viernes, 11 de noviembre de 2016

El gran reto de Donald Trump: desestructurar el establishment (9/11/16)



¿Logrará Trump desestructurar el establishment?

Por Ernesto Wong Maestre

"La avalancha informativa sobre el proceso electoral presidencial de los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU) en sus más disimiles modalidades y vertientes políticas, sociales y hasta personales, no hacen sino confirmar que ese país nunca más, al menos por varias décadas, podrá volver a exhibir su modo de vida como un modelo para el mundo. El “american way of life” quedó enterrado en el siglo XXI junto al ALCA y a las pretensiones geopolíticas de volver a ser el gran hegemón mundial".(Wong, 7/11/16)

Así lo reconocen hasta los más conservadores analistas políticos del imperio que lo reafirmarán después de la reciente jornada electoral de este martes 8 en que el magnate Donald Trump se alzó con el triunfo en las elecciones presidenciales, venciendo no solo a la candidata del establishment estadounidense, Hillary Clinton, sino también a los halcones de la guerra antirrusos.

Resulta significativo que Trump ganó la nominación republicana lanzando críticas mordaces a los políticos que han gobernado EE.UU, incluidos los de su partido, y después, durante toda la campaña, Trump se distanció de muchos acuerdos consensuados entre los dos partidos tradicionales que se han disputado y ejercido el poder. Sus críticas personales hacia su contendiente, hacia la inmigración mexicana y el uso del miedo llamando al desastre nacional de no ser electo, entre otros elementos de su discurso, lo ayudaron a catapultarse hacia el éxito.

Si se observa detenidamente todo su discurso crítico, Trump trató de demostrar que era un político dispuesto a socavar las bases de entendimiento entre la sociedad y las élites del sistema político vigente que ha ocasionado tanta pobreza hasta en EE.UU y limitaciones a ese “american way of life” del cual él mismo fue beneficiario. Tampoco fueron casuales sus mofas hacia el guerrerista congresista J.McCain quien se ufanó de haber derrocado al ucraniano V.Yanukovich o las propias críticas contra su adversaria, calificada indirectamente por él como golpista cuando señaló que él no sería un presidente para “derrocar gobiernos”. Por otro lado resultaron muy significativas las opiniones críticas anti Trump de los comentaristas de CNN de raigambre contrarrevolucionaria, Carlos Alberto Montaner y Andrés Openheimer, quienes viendo el ascenso electoral del magnate, pocas horas antes del desenlace electoral, se mostraron hasta irrespetuosos con él. ¿Será que sintieron peligrar sus ingresos provenientes del establishment?.  

El asunto es ver si Trump también seguirá el patrón de los anteriores presidentes creyéndose ser otro enviado del supremo dios o ser el elegido de las megacorporaciones y con ese poder codigno o compensatorio lograr desestructurar el establishment y hacer el milagro de sacar a EE.UU de la crisis estructural en que se encuentra y al menos vuelva a convertirlo en la democracia que soñó Alexis de Tocqueville.

@ProfeWong
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lunes, 7 de noviembre de 2016

El costoso show electoral de Hillary y Donald (7/11/16)



El costoso show electoral de Hillary y Donald

Por Ernesto Wong Maestre

La avalancha informativa sobre el proceso electoral presidencial de los Estados Unidos de Norteamérica en sus más disimiles modalidades y vertientes políticas, sociales y hasta personales, no hacen sino confirmar que ese país nunca más, al menos por varias décadas, podrá volver a exhibir su modo de vida como un modelo para el mundo. El “american way of life” quedó enterrado en el siglo XXI junto al ALCA y a las pretensiones geopolíticas de volver a ser el gran hegemón mundial. Así lo reconocen hasta los más conservadores analistas políticos del imperio.

Hoy la humanidad ve a simple vista como un gran multimillonario llamado Donald Trump, del partido Republicano, lo impusieron en esa organización para quedar de candidato del partido neoconservador, el mismo que lideró el antiesclavista Abraham Lincoln en 1860, el invasor Theodore Roosevelt en 1901, el fraudulento Richard Nixon en los 70 o el mismísimo George W. Bush iniciando los 2000, quien propinó el primer golpe de Estado enmascarado en la historia de la nación norteamericana para crear las mejores condiciones internas que avalaran sus incursiones militares en el Medio Oriente a partir del 2002 después de la destrucción de Yugoslavia por las fuerzas de la OTAN entre 1990 y 1992 cuando este país desaparece como Estado Nación. Trump se distanció, en lo que va de campaña, de acuerdos consensuados entre los dos partidos tradicionales que se han disputado y ejercido el poder en EEUU desde que se fundó como confederación. Sus críticas personales hacia su contendiente, y hacia la inmigración mexicana, desconociendo sus aportes al crecimiento industrial del país y criminalizándola, y el llamado al desastre nacional de no ser electo, lo catapultaron hacia la posibilidad virtual de ser elegido presidente este martes ocho de noviembre, lo que significa aún su carácter virtual, todo un hito, unido a lo ocurrido en el partido demócrata con Bernie Sanders, en la crisis del sistema político del bipartidismo clásico estadounidense, y que en los próximos años dejará de ser un hito para consolidarse como tendencia. 

También el mundo ve con cierto estupor como Hillary Clinton, la primera mujer estadounidense que aspira con grandes posibilidades a la primera magistratura del país, ha ascendido políticamente después que fue la Secretaria de Estado responsable de la debacle que hoy ocurre en el país africano de Libia, destruido y sin control de ninguna fuerza, siendo el país africano de mejores estándares de vida antes de la intervención militar de la OTAN. Y no solo eso, sino que la Clinton fue la negociadora de la entrega del líder Muhamar Al Gadaffi a las fuerzas interventoras para que lo asesinaran después, a cambio, posiblemente, de la aceptación por los principales cabecillas rebeldes de la presencia explotadora de las corporaciones estadounidenses para saquear el petróleo y reconstruir al país destruido por la OTAN. La señora Clinton es la operadora política que el llamado “gobierno en la sombra” o el complejo militar-financiero-comunicacional (CMFC) eligió para manipular económica y psicológicamente a la juventud y a la mujer, organizados en fundaciones o asociaciones civiles, de los países del sur para impulsar y alcanzar sus objetivos de reconquistas geopolíticas, derrocando gobiernos “incómodos” para el imperialismo yanqui, es decir, gobiernos progresistas. Y así lo seguirá tratando de hacer en América Latina.   

Entre esas dos candidaturas que han protagonizado el más caro show electoral estadounidense, estará quien aparezca públicamente conducir al país en los próximos cuatro años que para muchos analistas geopolíticos será la señora Clinton mientras que para analistas de tendencias semiótico políticas será Trump. El problema es que los dos candidatos han coincidido en que el imperio debe seguir rigiendo los destinos de la humanidad –de ahí su empate técnico- por ser los enviados del supremo dios o por ser lo más útil para las mega corporaciones que se han impuesto gobernar al mundo a través de generales experimentados en las guerras del Medio Oriente, estrategas financieros capacitados para quebrar a los adversarios y ejecutivos de cuentas de publicidad especializados en formar la opinión pública de apoyo a cada estrategia imperial, los tres tipos de directivos que en ese CMFC se articulan con sus lacayos del sur para alcanzar los objetivos estratégicos de EEUU.

Hoy, a pocas horas de conocer el resultado electoral estadounidense, sus operadores políticos en Venezuela prefieren seguir haciendo loas a los halcones de la guerra estadounidenses usando la fecha del 11 de noviembre (aniversario de los Veteranos de Guerra yanquis), para fijar su ultimátum golpista contra el gobierno bolivariano de Nicolás Maduro quien no ha hecho más que cumplir con su pueblo e incluso, hasta con el pueblo pobre de Harlem en los Estados Unidos al enviarle parte de su riqueza petrolera para enfrentar, con calefacción de bajo costo, las heladas, ratificando con ello también que el legado de Chávez lo sigue cumpliendo el gobierno de Nicolás Maduro.

@ProfeWong
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La floreciente democracia de la Nicaragua Sandinista (5/11/16)



La floreciente democracia de la Nicaragua Sandinista

Por Ernesto Wong Maestre

A tres años para celebrar el cuarenta aniversario del derrocamiento de la dictadura somocista, la sociedad nicaragüense se apresta este domingo 6 de noviembre a acudir a las elecciones presidenciales en un clima político caracterizado por la masiva participación ciudadana en las obras sociales, económicas y científico-tecnológicas impulsadas por el Gobierno revolucionario sandinista de Daniel Ortega Saavedra, apoyado arduamente por esa gran intelectual orgánica –diría Gramsci- como es Rosario Murillo, quienes han sostenido insistentemente en que su gestión responde a una visión filosófica sintetizada en el modelo “cristiano, socialista y solidario, que promueve la hermandad y la solidaridad, en todos los tiempos, en todos los momentos, y que despierta la conciencia de patria y libertad, es decir, de Patria para tod@s, de Patria donde habitamos tod@s, y donde debemos encontrar los caminos de unión y de fuerza”.(1)
Tal visión es sintomática de la voluntad política del sandinismo, no solo de comprender los ancestros valores culturales del pueblo nica, centroamericano e indomable por naturaleza, como fueron sus ancestros mayas y caribes, sino también de aplicarlos en la vida diaria, desde hacer posible el ascenso a la dirección del Estado Nacional de los diferentes sectores sociales y comunidades del país, hasta garantizar que cada obra a realizar cumpla con el ideario sandinista de “saber convocar y animar a todas las familias nicaragüenses a construir la Patria” mediante la alianza “Nicaragua Triunfa” donde todos y todas deben compartir los esfuerzos, sacrificios y logros, y más que todo, deben creer y vivir esos ideales, valores y principios “cristianos, socialistas y solidarios” con los que el sandinismo ha comenzado a transformar las comarcas, los barrios y las comunidades de toda la Patria Libre por la que han muerto defendiéndola miles de héroes anónimos a lo largo de varios siglos.
¡Cuán plena de riqueza espiritual y de verdades insoslayables ha estado la campaña comunicacional electoral que impulsan Daniel y Rosario! junto a todo ese mundo de la vida –diría Habermas-  “cristiano, socialista y solidario” que le acompañan a diario y que es el real transformador de la sociedad nicaragüense, heredada de esas décadas infames del capitalismo somocista proimperialista aunque también donde se arraigó esa cultura indomable centroamericana con todas sus expresiones culturales locales, fundamento del movimiento de liberación nacional de Nicaragua, como hubiera dicho el héroe guineano Amilcar Cabral.
Rosario Murillo es, ante todo, una luchadora anti somocista de reconocida labor patriótica que desde los ámbitos de la cultura popular fue aportando y uniendo esa riqueza espiritual a la ingente labor estratégica y comunicacional de Ortega con quien comparte la vida familiar.
Hoy vemos en las elecciones un panorama político plural donde se confrontan ideas y proyectos entre los seis candidatos a la presidencia nicaragüense con sus respectivos vicepresidentes, y también entre los candidatos a diputados, pues se elegirán 20 nuevos diputados nacionales, de los cuales 70 son del nivel departamental y regional, mientras 20 deben ser elegidos para integrar el Parlamento Centroamericano.
El más cercano contendor a la fórmula Daniel-Rosario es el hoy ganadero Maximino Rodríguez quien solo alcanza el 8% de la intención de voto contra el 70% que posee el candidato sandinista. Rodríguez formó parte de las fuerzas contrarrevolucionarias que en los 80 causaron tantas muertes pues fueron apoyadas militarmente desde Washington. En esta oportunidad es acompañado para el cargo de vicepresidenta por Martha McCoy, actual directora administrativa del CNEA del Sistema Educativo Nacional.
Los otros partidos solo alcanzan entre 0,8% y 2,3% de intención de voto. Ellos son la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) con su candidato, Saturnino Cerrato, acompañado de Francisca Chow; el Partido Liberal Independiente (PLI) con el odontólogo de profesión, José del Carmen Alvarado, acompañado para la vicepresidencia por la abogada Yadira Ríos; el Partido Conservador (PC) con el candidato Erick Cabezas y su fórmula Virginia Montoya, una educadora arquitecta recién incursa en la contienda política; y el partido Alianza por la República (APRE) liderado por Carlos Canales acompañado por el sindicalista Nilo Salazar.   
El hecho de disponer del setenta por ciento de las preferencias electorales resulta muy significativo para comprender el liderazgo de Daniel Ortega dentro del actual sujeto histórico de la Revolución nicaragüense quien ha cosechado numerosos logros políticos y sociales, sustentados todos por los avances en la economía aún subdesarrollada del país pero en camino hacia su desarrollo sostenible e inclusivo, también logrado a través de diversas alianzas  y decisiones de amplios consensos.
Entre esos avances sociales del último año presidencial se destacan las ciento ochenta mil consultas en clínicas móviles; las ciento sesenta mil atenciones en salud del programa Tod@s con Voz, las inauguraciones de cuatro quirófanos en el hospital Amistad Japón-Nicaragua; las centenares de asambleas, encuentros y conversatorios sobre salud; las inauguraciones de aulas de clases en diversas ciudades; la entrega de miles de bonos productivos alimentarios; más de cincuenta ferias de la economía familiar en todo el país; entrega de kit de riego y de herramientas a familias protagonistas de los comunidades de los distintos programas del ministerio de la Economía Familiar; inversión de dieciséis millones solo en León generadores de 550 empleos directos; mejoramiento de instalaciones deportivas y realizaciones de parques de ferias en las grandes ciudades; suministro de energía eléctrica para 4,500 viviendas de acuerdo con el programa de electrificación, según el cual se aspira a abastecer a más del 90% de las viviendas del país antes de concluir 2016.
Todo ello da sustento a esas opiniones de observadores internacionales que hoy se encuentran acompañando el proceso electoral nicaragüense. Para el líder paraguayo Fernando Lugo, Nicaragua es un caso interesante: "Por lo menos en la región del Cono Sur –dice Lugo- cuando dicen que los gobiernos progresistas están pasando por una crisis creemos que mucho podemos aprender hoy de Nicaragua, donde el proceso nicaragüense es un proceso que se ha consolidado". Por su parte, Pablo Gutiérrez, ex director de Cooperación Electoral de la OEA, consideró este viernes que “Nicaragua está cumpliendo a cabalidad el ritual democrático ininterrumpido de elecciones de un país soberano”. Mientras que el salvadoreño Eugenio Chica, por cinco años presidente de la autoridad electoral del país centroamericano, pone el énfasis en que Nicaragua tiene el prestigio de ser “la nación con mayor participación electoral en la región centroamericana” donde “la gente vota mucho, participa mucho, y eso tiene que ver con la democracia en esta sociedad, donde hay mucho espacio y libertad para que la gente vote y haga suyo el proceso electoral”.(2)
Desde la Venezuela Bolivariana, revolucionaria y chavista, el pueblo acompaña con su saludo y praxis solidaria a la gesta sandinista por construir un mundo mejor, con independencia y por la vía del socialismo.   

@ProfeWong

(1) Rosario Murillo, El corazón del cielo late por las victorias, 14/8/2016. En web "La voz del sandinismo".
(2) Pag web "El Pueblo Presidente".

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