lunes, 30 de abril de 2018

Kim y Moon en la encrucijada. 29/4/18


Kim y Moon en la encrucijada

Por Ernesto Wong Maestre (*)


   Centenares de noticias han viajado globalmente a través de internet y millones de minutos ha consumido la humanidad observando desde cualquier punto del orbe el estrechón de manos y los pasos dados sobre la línea de demarcación fronteriza, hacia el sur y hacia el norte, por Kim Jong-un y Moo Jae-in. Toda una simbología que aprovecha Donald Trump para atribuirse un logro que solo pertenece a los líderes coreanos y a la heroica etnia coreana que luego de setenta años parece haber encontrado las vías para reiniciar el escabroso camino hacia la total independencia, como una única Nación soberana.


   El acontecimiento hacia la unidad de las dos Corea que se está presenciando hoy es una aspiración de la inmensa mayoría de los ochenta y dos millones de coreanos y coreanas que habitan este planeta, casi la totalidad en la península de Corea, pues se identifican como pertenecientes a una de las etnias asiáticas de mayor arraigo y homogeneidad cultural, pero también como una víctima de las políticas expansionistas de imperios vecinos que trataron hasta 1945 de colonizarla o de imperios más globales, como el encabezado por EE.UU que invadió la península en 1950 y sigue empeñado en someterla; ahora mediante la estrategia de mantenerla dividida, como también lo hizo con Vietnam en la cercana península de Indochina entre 1954 y 1975.


   Lo ocurrido el pasado 7 de abril es también consecuencia de varios procesos globales que se entrecruzan en ese lado del planeta y donde las principales potencias mundiales se enfrascan en una batalla que a todas luces la está liderando la República Popular China y la va perdiendo la principal potencia armamentista, los EE.UU, debido a la crisis interna y la imposibilidad de salir de ella por estar inserta en la desestructuración del sistema imperialista y en la propia crisis estructural del depredador capitalismo.


   En esa encrucijada, Kim y Moon protagonizan ahora el hecho que ya gobernantes anteriores de ambos países habían tratado de llevar a cabo. Por parte de Pyonyang,  Kim Jong-il, padre del actual presidente norcoreano, y del lado sureño, el presidente Roh Moo-hyun, se reunieron en 2007 para firmar la llamada Declaración de Paz y Prosperidad como paso significativo hacia la reunificación. Sin embargo, a los pocos meses todo había quedado en intenciones porque Roh fue víctima de una intensa campaña de descrédito y su gobierno de presiones políticas hasta que culminó su mandato y que le imposibilitaron avanzar con Jong-Il. Meses después Roh “se suicidó” en circunstancias sospechosas que quizás sea necesario volver a investigarlas.


   De manera que tanto Kim Jong-un como Moon Jae-in además de sus responsabilidades políticas los vinculan procesos afectivos de alto sentido intersubjetivo porque quien también asesoró a Roh fue Moon quien fungía como su abogado y asistente personal en 2007, y sin duda, conoció en ese acto bilateral al padre de quien ahora le invitó a cruzar la línea fronteriza hacia el norte, territorio donde casualmente nació el padre de Moon. Por ello, no deben ser extrañas las amplias sonrisas, los apretones de mano o las declaraciones de ambos líderes que ayudan a distender el clima guerrerista formado semanas atrás cuando el presidente Donald Trump amenazó con destruir totalmente a Norcorea y Kim respondió con desaparecer con potentes misiles, sitios estratégicos estadounidenses en el Pacífico mientras que mostraba una política paciente, cuidadosa e inteligente de paz hacia Seúl.


   Un Jong-un crecido como estadista, ante las amenazas de un Trump belicoso y portador de la filosofía de que otros vayan a la guerra a matarse por EEUU, y un Moon decidido a avanzar en la reunificación desde inicios de su gobierno y en ir tomando distanciamiento nuclear de Washington, unieron sus voluntades para satisfacer lo que a todas luces es un sentir popular a los dos lados de la frontera, el deseo de volver a la tradicional hermandad étnica.


   Por supuesto, si todo en la vida política e internacional fuera y quedara en los intereses intraétnicos o interétnicos, el mundo sería de paz y prosperidad como lo afirman siempre en las declaraciones la mayoría de los organismos intergubernamentales en el mundo. La reunificación coreana, como aspiración de ambos pueblos, estará condicionada por la puja de intereses y de operaciones en diversos sectores y de diferentes actores globales, comenzando por el Complejo Militar-Financiero-Comunicacional dirigido desde el dúo Pentágono-CIA, por las megacorporaciones de diversas naciones interesadas en la creciente red económico-comercial-financiera asiática y euroasiática, y terminando por la Organización de Cooperación de Shanghai liderada por China y Rusia, así como por la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Son esos cuatro grupos de actores los que en mayor medida impactarán sobre lo que sucederá entre los dos gobiernos de la Península coreana.

   Para cualquiera de esos actores, la República Popular y Democrática de Corea (RPDC) comienza a gozar de una nueva imagen mundial, una legitimidad renovada ante la comunidad regional e internacional de la cual estaba siendo apartada por la política imperial estadounidense, y también disponer de un tiempo mayor, con recursos potenciados al anunciar el detenimiento del ritmo de sus gastos nucleares, para insertarse de lleno y con más bríos en los procesos integracionistas multilaterales y bilaterales, comenzando por aquellos sugeridos por el líder Xi Jinping de su vecina nación, donde una de las cincuenta y seis etnias reconocidas en la Constitución Nacional de China es la coreana, de casi dos millones de integrantes que forman la Prefectura Autónoma de Yanbián y habita en la provincia china de Yilin, territorio de carácter geoestratégico tanto para la RPDC y China como para la fronteriza Rusia y el cercano Japón.


   Este último con una larga deuda económica y ético-social con todo el pueblo coreano debido a la historia de agresiones e invasiones armadas a su territorio y que siguen siendo obstáculos para la mejoría de las relaciones coreano-japonesas, sobre todo por el avance de la carrera armamentista del llamado “país del sol naciente” y de su oligarquía liberal gobernante de arraigo imperial. A partir de ello se pudiera comprender mejor el sentido de las últimas declaraciones del decaído políticamente primer ministro japonés Shinzo Abe quien por no mostrarse tan prepotente expresó su confianza, pero sólo en que Kim “cumpla su palabra” respecto a las armas nucleares, más no mencionó nada acerca de las ocasiones anteriores en que los diferentes gobiernos surcoreanos no cumplieron lo prometido a la RPDC en materia de avances para la reunificación.


   Por su parte, el recién ofrecimiento de Kim, transmitido a Abe por Moon, de realizar una cumbre norcoreano-japonesa queda a la expectativa y posiblemente no se realice antes del próximo otoño en que Moon visite a su vecino del norte. No obstante, la puja político electoral interna de Japón entre liberales y demócratas podría ser un catalizador que incline la balanza hacia uno u otro lado respecto a las relaciones Tokio-Pyongyang. Recuérdese que después que Jong Il y Roh avanzaron con la Declaración del 2007, en Japón ganó el Partido Democrático (después de varias décadas de derrotas) con su líder Yukio Hatoyama quien desde 2009, tuvo una cierta disposición de apertura hacia China y la RPDC, lo cual pudo haberle ocasionado fuertes presiones provenientes de las fuerzas de ocupación estadounidenses y de sus aliados criollos quienes a la postre volvieron a presidir el gobierno a partir de 2012. Hoy, Abe trata de conciliar intereses con las fuerzas internas que abogan por la mejoría de las relaciones con la pujante vecina China, en lo cual el cambio coreano viene a reforzar más esos intereses.      

   En cuanto a las relaciones bilaterales chino-norcoreanas, el cambio ocurrido potencia más a China y también a la RPDC, tanto geopolítica como geoestratégicamente, debido a varios procesos.  En lo militar, teniendo en cuenta el historial bélico de los gobiernos de EE.UU,  si Moon y Trump deciden continuar con las maniobras conjuntas militares ahora sin armas nucleares, Beiging y Pyonyang no tendrían obstáculo para iniciar las propias maniobras militares que fortalecerían los intereses de ambos gobiernos respecto al Mar de China y a cualquier operación militar en general en esa subregión. Con este inicial acuerdo se presupone que al declarar Kim la disposición a cerrar una planta y posponer los planes nucleares, es porque Moon ya se hubo comprometido también a contribuir a desnuclearizar la parte sur de la península coreana, algo con lo que Trump podría estar de acuerdo dados los altos costos que ello conlleva para el presupuesto de Washington que el gobernante estadounidense lo pretende ir orientando hacia otros objetivos, aunque no menos onerosos para el pueblo estadounidense que es quien paga la carrera armamentista de la oligarquía gobernante, como la que se lleva a cabo con el motivo de la “agresiva Rusia”.  En lo económico-comercial-financiero, los acuerdos intercoreanos favorecen el avance en esas esferas de las relaciones chino-norcoreanas, sobre todo si las sanciones de EEUU y del Consejo de Seguridad de ONU impuestas a Pyongyang son eliminadas o disminuidas, pues esas siempre actuarán para uso del gobierno de EE.UU como la “espada de Damocles”  contra el pueblo socialista norcoreano.


    Ya en mi artículo del 25 de noviembre de 2010 titulado “La decisión lógica y estratégica de Corea del Norte” preveía que el conflicto armado en la península de Corea tendía a “incrementarse en razón de las continuas provocaciones militaristas que Corea del Sur, con el apoyo de los Estados Unidos, lleva a efectos contra la República Popular Democrática de Corea (RPDC)”. Fue precisamente ese incremento ocurrido entre 2010 y 2017 un elemento incidente y significativo en la decisión del pueblo surcoreano de quitar del poder en marzo del 2017 a la gobernante corrupta anti-unificación, Park Geun-hye y buscar una opción viable  con la candidatura y la victoria de Moo Jae-in, quien ahora ha cumplido el añorado deseo popular de reiniciar el proceso de unificación norte-sur, aunque este no está blindado aún frente a los potentes actores que utilizan las “covert action”, las “operaciones de bandera falsa”, las campañas de “fake news”, las amenazas, chantajes y sobornos dirigidos criminalmente,  para desestabilizar procesos y naciones. 


    En función del proceso unificador, Moon y Kim aprobaron una declaración final, de donde se puede extraer el sentido altamente social que tienen los temas centrales acordados entre ellos. En primer lugar, detener las operaciones de hostilidad y avanzar en la desnuclearización total de la península de Corea lo que significa eliminar gradualmente “los arsenales”, la propaganda dañina en las fronteras y no enfrentarse en el llamado “Mar Amarillo”, todo a partir de firmar un “tratado de paz”. En segundo lugar, desarrollar inmediatamente la estrategia de las “conversaciones militares de alto nivel” e ir creando condiciones para mejorar las relaciones bilaterales mientras que se fomenta “un futuro conjunto de prosperidad y reunificación”. En tercer lugar, fomentar las actividades de reunificación familiar y competir conjuntamente en lides internacionales deportivas bajo una misma bandera. Y en cuarto término, iniciar conversaciones de negociación a cuatro bandas (las dos Corea, China y EE.UU).


    Esos acuerdos bilaterales presuponen, ante todo, que Moon y su gobierno están decididos a dar pasos concretos y cumplir lo pactado, lo cual no es la garantía total del avance del proceso de reunificación pero sí un paso superior que busca aprovechar la coyuntura crítica por la que atraviesa la otrora dominación hegemónica estadounidense en la región de toda el Asia-Pacífico y también aprovechar el surgimiento del “nuevo poder condicionado colectivo” expresado en la política china de construir una “comunidad de destino compartido” basada en la creciente interconectividad, como la desencadenada por la Franja y la Ruta, pero también soportada en la visión de “un país dos sistemas” o de la gobernanza global de nuevo tipo, apoyada en una búsqueda de la multipolaridad pero que también tiende a la bipolaridad multicéntrica debido a la política exterior imperialmente obcecada de los gobiernos estadounidense de turno que obligan a cerrar filas internacionalmente contra el belicismo guerrerista en bien de la paz y la salvación del planeta.


    Tratar de comprender ese proceso de unificación “intercoreano”, profundamente social, y por tanto ideológico y también geopolítico, sin considerar al imaginario real de ambos pueblos, sus aspiraciones de felicidad y sus anhelos históricos, como lo ignoran y pretenden establecer las limitadas teorías neoliberales de las “relaciones internacionales” donde lo social, con sus batallas políticas internas, quedan enmascaradas en una “caja negra” o ignoradas por metodologías neopositivistas o filosofías pseudo analíticas, resulta a todas luces un empeño cognitivo infructuoso y sesgado, y por ello es que así, con esas limitaciones, lo difunden las cadenas transnacionales de noticias que le hacen el juego a las megacorporaciones de la carrera armamentista y ahora tratan de crear la incertidumbre en torno al cumplimiento nuclear de lo prometido por Kim y de comenzar a buscar con qué torpedear la gestión de Moon, quien junto a su par norcoreano, transitan por una histórica encrucijada.



(*) Analista internacional y profesor de las maestrías en Relaciones Internacionales del Instituto de Altos Estudios de Seguridad de la Nación de la UMBV y de la de Derecho Internacional Público de la UBV, así como de la carrera en relaciones internacionales de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV.

domingo, 22 de abril de 2018

Cuba: ¿Transición, cambios o continuidad? por Tony López R.


Cuba:   ¿Transición, cambios o continuidad?

Por: Tony López  R. (*)

Estas son las tres preguntas  que la prensa internacional y  en las redes sociales se publican  y algunos  las responden, en su gran mayoría con una enorme superficialidad, y desconocimiento histórico, otros con un marcado acento político según sus intereses y  posiciones políticas e ideológicas generalmente contrarías a la Revolución Cubana. 

Trataré,  en este breve espacio periodístico,  trasladar mi opinión.  En resumen,  las tres interrogantes se han venido desarrollando en estos 60 años de Revolución triunfante.

La transición se comenzó a dar en Cuba luego del  triunfo revolucionario   sobre la brutal y criminal dictadura de Fulgencio Batista,  que se sostuvo durante 7 años en el poder, gracias al  irrestricto  apoyo del  gobierno de los Estados Unidos y de los Partidos Políticos cubanos que desde 1902 vinieron gobernando bajo la tutela de Estados Unidos.

Hay que recordar que los primeros 30 años del siglo XX de  seudo independencia, los gobiernos de Cuba estaban bajo la  aplicación de la bochornosa  Enmienda  Platt, que Estados Unidos impuso y que le daba el derecho de intervenir en los asuntos internos de la isla, incluida la ocupación militar, si corrían  peligro  sus intereses económicos y comerciales en la pequeña nación caribeña.

Derrotada esa miserable Enmienda colonialista, luego de la caída de la dictadura del General Gerardo Machado en 1933, Estado Unidos siguió por la vía de su embajada y su embajador o virrey,  manteniendo gran  poder con la complicidad de sectores políticos y militares, entre ellos el sargento Fulgencio Batista que fue decisivo en el derrocamiento del llamado gobierno de la Pentarquía presidido por el Dr. Ramón Grau San Martin, un profesor de medicina, cuyas debilidades se pudieron conocer durante los 120 días que duró tal Gobierno y cuya única voz  y ejecutoria revolucionaria, antiimperialista y con un definido pensamiento social, lo constituyó el  líder  Antonio Guiteras Holmes y lo convirtió en el enemigo más importante de los sectores entreguistas cubanos y de Estados Unidos, hasta el 8 de mayo de 1935, quien   fue asesinado en El Morrillo, provincia de Matanzas, por órdenes del jefe del Ejército, el criminal  Fulgencio Batista.

La transición se inició en Cuba desde el mismo 26 de julio de 1953, cuando un grupo de jóvenes siguiendo el pensamiento político de José Martí y liderado por el joven Fidel Castro Ruz, abogado y líder juvenil ortodoxo, encabezó el asalto al Cuartel Moncada y de Bayamo, con el fin de provocar el derrocamiento del dictador Batista, siete años duró la lucha sin cuartel con la participación decidida de los integrantes de las distintas organizaciones revolucionarias, principalmente el Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario 13 de marzo, la (OA) Organización Auténtica, estos con su participación directamente en la lucha armada y política . Otras organizaciones provenientes de partidos políticos tradicionales, opositores como el Auténtico, Ortodoxo y el Partido Socialista Popular su participación estuvo marcada  en la lucha política y de masa, este último ilegalizado, contra esa dictadura que dejó cerca de 20 mil muertos y desaparecidos.

El programa del Moncada, conocido por el alegato de su líder en el juicio por el asalto a los Cuarteles  Moncada y Bayamo, recogido en su histórica defensa conocida como la Historia me Absolverá, ya delineaba los principios fundamentales de esa transición, de un modelo capitalista y neocolonial, a un modelo socio-económico y político, absolutamente diferente y que solo podía lograse con una Revolución genuina, con el pueblo,  del pueblo y para el pueblo.

La ley de Reforma Agraria firmada  el 17 de mayo de 1959,  por el Primer Ministro del Gobierno Revolucionario Fidel Castro Ruz, marcaba la ruta y el absoluto distanciamiento del modelo imperante de terratenientes feudales minoritariamente cubanos, y de las grandes empresas transnacionales estadounidense. A partir de allí se  desencadenó una política imperial contra Cuba y su gobierno, en todos los terrenos desde el orden económico técnico, político y militar, subversivo y de aislamiento diplomático y de un brutal y genocida bloqueo económico y comercial que aún perdura y que, se anuncia por el actual gobierno de Donald  Trump,  se arreciará.

Pero Trump y sus aliados deben saber que todos esos planes hasta el año 2000, que incluyeron la organización y preparación de más de  634 intentos conspirativos y criminales contra la Revolución  y especialmente contra el  Comandante en Jefe Fidel Castro y otros dirigentes de la Revolución, fueron descubiertos denunciados y oficialmente verificados, luego de las desclasificaciones que ha  realizado el propio gobierno de Estados Unidos, en tiempo tan temprano como  el 23 de abril de 1967,   el inspector general de la CIA J.S. Earman, entregó un informe oficial  que daba a conocer que hasta esa fecha hubo 8 proyectos de asesinato contra Fidel Castro Ruz. Todas esas políticas han fracasado y todas están llamadas a fracasar.

De 1959 a 1976  el gobierno revolucionario  cubano era producto de una revolución triunfante, cuyas leyes revolucionarias beneficiaron al pueblo, leyes de Reforma Agraria, nacionalización de empresas extranjeras y  recuperación de nuestras modestas industrias. Reforma urbana, nacionalización de la educación,  la salud y en el orden social la búsqueda más cercana a la igualdad social,  eliminación de la discriminación racial, de sexo y se le dio a la mujer el papel que le corresponde en una sociedad socialista, los datos actuales en la composición de nuestro Parlamento así lo expresa, el 53,22 % diputadas y de ellas 179 son delegadas de circunscripciones de base, de 31 miembro del  Consejo de Estado 15 son mujeres. En el Consejo de Ministro y en los gobiernos municipales y provinciales, están  bajo la dirección mayoritariamente de compañeras.

Son cambios insoslayables y de esos cambios,  no aparecen en ninguna de las informaciones que se publican,  los ignoran. La Revolución está en permanentes cambios, lo cual no quiere decir que somos perfectos, hay muchos errores cometidos anteriormente y sobre ellos se ha ido aprendiendo y erradicando,  pero aún falta mucho por solucionar, como lo es  la preocupante burocracia estatal, corrupción, y otros males asociados a estos efectos colaterales que surgen en diversos momentos históricos y en medio de una lucha y una resistencia heroica de nuestro pueblo y que serán combatidas con la participación popular y la conducción del  Partido, las organizaciones sociales y la ejecutoria del Estado y Gobierno.

Debe tenerse presente las políticas que nos impone nuestro enemigo principal, cuya vecindad a 90 millas tiene como objetivo eliminar las conquistas económicas, políticas y sociales  de las que hoy goza nuestra nación y sobre todo  la independencia y soberanía que será siempre la bandera a defender en cualquier terreno, a pesar de que Cuba siempre ha estado dispuesta, a mantener, con Estado Unidos una relación normal en el marco del respeto mutuo a nuestra independencia y soberanía, la colaboración y el entendimiento de que tenemos diferencias, pero que podemos trabajar constructivamente, porque no somos enemigos del pueblo estadounidense, ni de muchos sectores políticos y sociales que sienten que la política de sus gobiernos es equivocada respecto a Cuba y claman por unas relaciones que beneficien a ambos pueblos.

Como el  brillantemente discurso y la contundente réplica al vicepresidente Mike Pence , hizo nuestro canciller Bruno Rodríguez en la llamada  Cumbre de las Américas, el pasado 13 y 14 de abril en Lima, Perú.  Y la dura  respuesta  de la joven Midia Julia Brossar Oris,  vicepresidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) cuando enfrentó al empleado del Departamento de Estado con el cargo de Secretario General de la OEA, el corrupto uruguayo Luis Almagro, quien por la puerta trasera tuvo, como todos los cobardes y traidores, que abandonar la sala, con  los mercenarios que había traído de Miami para denigrar de Cuba. 

El señor Luis Almagro declaró, públicamente, que con la asunción de Díaz-Canel se confirmaba una dictadura en Cuba.

Almagro no puede hablar de dictadura en Cuba, donde la seguridad ciudadana es una de sus mayores conquistas, donde no hay un solo desparecido, no hay asesinatos político,  ni torturados y  los que dicen que se exilian en Estado Unidos alegando que son perseguidos políticos vienen semestral o anualmente a vacacionar a las playas cubanas.  Sin embargo, Almagro calla con su silencio cómplice los crímenes brutales que se cometen en nuestros países latinoamericanos, contra dirigente social y de izquierda.  

En Cuba, la nueva dirección del Estado y Gobierno continuará la senda  iniciada en 1959 y naturalmente tendrá grandes retos que enfrentar en el campo económico,  temas como la unificación de la moneda, los problemas salariales y  precios, las  inversiones y la implementación de la política económica aprobada por el  6to y 7mo Congreso del Partido, pero esos retos serán encarados y solucionados,  como dijo Fidel, Revolución es cambiar lo que tenga que ser cambiado, y para ello esa nueva dirección tendrá el apoyo irrestricto del Partido, las organizaciones sociales y el pueblo. El Primer Secretario del Partido,  Raúl Castro Ruz, dejó muy claro este principio cuando en el discurso de clausura dijo: “Para que no le quede duda deseo enfatizar que el Partido Comunista de Cuba, empezando por el Primer Secretario del Comité Central, apoyará y respaldará resueltamente al nuevo Presidente de los Consejos de Estado y Ministro en el ejercicio de sus atribuciones constitucionales, contribuyendo a salvaguardar nuestra arma más importante: la unidad de todos los revolucionarios”.

En su discurso, Raúl, también dejó muy clara la posición de nuestro país, respecto a  nuestra política solidaria, internacionalista y sobre todo unitaria, de una “América Latina y Caribeña unida dentro de la diversidad para ejercer nuestros derechos, incluido adoptar el sistema político, económico, social y cultural que decidan nuestros pueblos, según reza la  Proclama de la América Latina  y el Caribe como Zona de Paz, aprobada por los Jefes de Estado y Gobiernos en la II Cumbre de la CELAC en La Habana, Cuba”. Esa es la ruta que lideró Fidel y continuó Raúl.

Claro que se trata de transición, cambios y continuidad, pero no transición al pasado, a un modelo neoliberal, claro que no.    Si le dice  a un cubano que una  transición al pasado lo llevaría a  pagar por sus servicios médicos e inscribirse y pagar a una empresas de seguro de salud que le cubre mínima  atención médica, como existe en  casi todos los países latinoamericanos, le dirán que NO quieren esa transición,  si usted le dice que sus hijos tienen que pagar la educación desde preescolar hasta  la  universidad le dirán que NO, porque en Cuba esas conquistas revolucionarias son gratis. Más de 125 mil jóvenes cursan hoy  estudios universitarios ningún padre tiene que pagar por su formación profesional.  2 Millones 600 mil niños de primaria tienen sus escuelas y profesores, ninguno está debajo de un semáforo en las calles pidiendo unos centavos para comer, como sucede en la mayoría de hoy en nuestros países hermanos de América Latina, Argentina,  Brasil, Chile, Perú, Colombia, México, Paraguay, Honduras, Guatemala,  son expresiones claras y vergonzosas del modelo neoliberal impuesto por el imperio y aceptado por los gobiernos corruptos y lacayos de Estados Unidos.

La transición, cambios y continuidad en Cuba van de la mano de una Revolución Socialista para fortalecerla, transición para mejorar y perfeccionar el socialismo próspero y sostenible, cambios para cambiar lo que no se corresponde con lo que la sociedad necesita y continuidad porque hoy  por hoy seguiremos el camino trazado por una dirección histórica liderada por Fidel, continuada fielmente por Raúl y ahora bajo la conducción de nuestro nuevo presidente Miguel Díaz Canel, que al igual que Fidel y Raúl, no es un Presidente representativo. No, es un Presidente que se debe al consenso, consulta y aprobación democrática del Consejo de Estado de sus 31 miembros y sometidas las propuestas y decisiones de Estado y Gobierno a la Asamblea Nacional  del Poder Popular, a sus 605 diputados, órgano supremo de Dirección del Estado y Gobierno.

Es un sistema  parlamentario, cuyo mandato viene desde la base y cuyos componentes de base representan en el 47.4 % la composición por edad de 18 a 35 años suman el 13.2 % y el 87,6 % de los diputados que nacieron después del triunfo de la Revolución. Ningún diputado cobra salario por ser diputado, su salario es el mismo que devenga en sus funciones normales como profesional, empleado público y  el 32.39 % se encuentran  vinculados directamente   a la producción y lo servicios. Solamente cuando tiene reuniones de sus Comisiones  y durante las legislaturas sus salarios se le abonan   por su centro de trabajo.

Las informaciones, totalmente manipuladas, comentan,, “Díaz Canel será el sustituto de Raúl Castro quien asumió la presidencia por la renuncia de su hermano Fidel por razones de enfermedad”, o sea como si fuera una dinastía o monarquía como las que existen en Europa y el Medio Oriente, es la matriz  mediática que han venido sembrando hace tiempo.  No, error, Raúl ocupó ese cargo porque así lo expresa la Carta  Magna, en su condición de Vice- presidente primero,  por sus grandes méritos revolucionarios combatiendo a la dictadura de Batista desde el mismo 10 de marzo de 1952, combatiente del Moncada, expedicionario del Granma, fundador del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra y fundador y máximo jefe del Segundo Frente Oriental Frank País donde dirigió varias columnas rebeldes y la toma  militar de prácticamente todo el norte oriental y la conformación de un pequeño Estado en esa zona liberada, y luego en la consolidación de la Revolución como ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba,  por su prestigio,  autoridad,  ética y moral, que lo respaldan, aunque se sabe que obviamente el amor y cariño por su hermano Fidel es incuestionable, pero no el que le dio  el beneficio de ejercer la presidencia por razones filiales.

La otra perla de las noticias sobre lo acontecido el pasado 19 de abril, en la asunción del nuevo Presidente, obviamente totalmente manipulado, es que el Presidente, según ellos,  “será solo una figura decorativa, porque el poder  lo ejercerá  Raúl Castro en su condición de Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y  será él quien tomará  las decisiones en la conducción del país. “  Error,  desconocen  la Constitución Nacional que fue  sometida  el 15 de febrero de  1976  en un referendo popular que el 96.0 % de hombres y mujeres mayores de 16 años en voto libre y secreto la aprobaron  y que  en su  Capítulo I - FUNDAMENTOS POLÍTICOS, SOCIALES Y ECONÓMICOS DEL ESTADO  Y en su artículo 5  expresa: El Partido Comunista de Cuba, vanguardia organizada marxista-leninista de la clase obrera, es la fuerza dirigente de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”.

El Partido Comunista de Cuba es la fuerza dirigente de la sociedad y del Estado  y su conducción política e ideológica basada en el pensamiento martiano y marxista y esa dirección del Partido no decide nada unipersonalmente, todo  es sometido a la discusión de su Buró Político del cual es miembro el hoy  Presidente Díaz -Canel  y los temas   trascendentes y estratégicos  son sometidos a la aprobación del  Comité Central del Partido y trasladados al  Consejo de Estado y a la Asamblea Nacional del Poder Popular.  

No es un Partido electoral y la existencia de un solo partido es el que nos legó José Martí y Pérez, cuando al fundar el Partido Revolucionario Cubano señaló que solo la unidad del pueblo, dirigido por un brazo político único, será la forma de enfrentar al vecino del norte, él había conocido que las diferencias y la falta de unidad en el la guerra de 1868 habían sido graves y negativas para lograr la independencia, también alentadas desde el exterior y en corrientes anexionista , autonomistas e independentistas  existentes también en la guerra de 1895 por eso señalo “Un Partido  con todos y para el bien de todos”.  Ese es el principio fundamental que rige nuestra nación y todo debida y democráticamente establecido por voluntad popular.

Y  reza muy claramente en nuestra Constitución  que nuestra voluntad de que la ley de leyes de la República esté presidida por este profundo anhelo, a fin logrado, de José Martí: "Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea
el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre". 


(
*)  Periodista, politólogo y analista internacional.

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