miércoles, 14 de diciembre de 2016

El Legado de Fidel (2): Unidad para enfrentar al enemigo



EL LEGADO DE FIDEL (2)
UNIDAD PARA ENFRENTAR AL ENEMIGO

Por Ernesto Wong Maestre

REVELAR LA DOBLE MORAL Y LA DEMAGOGIA OLIGARCA ASESINA

La esencia de las campañas comunicacionales de las grandes corporaciones de prensa que  responden a los dictámenes de los laboratorios de guerra psicológica de la CIA, Pentágono u otra Agencia de EEUU está develada desde 1959 por el Comandante en Jefe Fidel Castro y constituye un componente clave de su legado. La demagogia, los sofismas y la doble moral con que los adversarios de Fidel siempre lo han atacado dan cuenta de los temores que siempre sintieron ante el Barbudo mayor de la Sierra. “El colmo es que –dice Fidel a los delegados obreros al Congreso- mientras por un lado insultan, por otro proclaman que no hay libertad de expresión. Mientras por un lado insultan y escriben cosas que jamás se atrevieron a escribir contra gobernantes corrompidos, criminales y saqueadores, por otro lado todos los días aparece un cable de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa)  o de cualquiera de esos organismos, hablando de que no hay libertad de expresión en Cuba” (FC 15/12/59).  La revelación oportuna de las contradicciones flagrantes de la burguesía o del adversario en una batalla  es otra característica del legado fidelista aparecida en su discurso desde el inicio de las propias transformaciones sociales.
“Incluso  -explica Fidel- se indignan de que el gobierno se defienda, se indignan de que el gobierno hable, se indignan de que el gobierno responda y se indignan de que el gobierno responda cuando no solo están insultando por insultar y calumniando por calumniar, sino que calumnian tratando de deparar a la patria días de sangre y de luto, calumnian para abrir la vía ancha a los mercenarios y a los criminales, para abrir la vía ancha a los intereses extranjeros, para abrirles el camino a los agresores de la patria, para abrirles el camino a los invasores de la patria, para abrirle el camino a la intervención extranjera; porque el juego en que están hoy algunos periódicos, el juego en que está hoy la reacción, es un juego consciente, premeditado, estudiado y deliberado, de promover la intervención extranjera en nuestra patria”(FC 19/9/59).
LA BUSQUEDA DE LA UNIDAD PARA ENFRENTAR AL ENEMIGO

Otra particularidad genética del pensamiento de Fidel que constituye un factor de unidad popular y por tanto una fortaleza del legado fidelista al que teme Trump y cualquier oligarquía es el principio de no contradicción entre creyentes religiosos y no creyentes que reconocen los líderes seguidores de Fidel.  Desde aquel discurso a los trabajadores azucareros cubanos (para Venezuela es como a los trabajadores petroleros), Fidel comenzó a delinear lo que años después se conoció como política partidista hacia la religión y la iglesia. “Quisieron crear problemas y conflictos entre la conciencia política y la conciencia religiosa del pueblo –dice el líder cubano- cuando son dos conciencias que pueden marchar perfectamente juntas cuando se basan en la justicia, cuando se basan en el bien”. Y continúa: “No creo que pueda haber una sola medida justa en la sociedad humana, no creo que pueda haber una sola obra buena en la sociedad civil de los hombres, que no quepa en una sana y justa conciencia religiosa” y después argumenta, “porque si la religión es encarnación de un sentimiento justo y un sentimiento noble, si es la encarnación de una idea buena, de una idea del bien, la Revolución es la encarnación de los principios más nobles del hombre, de los principios más justicieros del hombre” (FC 15/12/59). Tan pronto como al concluir el primer año de poder rebelde, ya Fidel comenzaba a definir el concepto de Revolución que cuarenta y un años después la expondría en la Plaza de la Revolución, casualmente en presencia del invitado y joven bolivariano Nicolás Maduro.

Cuatro meses después de la alerta de Fidel a la clase obrera para prepararse ante el combate que se avecinaba, más de mil mercenarios preparados y armados modernamente por EEUU, partieron de países centroamericanos gobernados por dictaduras militares, para invadir a Cuba pero en Playa Girón encontraron la resistencia popular militar de las milicias obreras, la policía y las fuerzas armadas cubanas, mientras el resto de la clase obrera se mantenía en la producción y redoblando la vigilancia. En solo 72 horas fueron vencidos los mercenarios y el legado de Fidel siguió nutriéndose.
EL SOCIALISMO COMO GARANTE DE LA PATRIA SOBERANA E INDEPENDIENTE  

Durante el mandato de Kennedy fue que el líder cubano respondió con más firmeza soberana a las intenciones de EEUU, no solo consolidando la nacionalización de empresas norteamericanas que habían monopolizado los servicios básicos y la monoproducción del país: el azúcar; sino definiendo el rumbo político de Cuba proclamando, junto al pueblo enardecido y movilizado por los bombardeos yanquis del 15 de abril,  el carácter socialista de la Revolución,  un día antes de que Cuba fuera invadida por los mercenarios de EEUU que desembarcaron el 17 de abril de 1961 por Playa Girón y Playa Larga.

Días después de la derrota imperialista, Fidel expuso por primera vez en la Revolución el concepto de Patria y las líneas centrales de la política nacional y exterior que son parte sustancial de su legado, y lo hizo el 1ro de mayo ante más de un millón de verdaderos y verdaderas patriotas que desfilaron durante 14 horas en la Plaza de la Revolución. “Por eso los privilegiados y las clases explotadoras –explicó Fidel en el acto-  no podían tener un verdadero concepto de la patria, porque para ellos la patria era un privilegio, un privilegio de ellos, donde se apoderaban del trabajo de los demás, y además querían que otros defendieran esa patria de ellos”. Y acto seguido define al enemigo imperialista:  “Por eso, cuando un monopolista yanki habla de patria, cuando un dirigente o un miembro de los círculos gobernantes de Estados Unidos habla de patria, ¿saben a qué patria se refiere?  A la patria de los monopolios, a la patria de los grandes capitales bancarios, a la patria de las grandes empresas que poseen solo unos cuantos.  Y cuando hablan de patria, están pensando en mandar al negro del sur de Estados Unidos, o en mandar al portorriqueño, o en mandar al joven de familia obrera de Estados Unidos, o en mandar al obrero, a combatir, a morir, a matar y hasta a asesinar, en defensa de esos monopolios y de esos millones que ellos llaman patria”.(FC 1/5/61)  

Más adelante Fidel argumenta su tesis con principios políticos que deben articularse para conformar esa nueva y necesaria teoría política del siglo XXI: “Solo adquiere un pueblo concepto verdaderamente de su patria, cuando los intereses de las minorías privilegiadas resultan liquidados, y cuando el país, con sus riquezas y sus oportunidades, pasa a ser un país para todos, patrimonio de todos, oportunidad de todos y felicidad de todos (…). Porque un país que pone toda su inteligencia, y toda su energía, y todo su esfuerzo, hacia un propósito determinado, bien sea defender la patria, como bien sea crear riquezas nuevas para la patria, crear oportunidades nuevas para la patria, lo consigue como no lo podría conseguir jamás una minoría gobernante y explotadora, que no puede arrastrar tras sí al pueblo con todo su fervor y todo su entusiasmo”. Y a continuación precisa: “la Revolución llega al poder con el apoyo del pueblo, en virtud de los sacrificios que el pueblo hizo, de las luchas que el pueblo hizo, de los heroísmos del pueblo; luchando precisamente contra aviones y armas, tanques y cañones yankis.  Así llega la Revolución al poder, con todo el respaldo del pueblo.  Ha estado en el poder, ha gobernado con el pueblo y se mantiene en el poder con el pueblo”. El protagonismo del pueblo, definido por Fidel, con los mismas cualidades mencionadas por Simón Bolívar en Angostura, desde su alegato conocido como La Historia Me Absolverá en el juicio por los sucesos del Cuartel Moncada (*), comienza a ser resaltado a partir de Girón con mayor fuerza y es hoy rasgo destacado en el discurso socialista cubano.

PROTAGONISMO CONSCIENTE DE LAS GENERACIONES

Fue precisamente en su alegato de defensa (1) en el juicio del Moncada que Fidel reconoció ante sus captores que quien no leía a Lenin era un analfabeto y que José Marti era el “autor intelectual” de la gesta del Moncada. Con esas dos fuentes de su pensamiento, más las ideas de Bolívar, Fidel fue desarrollando su pensamiento. Martí lo marcó para siempre con esa máxima: “Ser cultos para ser libres” mientras Lenin reconocía que “la teoría sin práctica es nula y la práctica sin teoría es ciega”. Todo ese cúmulo de conocimientos articulados en una ideología generaron las primeras políticas sociales de la Revolución Cubana. Fidel y la organización partidista, desde muy pronto comprendieron que el pueblo sin instrucción adecuada y pertinente no podía ejercer el protagonismo necesario para garantizar la marcha de la Revolución y deciden ampliar las oportunidades. “La Revolución se considera –dijo Fidel- en el deber de organizar y establecer el principio de la enseñanza gratuita a todos los ciudadanos del país, y el pueblo se considera en el deber de formar a las futuras generaciones en un espíritu de amor a la patria, de amor al prójimo verdadero, es decir, amor a sus semejantes, amor a su pueblo, amor a la justicia, ¡amor a la Revolución!” (FC 1/5/61). Siete años después diría: “La vida de todo revolucionario debe ser siempre un eterno aprendizaje” (FC 13/3/68).    

EL DERECHO DEL PUEBLO A LA LEGÍTIMA DEFENSA Y A LA UNIDAD

Luego de hacer esas afirmaciones respecto a EEUU y que el pueblo haya derrotado la invasión mercenaria, Fidel y la alta dirección de la Revolución no pierden tiempo para preparar la defensa militar ante la inminente invasión de las tropas estadounidenses y deciden solicitar a la Unión Soviética los misiles nucleares de mediano alcance. Un año después de instalados son detectados por EEUU y comienza la llamada Crisis de Octubre, donde Fidel –a decir del Che- brilla como un gran estadista, elemento que forma parte sustancial del legado fidelista para las generaciones actuales y futuras. “Y ese apoyo que recibimos del campo socialista –puntualizó Fidel en el discurso del 9 de octubre de 1962- ese apoyo especial que recibimos, ese apoyo especial que recibimos de la Unión Soviética, ¡a ese apoyo no renunciaremos!, porque ese apoyo solidario (…) es hoy freno de los imperialistas; (…) es contén frente a los criminales, es preservación de la paz, salvación de vidas humanas”. La práctica y ejercicio del derecho del pueblo a recibir apoyo militar y logístico externo ante una agresión externa constituye otra propiedad del legado de Fidel que las nuevas generaciones lo han asimilado totalmente. (FC 9/10/62)


Vinculado a ese derecho, en el legado de Fidel hay una posición de política exterior que nació con fuerza en esos primeros años de revolución: establecer una alianza militar y económica con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, principal adversario de EEUU para la fecha. “Nosotros vamos a tener –describió Fidel en uno de sus discursos-  numerosas fábricas, entre otras una gran industria siderúrgica”. Y se preguntó: “¿Cómo la vamos a tener? Con créditos que nos da la Unión Soviética; con técnicos, con proyectos y con técnica que nos facilita la Unión Soviética”, se contestó ante un pueblo reunido con él. Y siguió explicando: “La industria es nuestra; el producto del trabajo es nuestro; y la podremos pagar con una parte de las ganancias, de las utilidades que esa industria implique para el pueblo de Cuba”.  Después de cincuenta y cuatro años, esa alianza heredada por Rusia se ve fortalecida con la política de Putin quien recientemente reconoció el deber ruso de apoyar la seguridad internacional de Cuba, lo que para el futuro gobierno de Trump es un verdadero reto de alta complejidad debido a la polarización de opiniones en su propio partido acerca de la política hacia Rusia.  

Igualmente, de ese año 1961 es el logro que forma parte del legado de Fidel referido a la primera gran derrota militar del imperialismo yanqui en América Latina, ocurrida en Girón, pero también la primera vez que un gobierno de EEUU aceptara pagar una indemnización de guerra por los daños causados a la Isla y que sirvió para evitar que sus mercenarios pasaran 20 años en las cárceles de Cuba o fueran sentenciados al paredón de fusilamiento.

Si la posición clasista obrera es un eje sustantivo del legado de Fidel, la batalla diaria por mantener una sólida unidad de las filas revolucionarias es una clave imprescindible, y ese es otro de los grandes aportes en el legado de Fidel originado desde los prolegómenos de la Revolución. Resulta muy necesario –decía el líder cubano- “presentar a los imperialistas un frente unido. (…) A nuestro pueblo una orientación:  que nuestra tarea es unir, dentro y fuera; eliminar todo lo que nos divida, dentro y fuera; luchar por todo lo que nos una, dentro y fuera.  ¡La unidad dentro de los principios, esa es nuestra línea!”.(FC 2/1/63). Objetivos claros, estrategias integrales, tareas precisas y recursos viables, fue una secuencia con que el líder cubano echó las bases de la construcción socialista.

Sin embargo, de Girón y de la Crisis de Octubre o de los Misiles, Fidel y sus compañeros dirigentes sacaron otra conclusión que luego la sintetizaría magistralmente Che Guevara: “Es necesario crear uno, dos, tres, muchos Vietnam” porque al imperialismo hay que vencerlo en sus espacios ocupados en el mundo del sur ya que las potencias nucleares nunca se enfrentarían y por esa vía no se derrotaría al sistema imperial.

EL SOCIALISMO DEBE CONSTRUIRSE CON AUDACIA, INTELIGENCIA Y REALISMO

En el legado de Fidel está implícito el presupuesto de la eficiencia y la eficacia en el combate, del talento y la virtud para solucionar las tareas, y así quedó ratificado años después en la compleja guerra por la independencia de Angola, en la cual las tropas cubanas se solidarizaron con los angoleños para detener las fuerzas invasoras surafricanas y mobuteñas, tanto en 1975 para garantizar el control de la independencia por las fuerzas patrióticas como en 1988 con la relampagueante defensa de Cuito Cuanavale para consolidar la victoria independentista frente a las pretensiones racistas surafricanas. 

Para Fidel, Revolución es también “luchar con audacia, inteligencia y realismo”, “es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio”(discurso 1/5/2000). Más de cuatrocientos mil cubanas y cubanos se foguearon en los combates de guerra, por tierra y por aire, factor que hace temer a Trump por estar Cuba preparada, no solo ideológicamente sino diplomática y militarmente con apoyo de Rusia y China para repeler cualquier intento de invasión e incluso de bombardeo o de crear una zona de exclusión aérea como la usada por la OTAN contra Yugoslavia y Libia para destruirlas.   

A partir de estas reflexiones sobre el legado de Fidel es que pudieran comprenderse mejor las perspectivas de las relaciones entre la Cuba Revolucionaria y el gobierno estadounidense de Donald Trump y contestarse el por qué fue tan insolente, prepotente y mentiroso al referirse al Comandante en Jefe Fidel Castro horas después de su muerte.  Si bien Trump nunca aceptará hacer la más mínima concesión en cuestiones ideológicas, no le quedará más opción que evadirlas si es que quiere de veras volver a hacer de EEUU al menos una gran potencia capitalista, como Canadá, Noruega, Islandia, Australia, Finlandia u otra que no andan invadiendo pueblos, armando terroristas o derrocando gobiernos mediante golpes de Estado dirigidos desde Washington. De mantener la misma visión y acción agresiva de los anteriores presidentes, los pueblos de este hemisferio sabrán colocarlo en su lugar y ajustarle cuentas, sobre todo acelerando la construcción de sociedades verdaderamente soberanas e independientes porque SÍ SE PUEDE.

Notas
(*) El tercer artículo de esta Serie tratará sobre el legado político que ya aparece en el alegato de defensa de Fidel Castro conocido como “La Historia me Absolverá”.

Twitter: @ProfeWong

sábado, 10 de diciembre de 2016

El legado de Fidel (1) La verdad temida por Trump (29/12/16)



EL LEGADO DE FIDEL (1)
LA VERDAD TEMIDA POR TRUMP

Por Ernesto Wong Maestre

ALGUNAS PREMISAS DE LA REFLEXIÓN

El primer presidente de los Estados Unidos de América fracasado en el intento de continuar extrayendo de Cuba su riqueza, a costa de la explotación del pueblo cubano, fue el republicano Dwigth Eisenhower quien gobernó su país hasta el 20 de enero de 1961, precisamente cuando unos cien mil jóvenes cubanos se enrolaron como maestros populares, al llamado del líder revolucionario Fidel Castro Ruz, y comenzaron la campaña de alfabetización de esos campesinos y obreros que el sistema capitalista excluyó del saber universal. 


Por haber pertenecido a ese histórico contingente juvenil, haber aprendido de Fidel a ser justo y honesto, y recordar que ser revolucionario “es desafiar poderosas fuerzas dominantes” y “defender valores en los que se cree”(FC,1/5/2000), le recordaré al señor Trump algunos datos históricos ya que nuestro querido Comandante en Jefe ha partido a la gloria. Le respondo al candidato ganador de EEUU como acostumbraba Fidel a hacerlo ante las ignominiosas calumnias lanzadas contra Cuba por algunos de los once presidentes yanquis que siguieron el camino vergonzoso e injerencista del invasor Eisenhower, el que parece agradarle al próximo inquilino de la Casa Blanca.

En razón de ello, en la presente serie de artículos El Legado de Fidel que inicia con este trabajo La Verdad Temida Por Trump, pretendo mostrar las potencialidades ideológicas y políticas más significativas del legado de Fidel Castro que comenzaron a gestarse desde el asalto al cuartel Moncada en 1953, en todo el periodo de emigración a EEUU y México, luego en la guerrilla de la Sierra Maestra 1955-1958, en los años que nace y se consolida la verdadera república libre e independiente de Cuba (1959-1972), en la nueva institucionalización comenzada a integrarse al sistema socialista europeo (1972-1991), más tarde durante el “período especial” (1991-2000) y luego en la recta final hasta el “último minuto” del día 25 de noviembre de 2016 que como prometió estuvo batallando con la naturaleza.

A través del estudio de sus discursos públicos desde que Fidel asumió las riendas del país en 1959 se pueden extraer esas claves de su pensamiento que nutren su legado político, y que hoy son tan temidas por las oligarquías extranjeras porque socavan las bases argumentales del capitalismo monopolista y movilizan al sujeto histórico para guiarlo en su camino liberador e independentista frente al imperialismo yanqui. ¿Será por ello que el elegido presidente estadounidense Donald Trump fue tan insolente, prepotente y mentiroso al comentar días atrás el fallecimiento del líder cubano Fidel Castro calificándolo de “dictador” y al sistema político cubano de “totalitario”?.


Igual a los anteriores presidentes, Trump declaró su aspiración de devolverle a EEUU su poderío e influencia mundial. Si esa potencia e influencia fueron alcanzadas por los gobernantes estadounidenses a costa de la explotación de los trabajadores y trabajadoras de los pueblos de América Latina, África y Asia, practicada por sus monopolios, transnacionales y megacorporaciones, entonces el legado de Fidel Castro continuará siendo un obstáculo imbatible para Trump como lo fue para esos once presidentes gringos, ya que ese legado fidelista es la síntesis de su pensamiento, su obra humana y material y su praxis en los marcos nacionales e internacionales. Es el paradigma del revolucionario Fidel, arraigados en la cultura cubana y de otros pueblos o tomados como referencia y respetados como válidos para la lucha emancipatoria. Por ello resulta necesario recordar que “la cultura es el fundamento del movimiento de liberación nacional”, como habría dicho uno de los líderes africanos que tuvo más identificación con Fidel: el agrónomo guineano Amilcar Cabral quien se destacó en la fundación de la Tricontinental de La Habana en 1966 y lideró hasta su muerte en 1973 la batalla por la independencia de Guinea Bissau y Cabo Verde.


¿Por qué el legado de Fidel es y será un poder defensivo de altos quilates frente a las pretensiones imperiales de apoderarse de Cuba? Para contestar esa pregunta se debe haber respondido esta otra: ¿en qué consiste el legado de Fidel?. Ambas preguntas se responderán a lo largo de los artículos que componen esta serie. Para presentarla se ha optado por usar, generalmente, un orden cronológico de los acontecimientos en que líder-pueblo estuvieron involucrados transformando a Cuba y enfrentándose al potente adversario imperialista. De esa dialéctica se extraerán los rasgos genéticos del pensamiento de Fidel. Ellos son significativas tesis de su legado histórico que se fue construyendo con el tiempo y la praxis porque nada surge de la nada.    

EL LEGADO DE FIDEL ESTÁ ARRAIGADO EN LA CULTURA CUBANA

Durante nueve días el mundo estuvo observando en Cuba el comportamiento ciudadano y militante de millones de personas que en las ciudades cubanas expresaron, ante los restos de Fidel convertidos en símbolo, su admiración, amor y respeto hacia “el Caballo” como le llamaba cariñosamente el pueblo a Fidel, o hacia el “Comandante en Jefe” como se le denominó oficialmente y se hizo patrimonio de todas y todos los cubanos que coreaban una y otra vez, “Yo Soy Fidel”, “Yo Soy Fidel”, “Yo Soy Fidel”. Esa identificación del pueblo con Fidel es resultado de ese legado que fue construyéndose desde el asalto, organizado y liderado por Fidel, al principal cuartel militar de la dictadura de Fulgencio Batista, hasta este propio momento de su fallecimiento pues con su decisión personal de que al morir lo cremaran reafirmó un elemento crucial de su legado: la firme convicción en los principios éticos, políticos y morales con que condujo la Revolución Cubana, en los cuales se destacó, entre otros, evitar el culto del pueblo a su personalidad por las dañinas consecuencias que ello podría traer para el ritmo y profundidad del proceso de transformaciones sociales.        

Por el arraigo popular del legado de Fidel en la cultura cubana y por la decisión soberana de ese pueblo y sus líderes actuales, dirigidos por el ya legendario comandante de la Sierra Maestra y genio militar Raúl Castro Ruz, de continuar la obra transformadora de la Revolución en Cuba, seguirá ello constituyendo un valladar infranqueable a los planes estadounidenses de entrometerse en los asuntos internos de Cuba para “cambiar el régimen” como si se tratara de un problema de reingeniería en una empresa. Ese pensamiento pragmático capitalista del agresivo Trump encontrará en el legado de Fidel un poder defensivo que no podrá vencer, como no lo pudieron lograr esos once ilusos mandatarios imperiales.


De ese legado fidelista, la ideología de la Revolución Cubana, como sistema de ideas compartidas por la gran mayoría de la población para construir el socialismo, es otro valladar infranqueable para Trump, como lo fue para los once presidentes anteriores, pues constituye un cuerpo sólido de conocimientos dentro de ese “mundo social” compartido con otros pueblos, de mucha significación para transformar las estructuras heredadas del capitalismo y construir el socialismo, solo a 90 millas del mayor adversario.

En ese contexto, el discurso del Comandante en Jefe adquirió un relevante significado para todas las generaciones de cubanos y cubanas, y de otras sociedades latinoamericanas o caribeñas, formadas al calor de esa intensa batalla por la sobrevivencia y la búsqueda del “buen vivir”, como diría Evo Morales, otro de los leales hermanos y admirador confeso de Fidel quien también aportará un legado a las generaciones actuales y venideras “Ninguna economía es duradera si produce desigualdades y exclusiones. Ningún progreso es justo y deseable si el bienestar de unos es a costa de la explotación y la miseria de otros” sentenció Evo como presidente Pro Témpore de la Cumbre del G77+China, celebrada en La Paz, Bolivia, en junio de 2014.  También alertó: “Necesitamos construir una visión distinta del desarrollo occidental capitalista, transitando desde el paradigma del desarrollo sostenible al paradigma del desarrollo integral para el buen vivir. Ningún desarrollo es sustentable si la producción destruye la Madre Tierra”. No son secretas en absoluto las propias referencias del líder boliviano a las ideas socialistas y ecologistas de Fidel a quien considera su mentor político.

Sin dudas, el pensamiento social de Fidel se ha extendido por toda la región, a pesar de la manipulación mediática adversa, durante el medio siglo de vida y obra revolucionaria en Cuba. Ello constituye un reto a vencer o adaptarse para el capitalista Trump si este es incapaz de poder asimilar ese pensar en lo social, casi predominante en los foros de organismos multilaterales o en los movimientos sociales, y él trata de contrarrestarlo muy dogmáticamente con adjetivos descalificadores contra el indiscutible líder de pueblos, opuestos a la realidad, o con políticas agresivas que se revertirán en contra de sus intenciones reformadoras.  


Así también calificaron a Fidel, cada uno a su forma y estilo, los posteriores presidentes a Eisenhower, tan fracasados en sus intentos anticubanos: John F. Kennedy (1961-1963), Lyndon B. Johnson (1963-1969), Richard Nixon (1969-1974), Gerald Ford (1974-1977),  Jimmy Carter (1977-1981), Ronald Reagan (1981-1989), George H. W. Bush (1989-1993), Bill Clinton (1993-2001), George W. Bush (2001-2009) y Barack Obama (2009-2017) quien moderó su léxico contra la Revolución Cubana bajo el presupuesto de buscar “el cambio de régimen” en Cuba mediante el “smart power” aplicado codigna o compensatoriamente para promover también la creación de una oposición política dentro de la Isla (destinada al fracaso por su artificialidad, ilusión capitalista y su carácter anexionista).


EL ORIGEN DEL SUBDESARROLLO ESTÁ EN LA BASE ECONÓMICA

Fue a solo cuatro meses de comenzar el gobierno revolucionario cubano cuando Fidel expuso una de sus principales tesis políticas a los veintiún gobernantes latinoamericanos reunidos en Buenos Aires el 2 de mayo de 1959 y colocó los factores causales del desastre político-social latinoamericano en la “base económica”, es decir, en “las relaciones sociales de producción”, definidas por Carlos Marx en el I Tomo de El Capital. “La inestabilidad política de los gobiernos y de los pueblos de América Latina en estos tiempos no es la causa del subdesarrollo –afirmó Fidel- sino la consecuencia del subdesarrollo”.  Al cuestionar la tesis predominante en el foro, el líder cubano argumentó y afirmó que “el mal no está en nosotros, que el mal está, fundamentalmente, en nuestras condiciones económicas y sociales, que no hemos tenido la fortuna de podernos desarrollar como se han desarrollado los países del norte, y que las causas no están en el hombre latinoamericano, (…) que las causas están en la base económica, en los tremendos problemas económicos que desde los orígenes hemos afrontado estos pueblos de Centroamérica y de Suramérica”.  Y más adelante Fidel lanzó una de sus primeras críticas públicas a los EEUU, ante la mirada atónita de los delegados estadounidenses que habían exaltado el “sacrificio” financiero hecho por su sociedad para poder invertir en el extranjero. “No lo ha hecho en favor de los pueblos de la América Latina –exclamó Fidel- no se han dirigido hacia aquí, hacia la familia de este hemisferio.  Se han dirigido esos sacrificios hacia Europa, para su reconstrucción después de la guerra, se han dirigido hacia los lejanos países del Medio Oriente”.  Este tipo de denuncia abierta hacia EEUU y sustentada profundamente en la realidad, es otra característica genética del legado de Fidel al que teme Trump.

El “republicano” Eisenhower fue quien rompió las relaciones diplomáticas en enero de 1961 con Cuba, pocos días antes de entregar el poder a Kennedy, como para dejar comprometido al “demócrata” de forma legal y fácticamente, pues la invasión mercenaria ya él la tenía preparada y solo Kennedy debía ejecutarla. Al ser derrotados los mercenarios por el pueblo cubano en armas, liderado eficazmente por Fidel, este lanzó una premonitoria sentencia: "Y algo sí podemos comunicarle al señor Kennedy: que primero verá una revolución victoriosa en Estados Unidos, que una contrarrevolución victoriosa en Cuba" (discurso del 13/3/61). Esa visión estratégica de Fidel es una de las cualidades de su legado al que teme Trump.  Una visión fundada en la concepción filosófica marxista de Fidel expuesta desde 1959, antes de declarar en abril de 1961 el carácter socialista del proceso revolucionario cubano, con el que asiste como miembro fundador a la primera Cumbre del Movimiento de Países No Alineados en septiembre de ese mismo año celebrada en Yugoslavia.

EL PODER DEL PUEBLO TRABAJADOR ES LA CLAVE

El eje potencial del legado de Fidel radica y está centrado en el poder del pueblo trabajador, en el poder de la clase obrera, desde el primer año de Revolución. “Los obreros saben  que nosotros sí que no andamos defendiendo intereses contrarios a los intereses de los trabajadores”, declaró Fidel en el 1er Congreso de Trabajadores Azucareros.  Y concluyó: “¡Qué casualidad que ha sido el año de más paz, de más orden, de menos huelgas y conflictos sociales!  ¿Por qué?  Por la identificación que existe entre los trabajadores y el Gobierno Revolucionario”.(FC 15/12/59)


El carácter obrerista del discurso y la praxis clasista de Fidel son ejes conductores que desde 1959 guiaron la organización, los planes y las movilizaciones del pueblo, factor decisivo en la lucha antimperialista, y que constituye parte sustancial del legado fielista que más teme Trump.
“El Gobierno Revolucionario –dijo Fidel desde 1959- después de restablecer todos los derechos sindicales, después de restablecer el derecho de huelga, el derecho de desfilar el 1ro de Mayo, el derecho de escoger a sus dirigentes, después de haber restablecido todos los derechos de los trabajadores, puede contar con ese apoyo espontáneo y libre, y esa actitud de los trabajadores que libre y espontáneamente han evitado las huelgas”. (FC 15/12/59)

Lo más temeroso para Trump, como para los once presidentes que le antecedieron, es que en el legado de Fidel o paradigma fidelista la solución real y profunda  de los graves problemas económicos y sociales de los pueblos está en manos de la propia clase obrera, de los propios trabajadores y trabajadoras, que deben enfrentarse a los poderes fácticos y saber vencer las campañas mediáticas capitalistas. Un mes antes de la ruptura de relaciones diplomáticas por Eisenhower, las palabras de Fidel ante el Congreso de la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FC 15/12/59) fueron determinantes en la decisión imperial pero también fueron premonitorias de ese proceder oligárquico-imperialista que hoy, seis décadas después, es más indigno y vergonzoso. 

Paradigmas