Por Ernesto Wong
Maestre
17 de mayo de 2015
17 de mayo de 2015
Los pueblos
del sur han sido -durante más de cinco
siglos- invadidos, saqueados y
explotados por las potencias del norte. Ha sido una realidad ocultada de miles
de formas y de procedimientos por dichas potencias y en su lugar han mostrado,
descrito a su antojo y poder, y difundido, la “realidad” que más conviene a los
intereses de quien realmente gobierna esas potencias: el Complejo Militar-Financiero-Comunicacional
del norte o imperial (CMFC).
Esta
configuración triádica de orden mundial y naturaleza imperialista centenaria,
surgió desde la propia estructura de poder colonial hegemónica, nacida a fines
del siglo XV, cuando el Vaticano emitió la Bula Papal mediante la cual “legitimó”
el poderío global de España y Portugal y luego sus gobiernos firmaron el
Tratado de Tordesillas en 1494 para comenzar a colonizar las dos partes del
planeta en que dividieron al mundo.
Desde el
mismo momento en que surge la teoría leninista del imperialismo, al iniciarse el
siglo XX se revelan claramente los dos más significativos poderes ejercidos
desde los gobiernos del norte para expoliar a los pueblos del sur: el militar y
el financiero, comprendido este último por Vladimir Ilich Lenin como la fusión del
capital bancario y el industrial; de
manera que hasta el propio Dwigth Eisenhower encubrió la propia realidad cuando
hizo mención en los cincuenta de la existencia de un “complejo
militar-industrial”, cuidándose así de no entrar en contradicción con el poder
financiero ya consolidado y ejercido desde Wall Street.
El tercer
poder del complejo, el comunicacional, aunque es en la segunda mitad del siglo
XX cuando se revela en toda su crudeza y es objeto de crítica en la famosa obra
“Cómo leer al Pato Donald” de Armando Matellart y Ariel Dorfman, ya desde fines
del siglo XVIII la burguesía lo comienza a utilizar para torpedear el
incipiente poder dominante de los revolucionarios en Francia y se lo arrebata al
pueblo, engañándolo con aquello de enfrentar al “régimen de terror” implantado
por los jacobinos.
Este poder
comunicacional llegó a su cúspide recientemente, cuando Estados Unidos lo ejerció
sin ningún reparo ni moral para derrocar al líder libio Muhamad Gadaffi en una combinación de comunicaciones
internacionales y hacia el territorio libio, ilegales y manipuladoras, con
fines de falsear la realidad para poder imponer con más eficacia el poderío
militar y hacer rendir más eficientemente el poderío financiero usado para
organizar a los jóvenes libios despolitizados y para sustraer de las arcas
libias las riquezas acumuladas por ventas de su petróleo. Este fue un caso
típico de articulación de los tres grandes poderes del CMFC que se ejercieron
sincrónicamente para poder apoderarse de medio continente como ha estado
ocurriendo en los últimos cuatro años en África Sahariana o del norte, donde
más de treinta países sufren la intromisión, la injerencia o el
intervencionismo militar imperial de fuerzas públicas y/o ocultas de EEUU,
Francia, Israel, Gran Bretaña, Alemania y algún que otra potencia asiática
enfrentadas a la República Popular China.
Hoy, el
Complejo Militar-Financiero-Comunicacional del imperialismo en tanto trata de
boicotear a los gobiernos progresistas latinoamericanos y caribeños, está
extendiendo el caos social, político, económico y financiero por todo el Medio
Oriente, tratando de desestructurar la cultura nacional de esos pueblos,
provocando guerras civiles mediante el más sanguinario terrorismo que se haya
conocido jamás, y al mismo tiempo reprimiendo a los propios pueblos estadounidense,
francés, inglés o alemán, cada uno a su manera y según las capacidades de
resistencias allí logradas por los actores y movimientos sociales.
No es nada
superficial afirmar, como lo han hecho otros analistas, que la futura guerra entre
el imperialismo y las potencias que van alcanzando los mismos niveles de
desarrollo militar y financiero pero opuestas a usar la fuerza de las armas
para dirimir los conflictos, será realizada en el ciberespacio donde ya dejarán
de ser la colinas o las ciudades a conquistar, sino que serán los satélites a
derribar y los centros cibernéticos a hackear, todo con el último fin de
interrumpir las comunicaciones de los adversarios, entre los mandos y los
ejecutores de las operaciones, tanto militares como financieras.
De manera que la tarea del Sur, a
todas luces, es crear una Organización Defensiva del Sur de carácter
cívico-militar-financiera-comunicacional de naturaleza multipolar pero regida
por un Mando Conjunto del Sur que sea eficaz, es decir, ágil, certero y más
potente, no que emplee los métodos terroristas o avasalladores de las potencias
imperialistas, pero sí las herramientas necesarias para contrarrestarlos con
eficiencia.
Cada día más se revela la necesidad de
los pueblos del Sur de unir las fuerzas civiles con las militares en un haz de
acciones populares, rompiendo los esquemas de distanciamiento sembrados por las
academias imperiales para colocar a los militares como simples peones de la
burguesía y explotar a los pueblos. En los países que hoy disfrutan de ese gran
valor expresado en las ideas “el ejército es el pueblo uniformado”, “la banca
pública al servicio del pueblo” y “los medios
de comunicación en Revolución” ya se va creando el gran escudo defensivo
para enfrentar con éxito al Complejo Militar-Financiero-Comunicacional del
imperialismo que sigue regando al mundo de miseria, muerte y pobreza.
(*)
Docente, investigador y Co-Presidente de TRISOL
@ProfeWong
y Email: wongmaestre@gmail.com
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