lunes, 6 de marzo de 2017

La correlación internacional de fuerzas y el golpe de servicios



CORRELACION INTERNACIONAL DE FUERZAS Y 
GOLPE DE SERVICIOS CONTRA LOS PUEBLOS

Por Ernesto Wong Maestre

Esta reflexión inicia con las condicionantes externas y contextos internacionales más cercanos a los proyectos emancipadores de este hemisferio, en los territorios comprendidos entre el rio Bravo y la Patagonia, para luego precisar algunos rasgos de las actuales relaciones entre potencias que tienen mayor significado para dichos proyectos. Antes de concluir, se hace referencia al proyecto revolucionario de Venezuela en donde se aborda lo que se pueden considerar como algunas necesidades impostergables a satisfacer para enfrentar con éxito el “golpe de servicios” de la burguesía y cumplir con los legados de los Comandantes Fidel y Chávez, dos fuentes imprescindibles, dos genios inseparables, dos hermanos de ideas que dieron el vuelco decisivo a la historia de Nuestra América haciendo ambos lo que Simón Bolívar dejó de hacer.
Las tendencias internacionales de nuestra América (1), la dialéctica de las potencias y las expectativas que generan (2), y el golpe de servicios en Venezuela contra la Revolución Bolivariana en la vía venezolana al socialismo (3) son las tres partes de esta reflexión. Algunas de sus ideas fueron compartidas socialmente por las redes sociales y articuladas aquí para evaluarlas integralmente aunque no con la suficiencia necesaria por haber omitido, por razones obvias de espacio y tiempo, muchas dimensiones de gran significación para la comprensión cabal del tema. 

1) TENDENCIAS INTERNACIONALES EN NUESTRA AMÉRICA

Son variadas las tendencias políticas en el mundo de hoy que resultan de mucho interés para los pueblos amantes de la paz y constructores de sociedades más justas, más independientes y totalmente soberanas para decidir sobre sus destinos. Conocer las tendencias y la correlación de fuerzas que se establece en sus ejes o núcleos, amplía las posibilidades de diseñar estrategias de resistencia o de transformaciones más eficaces y eficientes de parte de nuestros pueblos, en este mundo hegemonizado por el depredador capitalismo que utiliza campañas mediáticas globales para justificar su despilfarro, sus desmanes o confundir a la sociedad civil internacional sobre la realidad de sus adversarios anticapitalistas.   
En América Latina y el Caribe comienza una nueva fase de recuperación de la tendencia política latinoamericano-caribeña hacia el socialismo, definido este por la voluntad y la conciencia colectiva, ante todo de los pueblos conscientemente emancipados y sus líderes más sagaces y valientes que tienen “sentido del momento histórico” y exigen ser tratados y tratar “a los demás como seres humanos". Es el nuevo bloque histórico en desarrollo de sus potencialidades y con características propias en cada país, según sus condiciones concretas e históricas, y al cual se refiere la siguiente parte del artículo.
En Cuba observamos y vivimos junto a ella sus rotundos éxitos ante sus tradicionales enemigos: los gobiernos de los EEUU que de una u otra forma tratan de detener al socialismo cubano en su propio camino, nacido en la Sierra Maestra y consolidado en cada rincón de la Patria; transitado por esa gama de organizaciones populares, políticas y de profesionales a donde se integra más del 99,99% de la población.
Nos regocijamos con la brillante victoria del sandinismo liderado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, una pareja de líderes donde se funde la ética revolucionaria con la estética de la intelectualidad orgánica, socialista a lo nicaragüense, lo cual es motivo del más alto respeto por ser, como en el caso cubano, un proceso surgido desde las propias entrañas culturales de los nicas. Centroamérica vibra con Managua.
Otra gran muestra de recuperación proviene de esta Patria, Venezuela. De ejemplar ha sido el comportamiento de la inmensa mayoría del pueblo venezolano, salvo de esos grupúsculos violentos y saboteadores que financiados por la rancia oligarquía y las agencias del imperialismo estadounidense tratan de alterar la paz y causar terror para detener las transformaciones de las estructuras caducas. Precisamente esos cambios que permitan un nuevo marco institucional orientado al socialismo. Venezuela, como nunca antes, da pasos seguros anticapitalistas y mes tras mes va recuperándose de la crisis financiera petrolera, va organizando mejor a su clase obrera industrial con los Consejos Productivos de los Trabajadores, incentivando a la clase campesina y a los trabajadores de servicios mediante apoyo diverso. Hoy Venezuela se apresta a seguir fortaleciendo políticamente a su sociedad civil en las ideas del Comandante Supremo Hugo Chávez quien abogó insistentemente en la inclusión, la corresponsabilidad en la seguridad de la Nación y en la vía socialista como la más pertinente para consolidar la independencia, afincar las bases del desarrollo sostenible y sustentable para así seguir luchando por el mundo multipolar sin imperialismo y de total armonía con la naturaleza.
A los procesos anteriores se integra el Ecuador de la Revolución Ciudadana que ha venido consolidando la vía ecuatoriana al socialismo caracterizada por construir un poder popular dirigido por una alianza de fuerzas de izquierda en torno a proyectos de bienestar social en los sectores servicios, energía e infraestructura, financiados con las riquezas naturales de la Nación, aunque con un sistema financiero que tiene al dólar como moneda base oficial. Tales particularidades condicionan de una u otra forma el proceso electoral actual donde no participa como candidato el líder Rafael Correa quien ha logrado estabilizar al sistema político ecuatoriano después de varias décadas de ingobernabilidad, pero participa su candidato Lenin Moreno quien lideriza el bloque transformador no capitalista ante el bloque reformista burgués y se encamina a un balotaje victorioso en las próximas semanas pues esos sectores sociales apáticos, descontentos o ingenuos en estas semanas podrán reflexionar mejor y optar por apoyar al único proyecto que se ha volcado a transformar la sociedad, el Estado y la economía del país.
El apoyo popular comunicacional regional, de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) a la Revolución Ciudadana de Ecuador es la tarea internacional más urgente que requiere de mucha creatividad, lógica dialéctica y tecnología digital para llevar la verdad de la Revolución Venezolana al pueblo ecuatoriano y en apoyo a Lenin Moreno, ya que la burguesía quiteña, guayaquileña o de otras ciudades han usado la matriz de la falsa crisis humanitaria o el falso caos en Venezuela para disuadir a los sectores vacilantes o apáticos de votar por el candidato de Alianza País que tanto ha defendido la Patria Grande y la cuna de Simón Bolívar. Defender a Venezuela desde Ecuador es promover la verdad y la justicia.  
Otro tanto espera lograr el líder aymara Evo Morales quien mantiene a Bolivia en la avanzada de las economías latinoamericanas en crecimiento y de las sociedades indígenas de mejores resultados en los índices del Vivir Bien. Morales, con una visión antimperialista, promueve la vía boliviana al socialismo como única garante del total respeto a la Pachamama y a las comunidades de las diversas regiones del altiplano boliviano. Muestra de ello es la periódica gestión de inauguraciones de obras educativas, deportivas y de salud llevada a cabo por Evo hacia esas comunidades que durante siglos fueron invisibilizadas y marginadas por la oligarquía criolla. Por tales razones, su organización, el Movimiento al Socialismo, se apresta a insistir constitucionalmente en la reelección de su presidente quien reúne las condiciones necesarias y suficientes que ancestralmente han reclamado esos pueblos indígenas a sus líderes.           
En el entorno de la Nicaragua Sandinista, se destaca el esfuerzo del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y su pueblo por lograr impulsar la vía salvadoreña al socialismo abriéndose el paso por entre la partidocracia tradicional proyanqui, así como el avance socio político de las fuerzas de izquierda en Costa Rica, Guatemala, Honduras y Panamá, en cada uno con sus particularidades, a pesar de la intensa actividad imperialista por reforzar a sus gobiernos timoratos o corruptos y represivos capitalistas. Más al sur, en torno a la Venezuela Bolivariana, el proceso social de mayor envergadura para la geopolítica latinoamericana y caribeña comprende la totalidad de transformaciones que se dan en Colombia, con todas sus contradicciones generadas por la búsqueda de la paz entre el poder constituyente en armas Farc-EP, el poder constituido de corte capitalista del gobierno de Juan Manuel Santos y otros poderes del Estado, y el complejo poder constituyente civil permeado de la parapolítica y paramilitarismo que ha decidido los resultados de varias elecciones universales en regiones completas.
A su vez, Venezuela es amenazada desde sus frentes amazónico y caribeño por las fuerzas armadas de EEUU en sus diferentes modalidades y con diversos pertrechos de guerra, desde los avanzados radares y satélites, el control de internet en funciones de espionaje, hasta los portaviones y submarinos nucleares acechando el momento más propicio para invadir la tierra más rica en recursos estratégicos y no renovables del norte sudamericano. Tal panorama imperial amenazante es también peligroso para el proceso boliviano y ecuatoriano, y para cuanto gobierno popular surja con fines emancipatorios como los caribeños que integran la ALBA-TCP.
Ya los pueblos comienzan a discernir mejor y tomar posiciones contestatarias ante los “cuentos de hadas” y las falacias de las transnacionales capitalistas de la noticia. “Es nuestra hora”, coincidieron en decir recientemente varios delegados ante el Foro de Sao Paulo, una especie de Internacional Revolucionaria del Siglo XXI.  Es imprescindible para los pueblos latinoamericanos que lo más rápido posible en marzo haya una difusión amplia del documento central del último Foro y sobreponernos más rápidamente a ese impas post-Foro que siempre golpea a los movimientos sociales y partidos de izquierda que parecen carecer de la adecuada organización y control puntual del cumplimiento de todo lo que se acordó en el Foro de dirigentes. Se aprecia que siempre hay mucha preocupación por asistir a esos foros pero poca ocupación de instrumentar aguas abajo, en las bases populares, lo que allí se acuerda. La autocrítica es necesaria en esta época porque es uno de los mejores mecanismos auto reguladores de un sistema socialista. Hay una distorsión estructural que si no la resuelve la izquierda en el poder tendrá que enfrentar caminos drásticos y radicales.
En Venezuela, la dirección de la Revolución decidió profundizar la reorganización del PSUV.  Ese proceso debe constituirse en un ejemplo para toda la humanidad progresista. Las claves indicadas por el líder presidente Nicolás Maduro deben ser estudiadas amplia y organizadamente, en su proyección masiva, viabilidad estructural e impacto sobre los movimientos sociales de la región que enfrentan situaciones complejas y gobiernos demagogos y oportunistas. Más adelante se volverá sobre este punto.  
Al estudio de las tendencias y posiciones políticas anteriores, favorables a la independencia y la soberanía, se deben integrar los actuales procesos políticos de Argentina, Brasil, Paraguay, Perú, Chile y Uruguay. Cada uno presenta sus propias singularidades y correlaciones de fuerzas políticas diferentes entre los principales actores de izquierda y de derecha. Estas últimas con discursos parecidos, caracterizados por usar lenguajes populistas de significados vacíos que a la larga provocan el rechazo mayoritario de la sociedad. En estos países se cohesionan las burguesías, sean parasitarias, oportunistas o financiero-industriales enfocadas principalmente hacia Asia para sofocar con las disímiles herramientas del Estado burgués las rebeliones, protestas o campañas electorales de los partidos y candidatos de izquierda. Con el apoyo dado por los gobiernos estadounidenses de Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama, estas burguesías suramericanas se fortalecieron a partir de usar el poder del Estado y muchos de los gobiernos populares como el del Partido de los Trabajadores de Brasil o el Frente para la Victoria de Argentina establecieron, con alta carga de riesgos, relaciones de apoyo estatal con la burguesía que a la larga se revirtió sobre ellos, hasta ser derrotados electoralmente pese a sus proyectos sociales que no pudieron, aunque lo intentaron, ir más allá de los estrechos marcos del derecho constitucional capitalista. Mención especial merece el Frente Amplio de Uruguay que rodeado de los buitres financieros imperiales y geopolíticos de la región ve limitadas sus posibilidades reales de rebelarse con éxito y salir adelante con su proyecto histórico, el cual va feneciendo entre sus propias fronteras.

2) LA DIALÉCTICA DE LAS POTENCIAS Y LAS EXPECTATIVAS

Sin embargo, el panorama del capitalismo mundial es también preocupante para sus protagonistas dominantes. A pesar de las anunciadas acciones electoreras de Donald Trump contra la República Popular China, el líder chino Xi Jinping y el presidente estadounidense sostuvieron recientemente una conversación telefónica que según el reporte de la agencia Xinhua podría hacer variar los análisis hechos hasta ahora respecto a una inminente guerra entre esas potencias. Ello podría significar que los líderes perciben el debilitamiento económico, financiero y político de EEUU en contraste con el fortalecimiento financiero e industrial de la China socialista que sigue creciendo a un ritmo superior al 7% como lo ha logrado en los últimos cincuenta años, muy contrastante con el 2% estadounidense, en tanto que el aliado principal de la Casa Blanca, Japón, parece que seguirá una política más realista respecto a China aunque no menos capitalista.
El debilitamiento político de Corea del Sur, el misil "nuclear" lanzado por Kim Jong Il que supuestamente amenaza o se defiende de Japón y el fortalecimiento de los aliados de China en Asia muestran parte de la coyuntura favorable para la alianza estratégica China-Rusia y para los gobiernos del ALBA-TCP. Ello tendrá su influencia en las próximas elecciones en Nuestra América si los medios alternativos saben darlo a conocer con la intensidad y significación adecuada, aún cuando de esa situación se favorezcan también esos gobiernos latinoamericanos que redireccionan sus negocios hacia Asia y África como es el caso del gobierno brasileño hacia los países africanos y asiáticos, o el de Perú y el de Argentina que también incrementan sus exportaciones hacia los prominentes países asiáticos. 
A todo esto se agrega el avance de la socialdemocracia europea con la elección de Frank-Walter Steinmeier del SPD como presidente de Alemania a pesar de que inicialmente la poderosa Angela Merkel tenía otra candidata. La fuerte coalición de Steinmeier terminó obligando a la política germana a apoyar al socialdemócrata ya que también ella ve el renovado fortalecimiento del ideal socialista y prefiere la socialdemocracia como adversaria. Por su parte, ya el presidente ruso Vladimir Putin invitó al nuevo Presidente alemán a visitar Rusia pues en las miras de ambos están las elecciones a celebrarse en el próximo septiembre en Alemania mediante las cuales podría regresar al poder del Bundestag la actual oposición socialdemócrata con claras consecuencias para el resto de Europa donde las agrupaciones socialdemócratas son apreciadas como la alternativa al posible avance de los socialistas radicales.
Tal situación acelera, desde cierto ángulo de fuerza y espacio, la desestructuración de la OTAN pues los países europeos enclavados donde floreció la civilización grecolatina y turco-otomana son hoy proclives al ideal socialdemócrata o socialista influido por el pensamiento islámico no fundamentalista. La percepción política de Trump no está ajena a esta tendencia por lo que considera la necesidad de buscar otro nuevo pacto militar transatlántico  que no resulte tan costoso para EEUU y sea más eficaz. Las recientes declaraciones inquietantes del presidente galo Francois Hollande hacia Trump indican el apoyo yanqui a la derecha clásica capitalista francesa para las próximas elecciones aunque también incrementan el sentimiento francés antigringo de estilo degaullista.
Con todo este contexto, la emergente potencia rusa, luego de consolidar su alianza estratégica con China socialista, iniciada formalmente en 1996 con la constitución conjunta del grupo de los Cinco de Shanghai, y avanzar durante las últimas dos décadas junto al gigante asiático con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) para llegar a acordar en 2015 los tratados de cooperación económico, comercial, financiera y monetaria más integracionistas de toda la historia con China, se ha convertido nuevamente en un gran poder de contención para las aspiraciones expansionistas de EEUU en el mundo, precisamente, como aspira la Casa Blanca, expansión a costa de las repúblicas que antes estuvieron integradas con la República Rusa en la extinta URSS o de los países que formaron el denominado Campo Socialista (Polonia, Bulgaria, Rumanía, Hungría, entre otros que aún sobreviven como estados). Sin embargo, el nuevo presidente de EEUU tiene como estrategia política volver a rehacer los lazos rotos con Rusia que en los 90 y primera década de este siglo ambas naciones lograron establecer, presuponiendo que estimulando y reanimando a las fuerzas capitalistas rusas podrá llegar a neutralizar a Putin y su potente partido Rusia Unida, y tratar de colocar en el Kremlin a un presidente comprometido fielmente con el capitalismo y subordinado a la OTAN, como lo es Pietro Poshorenko en Ucrania. De ocurrir ello podría deshacer la alianza chino-rusa.  
Ante este panorama hay que seguir muy de cerca las acciones de las fuerzas del complejo militar-financiero-comunicacional (CMFC) que han llevado a EEUU a la crisis actual. Parte de ellas (lideradas por el equipo de generales curtidos en las invasiones al Medio Oriente) se van reagrupando con más realismo en el equipo de Trump, otras son arrinconadas por el nuevo presidente, y otras han decidido mantener posiciones más agresivas de conquistas de puntos externos para negociar drogas u otro tipo de contrabando al estilo de los cónsules romanos encargados de controlar las provincias de ultramar. Mientras, al interior de EEUU se observan varios procesos sociales contestatarios en marcha. Las protestas masivas en siete grandes ciudades en 2011, el movimiento Occupy Wall Street de 2013, las movilizaciones de afroamericanos de 2014 y 2015, el reciente avance del llamado Calexis (en alusión al Brexit) de 2016, con la recolección, en California, de 25 mil firmas necesarias para convocar un Referendo separatista de la federación yanqui, máxime ahora con Trump quien podría ser comparado con Mijail Gorbachov, o peor, con Boris Yeltsin, en cuanto al papel a desempeñar en la futura desestructuración de la Federación estadounidense, son expresiones de esa galopante tendencia política a implosionar el sistema político estadounidense que ya no garantiza el cumplimiento de las expectativas creadas en la población de la gran superpotencia invencible.  Otras regiones en la perspectiva independentista es la del Valle de Silicón, la de Boston o la de Texas que también podrían aspirar a convertirse en Estados independientes o autónomos de continuar profundizándose la inestabilidad política y la crisis social en EEUU, donde la contradicción anglosajones-latinoamericanos residentes tiende a incrementarse, aún cuando sus élites lleguen a acuerdos. Diversos analistas fijan la fecha de 2030 pero otros señalan el 2022 en que EEUU dejará de ser una federación con un único gobierno. La profecía del Pentágono del mundo dividido en 250 Estados quizás comience a cumplirse por casa.
Una reciente muestra de ello podría ser la elección del dominicano estadounidense Thomas Pérez como nuevo presidente del Partido Demócrata que refuerza la tendencia del avance político de los “hispanos caribeños” en EEUU. Tendencia que se enlaza con el ascenso de la fuerza socioeconómica afroestadounidense, y ambas tratadas de contrarrestar por Trump con su política agresiva y represiva contra los inmigrantes, la cual se suma a las políticas de los cuerpos policiales contra los negros. Otra contradicción en marcha se agudiza entre el gerente presidente Trump y el establishment debido a la corrupción del poder constituido y la fuerza proveniente del poder clásico constituyente de la Federación yanqui que puede acelerar la opción política violenta, hacia un lado o hacia el otro. A ella se agrega que las cabezas de los medios de difusión hegemónicos de EEUU controlados por el establishment continúan siendo golpeados por esa fuerza política o el cierto bloque de poder que respalda a Trump quien ha priorizado la atención sobre la dinámica doméstica aunque lanzando zarpazos contra las fuerzas que obstaculizan el avance del capitalismo clásico en lo externo. Su oposición a la globalización contrasta claramente con el llamado de Jinping a hacer florecer más la globalización.
De los aliados externos de EEUU, valga mencionar la continua erosión del poder del bloque formado por las monarquías árabes del Golfo ante el avance de la alianza ruso-china con varias fuerzas político-económicas mediorientales y euroasiáticas donde Irán desempeña un papel de cierto liderazgo en la medida en que ha fortalecido sus bases económico-financieras y sociales en la región, y las potencias occidentales no han tenido la fuerza para detener sus avances nucleares que han alcanzado un nuevo hito con el recién acuerdo nuclear ruso-iraní. El desgaste militar y financiero aislado de Arabia Saudita en su guerra contra Yemen es solo otra muestra de la erosión de la unidad de las monarquías del Golfo y del avance de la resistencia interna de estos pueblos árabes marginados o excluidos de las riquezas petroleras de la región.

3) ANTE EL GOLPE DE SERVICIOS,  CONVERTIR EL REVES EN VICTORIA

Frente a todo ese mundo, en intenso dinamismo, con tendencias favorables a los fines independentistas y soberanistas de los pueblos pero también con tendencias opuestas de gran magnitud, analistas militantes de izquierda consideran que resulta necesaria la organización y la preparación más profunda de toda la clase trabajadora para el combate permanente contra quienes pretenden volver a explotarla sin límites y en completa unión cívico-militar que son las propiedades más disuasivas para enfrentar con éxito la estrategia imperial de contrarrestar la ofensiva revolucionaria de los pueblos latinoamericanos iniciada desde el mismo comienzo de este siglo.
Estamos en una “guerra no convencional”, más por los instrumentos y vías utilizadas que por los principios que rigen toda guerra. También se dice “guerra económica” porque es más digerible para la comprensión del pueblo consumidor de bienes y servicios, pero a veces los voceros intermedios y los reporteros omiten quién es el protagonista agresor e iniciador de esa guerra. Falla imperdonable. Ante tal escenario el pueblo se confunde, también por la demagogia burguesa que aprovecha esa carencia y apunta contra el gobierno revolucionario acusándolo de ser el causante de ella. Sin embargo, tanto el Comandante Chávez como el presidente Maduro han mencionado clara y tajantemente a la burguesía parasitaria como la protagonista de la agresión económico-financiera para diferenciarla de esos sectores empresariales, capitalistas pero dispuestos a integrarse a la avalancha revolucionaria desde sus trincheras de generación de utilidades compartidas. Son nuevas realidades que requerirán muchos estudios y nuevas estrategias de gobierno y comunicativas con el pueblo, del pueblo y para el pueblo que es quien decide.
El periodismo revolucionario no debe tener reparo en llamar burguesía parasitaria por su nombre a los que se oponen con el poder económico y no quieren tener obstáculos al explotar a las y los trabajadores. No es un calificativo peyorativo sino un sustantivo histórica y concretamente determinado. Así los nuevos comunicadores contribuirán a hacer la obra revolucionaria más nítida, viable y significativa pues del lado del periodismo desestabilizador hay un trabajo formativo de alto financiamiento llevado cabo por organizaciones expertas en preparar a periodistas inmorales y faltos de ética en crear condiciones mediáticas para desencadenar y luego “cubrir” las llamadas “revoluciones de colores” o “primaveras” o los “cambios de régimen” donde les plazca a las potencias imperiales.
En verdad, sea una  u otra la denominación, las operaciones violentas contrarrevolucionarias por afectar el consumo de alimentos, medicinas o artículos de limpieza han sido realizadas en la esfera de los servicios, más que en la esfera de la producción nacional, la cual siempre fue insuficiente aunque de buena calidad. Son los servicios comerciales, de transportación, de seguros, bancarios, aduanales, portuarios, telefónicos, viales, financieros monetarios, entre otros, los que han sido boicoteados y manipulados al antojo capitalista, incrementando más la debilidad productiva del país, y para entorpecer y golpear la vía venezolana al socialismo.
Es el golpe de servicios el que está en marcha desde hace varios años y tanto Chávez como Maduro lo han enfrentado y lo han neutralizado cada vez más pero, es cierto, debemos avanzar raudos y veloces cada vez a mayor ritmo porque el imperialismo no escatima medios para tratar de apoderarse de los ricos recursos de Venezuela.  
Ante este continuado golpe de servicios debemos desarrollar diversas estrategias sobre la base de tres principios claves: a) defender creativamente las posiciones concretas alcanzadas en lo político, económico y comunicacional y avanzar con mayor democracia y dinamismo en la construcción de decisiones colectivas; b) no distribuir las fuerzas hacia donde no ataca el enemigo sino concentrarlas en los puntos claves de nuestro éxito que son los atacados por el adversario lacayo pro imperial y contragolpearlo donde se les disminuya su poder de financiamiento y de acción; y c) diferenciar sistemáticamente las posibles acciones reales enemigas de las escaramuzas que él hace para distraer nuestras fuerzas y acumular fuerzas para la riposta certera tanto interna como internacionalmente. Son 3 principios (entre otros) a tener presente en toda esta guerra de la burguesía parasitaria contra el pueblo, pues lo que varia son sus contenidos concretos en cuanto a los objetivos, estrategias y recursos. Ahí en esa visión estratégica está el legado de Chávez.
La reorganización del PSUV antes mencionada, como estrategia para la construcción del socialismo, debe poseer también mecanismos de auto regulación efectivos, entre los cuales uno de ellos es poder garantizar la convocatoria masiva de militantes que ronda los seis millones para las reuniones reorganizativas de base que deben ser fijadas en horas no laborables, una por semana y controladas sus asistencias y ausencias justificadas, no solo por la cercanía de los procesos electorales, sino como una elemental medida de control partidista. Otro elemento a eliminar es la potestad (de excluir de esas reuniones reorganizadoras) a quienes ejercen irresponsablemente esa posibilidad, creyendo que son los únicos con derecho a decidir quién es y quien no es militante del PSUV y hasta han eliminado de sus bases digitalizadas a militantes que tienen una vida política activa a nivel de los centros de trabajo o estudio. Si las responsabilidades de base del PSUV las asumen solo los que no trabajan, el universo de conocimientos políticos y gubernamentales es tan limitado que resultarán improcedentes y faltas de contenido sustantivo las reuniones que dirijan esos dirigentes. Sobre todo por la fuerza y estrategias usadas por el enemigo de clase. Convocar organizada, publica y viablemente a la militancia y no excluir por excluir son dos premisas necesarias para reorganizar el PSUV.
El adversario ha buscado por todos los medios hacernos caer en la guerra interna pero no lo ha logrado ni lo logrará. Por ello es por lo que  una revolución social como la venezolana nunca ha dejado de crear aunque no siempre hemos sabido consolidar lo creado porque el subsistema o ley autorreguladora de la Revolución ha funcionado limitadamente. Ha podido auto-regularse pero no siempre con la organización adecuada para siempre avanzar y cumplir con las expectativas sociales que el propio sistema o la totalidad alcanzada van generando. Todos debemos crear más conciencia sobre el tema de los servicios y no solo de la producción pues la Revolución (al sacar tanta población de la pobreza y darle acceso a las grandes ciudades) debe obligar y crear condiciones suficientes a sus administraciones ministeriales, estadales y municipales a incrementar correspondientemente a la nueva demanda sus ofertas de servicios. Y no se ha hecho en la magnitud requerida, por lo que a diario se generan muchas quejas y reclamos por la demanda masiva que excede a la limitada oferta. La mejoría de los servicios es condición sine qua nom para la potenciación de la producción. Es una clave del legado de Chávez en la vía venezolana al socialismo ya que la economía de Venezuela está fundamentada en más del 80% en los servicios.
Ese factor contradictorio fue uno de los que golpeó duramente al proyecto del Partido de los Trabajadores durante la presidencia de Dilma Rousseff en Brasil y del Frente para la Victoria de Cristina Fernández en la  Argentina e incidió en ese segmento social despolitizado que anda de un lado para otro solamente pensando en  sí mismo y no en la colectividad pero que es un votante decisivo en estos procesos de la llamada “via pacífica al socialismo”. Todo ello lo han estudiado hábilmente los laboratorios del imperio. El que lo dude debería estudiar detenidamente algunos discursos y medidas internas y de política exterior de los actuales presidentes y encontrará algunas claves de las debilidades de sus contrincantes en las cuales ellos y sus sectores oligárquicos burgueses están incidiendo para rehegemonizar porque en esta fase que se abrió desde 2009-2010 el factor "criollo" es concebido por el Pentágono y las agencias gringas como insustituible. Por ello el imperio utilizó la estrategia de compartir más beneficios y también hacer más presión a las burguesías locales para mantener sus lealtades o su apego a la línea recolonizadora, usando desde el soborno y el chantaje hasta la amenaza de confiscar o congelar sus bienes en Estados Unidos o retirarles la visa si no acceden a hacer lo que necesitan sus megacorporaciones o transnacionales. 

Forman parte de esa autorregulación necesaria del sistema revolucionario, tanto los mecanismos de corrección de fallas y de control, como los mecanismos de evaluación, de comunicación y de sustitución oportuna de los gerentes ineptos e incapaces,  o de formación de cuadros dirigentes gerenciales revolucionarios. Ahí ha habido un desfase que explica el indeciso nivel de aceptación de parte de esa porción de pueblo aún desconcientizado o la molestia de otra parte del pueblo joven desconocedor o inexperto de los desmanes de la IV República. El desfase radica en el limitado o parcializado cumplimiento de esa ley clave de nuestro sistema llamado socialismo bolivariano para que realmente sea viable en los tiempos que nos impone el poderoso enemigo en crisis.
Ante el golpe de servicios hay que ser dialécticos, hay que saber y poder convertir el revés en victoria.

@ProfeWong

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