,  mediante la construcción sistemática de los significados entre los hechos en interacción que configurados como significativos, se avanza hacia el todo y desde él hacia cada uno de los hechos, a través de una adecuada interpretación dialéctica. Es este tipo de interpretación la que sistemáticamente debe ser aplicada en la comunicación social de manera que la mayor cantidad de pueblo, como sujeto histórico, pueda comprender e interpretar cada uno de los miles de logros o hecho concatenado que van configurando la totalidad concreta o socialismo bolivariano en construcción.

Desde este epísteme y su cuerpo de categorías se debe comprender que la anterior  “interdependencia y mediación de la parte y del todo significa al mismo tiempo que los hechos aislados son abstracciones, elementos artificiosamente separados del conjunto que únicamente mediante su acoplamiento al conjunto correspondiente adquieren veracidad y concreción” (Idem, 61). Veracidad que a diario es, o debe ser,  reconocida por la mayor parte del pueblo.

Quien trate de aproximarse a la realidad y darla a conocer de forma aislada o fragmentada es porque posee una visión limitada, característica de ese tipo de análisis de la coyuntura nacional o internacional donde se produce un acontecimiento político o social relevante o una crisis internacional y sólo se aprecian hechos aislados y no unidos dialécticamente a un conjunto acoplado. Es la clásica visión fragmentada de la realidad de tipo positivista o neoempirista que constituye un obstáculo epistemológico, como diría Gaston Bachelard.

La visión fragmentada de la realidad es un obstáculo a la adecuada interpretación social, por ejemplo, de esos miles de conquistas que a diario va alcanzando el pueblo y su gobierno revolucionario con esfuerzo y sacrificio.

Cada configuración que se reconstruye en una investigación tomará mayor o menor significación respecto a la búsqueda de la totalidad concreta, y ello presupondrá reconocer los diferentes grados de complejidad de las configuraciones y sus propias formas de movimiento, hasta agotar la esencia de cada configuración, dimensión y eslabón incluido en la totalidad. Por esa razón es que Kosik sostiene que “la jerarquización de la realidad conforme a un principio no teológico sólo es posible sobre la base de los grados de complejidad de la estructura, y de las formas de movimiento de la propia realidad (…) sólo la concepción dialéctica del aspecto ontológico y gnoseológico de la estructura y  del sistema permite llegar a una solución fructífera, y evitar los extremos del formalismo matemático, de una parte, y del ontologismo metafísico, de otra” (Idem, 58).

El socialismo en Venezuela lo construye el sujeto histórico de la revolución bolivariana o revolución social, entendido el socialismo bolivariano como una formación económico-social con las peculiaridades venezolanas (aunque influido por las experiencias, los razonamientos y las praxis acumuladas en esta materia por otras sociedades) donde va consolidándose cada vez más, con el paso del tiempo, y a pesar de la existencia de estructuras capitalistas, el modo de producción y formación económico-social socialista, caracterizados ambos, entre otras cualidades por disponer de una alta seguridad patria, una defensa cívico-militar de la mayoría (cada vez más sustancial) del pueblo,  en cada sector o esfera de la vida nacional y de un desarrollo lo más integral posible.

Esto significa que habrá todo un tiempo en que coexistirán elementos estructurales y superestructurales de diferentes signos ideológicos, así como ciertas fuerzas productivas de la formación económico-social capitalista, aunque no predominantes, todas con diferentes ritmos de desestructuración, lo cual quiere decir que habrá más o menos un largo período de tránsito de nacimiento de una formación y desaparición total de la anterior, con sus consiguientes contradicciones también en diferentes niveles de intensidad y ritmo.

Sin ninguna duda y con mucha persistencia, mantener una postura ontoepistemológica dialéctica es necesariamente complemento de la postura ideológica que guía el proceso bolivariano y a la que desde iniciarse la década de los noventa del pasado siglo, en el Libro Azul, se refirió Hugo Chávez, el líder fundador del movimiento político que impulsó la Revolución Bolivariana nacida desde la gesta independentista del Libertador Simón Bolívar a inicios del siglo XIX.


Referencias

Kosik, Karel (1963).- Dialéctica de lo Concreto, editorial Grijalbo, México, 1979.

(*) Analista internacional y profesor de las maestrías en Relaciones Internacionales del Instituto de Altos Estudios de Seguridad de la Nación de la UMBV y de la de Derecho Internacional Público de la UBV, así como del Seminario de África de la carrera en relaciones internacionales de la Escuela de Estudios Internacionales de Faces UCV.

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