CORRELACION INTERNACIONAL DE FUERZAS Y
GOLPE DE SERVICIOS CONTRA LOS PUEBLOS
Por Ernesto Wong Maestre
Esta
reflexión inicia con las condicionantes externas y contextos internacionales
más cercanos a los proyectos emancipadores de este hemisferio, en los
territorios comprendidos entre el rio Bravo y la Patagonia, para luego precisar
algunos rasgos de las actuales relaciones entre potencias que tienen mayor
significado para dichos proyectos. Antes de concluir, se hace referencia al
proyecto revolucionario de Venezuela en donde se aborda lo que se pueden
considerar como algunas necesidades impostergables a satisfacer para enfrentar
con éxito el “golpe de servicios” de la burguesía y cumplir con los legados de
los Comandantes Fidel y Chávez, dos fuentes imprescindibles, dos genios
inseparables, dos hermanos de ideas que dieron el vuelco decisivo a la historia
de Nuestra América haciendo ambos lo que Simón Bolívar dejó de hacer.
Las
tendencias internacionales de nuestra América (1), la dialéctica de las
potencias y las expectativas que generan (2), y el golpe de servicios en
Venezuela contra la Revolución Bolivariana en la vía venezolana al socialismo
(3) son las tres partes de esta reflexión. Algunas de sus ideas fueron compartidas
socialmente por las redes sociales y articuladas aquí para evaluarlas
integralmente aunque no con la suficiencia necesaria por haber omitido, por
razones obvias de espacio y tiempo, muchas dimensiones de gran significación para
la comprensión cabal del tema.
1) TENDENCIAS
INTERNACIONALES EN NUESTRA AMÉRICA
Son variadas las tendencias políticas en el mundo de hoy
que resultan de mucho interés para los pueblos amantes de la paz y
constructores de sociedades más justas, más independientes y totalmente
soberanas para decidir sobre sus destinos. Conocer las tendencias y la
correlación de fuerzas que se establece en sus ejes o núcleos, amplía las
posibilidades de diseñar estrategias de resistencia o de transformaciones más
eficaces y eficientes de parte de nuestros pueblos, en este mundo hegemonizado
por el depredador capitalismo que utiliza campañas mediáticas globales para
justificar su despilfarro, sus desmanes o confundir a la sociedad civil
internacional sobre la realidad de sus adversarios anticapitalistas.
En América Latina y el Caribe comienza una nueva fase de
recuperación de la tendencia política latinoamericano-caribeña hacia el
socialismo, definido este por la voluntad y la conciencia colectiva, ante todo
de los pueblos conscientemente emancipados y sus líderes más sagaces y
valientes que tienen “sentido del momento histórico” y exigen ser tratados y
tratar “a los demás como seres humanos". Es el nuevo bloque histórico en
desarrollo de sus potencialidades y con características propias en cada país,
según sus condiciones concretas e históricas, y al cual se refiere la siguiente
parte del artículo.
En Cuba observamos y vivimos junto a ella sus rotundos
éxitos ante sus tradicionales enemigos: los gobiernos de los EEUU que de una u
otra forma tratan de detener al socialismo cubano en su propio camino, nacido
en la Sierra Maestra y consolidado en cada rincón de la Patria; transitado por
esa gama de organizaciones populares, políticas y de profesionales a donde se
integra más del 99,99% de la población.
Nos regocijamos con la brillante victoria del sandinismo
liderado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, una pareja de líderes donde se
funde la ética revolucionaria con la estética de la intelectualidad orgánica, socialista
a lo nicaragüense, lo cual es motivo del más alto respeto por ser, como en el
caso cubano, un proceso surgido desde las propias entrañas culturales de los
nicas. Centroamérica vibra con Managua.
Otra gran muestra de recuperación proviene de esta Patria,
Venezuela. De ejemplar ha sido el comportamiento de la inmensa mayoría del
pueblo venezolano, salvo de esos grupúsculos violentos y saboteadores que
financiados por la rancia oligarquía y las agencias del imperialismo
estadounidense tratan de alterar la paz y causar terror para detener las
transformaciones de las estructuras caducas. Precisamente esos cambios que
permitan un nuevo marco institucional orientado al socialismo. Venezuela, como
nunca antes, da pasos seguros anticapitalistas y mes tras mes va recuperándose
de la crisis financiera petrolera, va organizando mejor a su clase obrera
industrial con los Consejos Productivos de los Trabajadores, incentivando a la
clase campesina y a los trabajadores de servicios mediante apoyo diverso. Hoy
Venezuela se apresta a seguir fortaleciendo políticamente a su sociedad civil
en las ideas del Comandante Supremo Hugo Chávez quien abogó insistentemente en
la inclusión, la corresponsabilidad en la seguridad de la Nación y en la vía
socialista como la más pertinente para consolidar la independencia, afincar las
bases del desarrollo sostenible y sustentable para así seguir luchando por el
mundo multipolar sin imperialismo y de total armonía con la naturaleza.
A los procesos anteriores se integra el Ecuador de la
Revolución Ciudadana que ha venido consolidando la vía ecuatoriana al
socialismo caracterizada por construir un poder popular dirigido por una
alianza de fuerzas de izquierda en torno a proyectos de bienestar social en los
sectores servicios, energía e infraestructura, financiados con las riquezas naturales
de la Nación, aunque con un sistema financiero que tiene al dólar como moneda
base oficial. Tales particularidades condicionan de una u otra forma el proceso
electoral actual donde no participa como candidato el líder Rafael Correa quien
ha logrado estabilizar al sistema político ecuatoriano después de varias
décadas de ingobernabilidad, pero participa su candidato Lenin Moreno quien
lideriza el bloque transformador no capitalista ante el bloque reformista
burgués y se encamina a un balotaje victorioso en las próximas semanas pues
esos sectores sociales apáticos, descontentos o ingenuos en estas semanas
podrán reflexionar mejor y optar por apoyar al único proyecto que se ha volcado
a transformar la sociedad, el Estado y la economía del país.
El apoyo popular comunicacional regional, de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) a la Revolución
Ciudadana de Ecuador es la tarea internacional más urgente que requiere de mucha
creatividad, lógica dialéctica y tecnología digital para llevar la verdad de la
Revolución Venezolana al pueblo ecuatoriano y en apoyo a Lenin Moreno, ya que
la burguesía quiteña, guayaquileña o de otras ciudades han usado la matriz de
la falsa crisis humanitaria o el falso caos en Venezuela para disuadir a los sectores
vacilantes o apáticos de votar por el candidato de Alianza País que tanto ha
defendido la Patria Grande y la cuna de Simón Bolívar. Defender a Venezuela
desde Ecuador es promover la verdad y la justicia.
Otro tanto espera lograr el líder aymara Evo Morales quien
mantiene a Bolivia en la avanzada de las economías latinoamericanas en
crecimiento y de las sociedades indígenas de mejores resultados en los índices
del Vivir Bien. Morales, con una visión antimperialista, promueve la vía
boliviana al socialismo como única garante del total respeto a la Pachamama y a
las comunidades de las diversas regiones del altiplano boliviano. Muestra de
ello es la periódica gestión de inauguraciones de obras educativas, deportivas
y de salud llevada a cabo por Evo hacia esas comunidades que durante siglos
fueron invisibilizadas y marginadas por la oligarquía criolla. Por tales
razones, su organización, el Movimiento al Socialismo, se apresta a insistir
constitucionalmente en la reelección de su presidente quien reúne las
condiciones necesarias y suficientes que ancestralmente han reclamado esos
pueblos indígenas a sus líderes.
En el entorno de la Nicaragua Sandinista, se destaca el
esfuerzo del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y su pueblo por
lograr impulsar la vía salvadoreña al socialismo abriéndose el paso por entre
la partidocracia tradicional proyanqui, así como el avance socio político de
las fuerzas de izquierda en Costa Rica, Guatemala, Honduras y Panamá, en cada
uno con sus particularidades, a pesar de la intensa actividad imperialista por
reforzar a sus gobiernos timoratos o corruptos y represivos capitalistas. Más
al sur, en torno a la Venezuela Bolivariana, el proceso social de mayor
envergadura para la geopolítica latinoamericana y caribeña comprende la
totalidad de transformaciones que se dan en Colombia, con todas sus
contradicciones generadas por la búsqueda de la paz entre el poder
constituyente en armas Farc-EP, el poder constituido de corte capitalista del
gobierno de Juan Manuel Santos y otros poderes del Estado, y el complejo poder
constituyente civil permeado de la parapolítica y paramilitarismo que ha decidido
los resultados de varias elecciones universales en regiones completas.
A su vez, Venezuela es amenazada desde sus frentes
amazónico y caribeño por las fuerzas armadas de EEUU en sus diferentes
modalidades y con diversos pertrechos de guerra, desde los avanzados radares y
satélites, el control de internet en funciones de espionaje, hasta los
portaviones y submarinos nucleares acechando el momento más propicio para
invadir la tierra más rica en recursos estratégicos y no renovables del norte
sudamericano. Tal panorama imperial amenazante es también peligroso para el
proceso boliviano y ecuatoriano, y para cuanto gobierno popular surja con fines
emancipatorios como los caribeños que integran la ALBA-TCP.
Ya los pueblos comienzan a discernir mejor y tomar
posiciones contestatarias ante los “cuentos de hadas” y las falacias de las
transnacionales capitalistas de la noticia. “Es nuestra hora”, coincidieron en
decir recientemente varios delegados ante el Foro de Sao Paulo, una especie de
Internacional Revolucionaria del Siglo XXI.
Es imprescindible para los pueblos latinoamericanos que lo más rápido
posible en marzo haya una difusión amplia del documento central del último Foro
y sobreponernos más rápidamente a ese impas post-Foro que siempre golpea a los
movimientos sociales y partidos de izquierda que parecen carecer de la adecuada
organización y control puntual del cumplimiento de todo lo que se acordó en el
Foro de dirigentes. Se aprecia que siempre hay mucha preocupación por asistir a
esos foros pero poca ocupación de instrumentar aguas abajo, en las bases
populares, lo que allí se acuerda. La autocrítica es necesaria en esta época
porque es uno de los mejores mecanismos auto reguladores de un sistema
socialista. Hay una distorsión estructural que si no la resuelve la izquierda
en el poder tendrá que enfrentar caminos drásticos y radicales.
En Venezuela, la dirección de la Revolución decidió
profundizar la reorganización del PSUV.
Ese proceso debe constituirse en un ejemplo para toda la humanidad
progresista. Las claves indicadas por el líder presidente Nicolás Maduro deben
ser estudiadas amplia y organizadamente, en su proyección masiva, viabilidad
estructural e impacto sobre los movimientos sociales de la región que enfrentan
situaciones complejas y gobiernos demagogos y oportunistas. Más adelante se
volverá sobre este punto.
Al estudio de las tendencias y posiciones políticas
anteriores, favorables a la independencia y la soberanía, se deben integrar los
actuales procesos políticos de Argentina, Brasil, Paraguay, Perú, Chile y
Uruguay. Cada uno presenta sus propias singularidades y correlaciones de
fuerzas políticas diferentes entre los principales actores de izquierda y de
derecha. Estas últimas con discursos parecidos, caracterizados por usar
lenguajes populistas de significados vacíos que a la larga provocan el rechazo
mayoritario de la sociedad. En estos países se cohesionan las burguesías, sean
parasitarias, oportunistas o financiero-industriales enfocadas principalmente hacia
Asia para sofocar con las disímiles herramientas del Estado burgués las
rebeliones, protestas o campañas electorales de los partidos y candidatos de
izquierda. Con el apoyo dado por los gobiernos estadounidenses de Bill Clinton,
George W. Bush y Barack Obama, estas burguesías suramericanas se fortalecieron a
partir de usar el poder del Estado y muchos de los gobiernos populares como el
del Partido de los Trabajadores de Brasil o el Frente para la Victoria de
Argentina establecieron, con alta carga de riesgos, relaciones de apoyo estatal
con la burguesía que a la larga se revirtió sobre ellos, hasta ser derrotados
electoralmente pese a sus proyectos sociales que no pudieron, aunque lo
intentaron, ir más allá de los estrechos marcos del derecho constitucional
capitalista. Mención especial merece el Frente Amplio de Uruguay que rodeado de
los buitres financieros imperiales y geopolíticos de la región ve limitadas sus
posibilidades reales de rebelarse con éxito y salir adelante con su proyecto
histórico, el cual va feneciendo entre sus propias fronteras.
2) LA DIALÉCTICA DE LAS POTENCIAS Y LAS EXPECTATIVAS
Sin embargo, el panorama del capitalismo mundial es también
preocupante para sus protagonistas dominantes. A pesar de las anunciadas
acciones electoreras de Donald Trump contra la República Popular China, el
líder chino Xi Jinping y el presidente estadounidense sostuvieron recientemente
una conversación telefónica que según el reporte de la agencia Xinhua podría
hacer variar los análisis hechos hasta ahora respecto a una inminente guerra
entre esas potencias. Ello podría significar que los líderes perciben el
debilitamiento económico, financiero y político de EEUU en contraste con el
fortalecimiento financiero e industrial de la China socialista que sigue creciendo
a un ritmo superior al 7% como lo ha logrado en los últimos cincuenta años, muy
contrastante con el 2% estadounidense, en tanto que el aliado principal de la
Casa Blanca, Japón, parece que seguirá una política más realista respecto a China
aunque no menos capitalista.
El debilitamiento político de Corea del Sur, el misil
"nuclear" lanzado por Kim Jong Il que supuestamente amenaza o se
defiende de Japón y el fortalecimiento de los aliados de China en Asia muestran
parte de la coyuntura favorable para la alianza estratégica China-Rusia y para los
gobiernos del ALBA-TCP. Ello tendrá su influencia en las próximas elecciones en
Nuestra América si los medios alternativos saben darlo a conocer con la
intensidad y significación adecuada, aún cuando de esa situación se favorezcan también
esos gobiernos latinoamericanos que redireccionan sus negocios hacia Asia y
África como es el caso del gobierno brasileño hacia los países africanos y
asiáticos, o el de Perú y el de Argentina que también incrementan sus
exportaciones hacia los prominentes países asiáticos.
A todo esto se agrega el avance de la
socialdemocracia europea con la elección de Frank-Walter Steinmeier del SPD como
presidente de Alemania a pesar de que inicialmente la poderosa Angela Merkel
tenía otra candidata. La fuerte coalición de Steinmeier terminó obligando a la
política germana a apoyar al socialdemócrata ya que también ella ve el renovado
fortalecimiento del ideal socialista y prefiere la socialdemocracia como
adversaria. Por su parte, ya el presidente ruso Vladimir Putin invitó al nuevo
Presidente alemán a visitar Rusia pues en las miras de ambos están las
elecciones a celebrarse en el próximo septiembre en Alemania mediante las
cuales podría regresar al poder del Bundestag la actual oposición
socialdemócrata con claras consecuencias para el resto de Europa donde las
agrupaciones socialdemócratas son apreciadas como la alternativa al posible
avance de los socialistas radicales.
Tal situación acelera, desde cierto ángulo de fuerza y
espacio, la desestructuración de la OTAN pues los países europeos enclavados
donde floreció la civilización grecolatina y turco-otomana son hoy proclives al
ideal socialdemócrata o socialista influido por el pensamiento islámico no
fundamentalista. La percepción política de Trump no está ajena a esta tendencia
por lo que considera la necesidad de buscar otro nuevo pacto militar transatlántico que no resulte tan costoso para EEUU y sea
más eficaz. Las recientes declaraciones inquietantes del presidente galo
Francois Hollande hacia Trump indican el apoyo yanqui a la derecha clásica
capitalista francesa para las próximas elecciones aunque también incrementan el
sentimiento francés antigringo de estilo degaullista.
Con todo este contexto, la emergente potencia rusa, luego
de consolidar su alianza estratégica con China socialista, iniciada formalmente
en 1996 con la constitución conjunta del grupo de los Cinco de Shanghai, y
avanzar durante las últimas dos décadas junto al gigante asiático con la
Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) para llegar a acordar en 2015 los
tratados de cooperación económico, comercial, financiera y monetaria más
integracionistas de toda la historia con China, se ha convertido nuevamente en
un gran poder de contención para las aspiraciones expansionistas de EEUU en el
mundo, precisamente, como aspira la Casa Blanca, expansión a costa de las repúblicas
que antes estuvieron integradas con la República Rusa en la extinta URSS o de
los países que formaron el denominado Campo Socialista (Polonia, Bulgaria,
Rumanía, Hungría, entre otros que aún sobreviven como estados). Sin embargo, el
nuevo presidente de EEUU tiene como estrategia política volver a rehacer los
lazos rotos con Rusia que en los 90 y primera década de este siglo ambas
naciones lograron establecer, presuponiendo que estimulando y reanimando a las
fuerzas capitalistas rusas podrá llegar a neutralizar a Putin y su potente partido
Rusia Unida, y tratar de colocar en el Kremlin a un presidente comprometido
fielmente con el capitalismo y subordinado a la OTAN, como lo es Pietro
Poshorenko en Ucrania. De ocurrir ello podría deshacer la alianza chino-rusa.
Ante este panorama hay que seguir muy de cerca las acciones
de las fuerzas del complejo militar-financiero-comunicacional (CMFC) que han
llevado a EEUU a la crisis actual. Parte de ellas (lideradas por el equipo de
generales curtidos en las invasiones al Medio Oriente) se van reagrupando con
más realismo en el equipo de Trump, otras son arrinconadas por el nuevo
presidente, y otras han decidido mantener posiciones más agresivas de
conquistas de puntos externos para negociar drogas u otro tipo de contrabando
al estilo de los cónsules romanos encargados de controlar las provincias de
ultramar. Mientras, al interior de EEUU se observan varios procesos sociales
contestatarios en marcha. Las protestas masivas en siete grandes ciudades en
2011, el movimiento Occupy Wall Street de 2013, las movilizaciones de
afroamericanos de 2014 y 2015, el reciente avance del llamado Calexis (en
alusión al Brexit) de 2016, con la recolección, en California, de 25 mil firmas
necesarias para convocar un Referendo separatista de la federación yanqui,
máxime ahora con Trump quien podría ser comparado con Mijail Gorbachov, o peor,
con Boris Yeltsin, en cuanto al papel a desempeñar en la futura desestructuración
de la Federación estadounidense, son expresiones de esa galopante tendencia
política a implosionar el sistema político estadounidense que ya no garantiza
el cumplimiento de las expectativas creadas en la población de la gran
superpotencia invencible. Otras regiones
en la perspectiva independentista es la del Valle de Silicón, la de Boston o la
de Texas que también podrían aspirar a convertirse en Estados independientes o
autónomos de continuar profundizándose la inestabilidad política y la crisis
social en EEUU, donde la contradicción anglosajones-latinoamericanos residentes
tiende a incrementarse, aún cuando sus élites lleguen a acuerdos. Diversos
analistas fijan la fecha de 2030 pero otros señalan el 2022 en que EEUU dejará
de ser una federación con un único gobierno. La profecía del Pentágono del
mundo dividido en 250 Estados quizás comience a cumplirse por casa.
Una reciente muestra de ello podría ser la elección del
dominicano estadounidense Thomas Pérez como nuevo presidente del Partido
Demócrata que refuerza la tendencia del avance político de los “hispanos
caribeños” en EEUU. Tendencia que se enlaza con el ascenso de la fuerza
socioeconómica afroestadounidense, y ambas tratadas de contrarrestar por Trump
con su política agresiva y represiva contra los inmigrantes, la cual se suma a
las políticas de los cuerpos policiales contra los negros. Otra contradicción
en marcha se agudiza entre el gerente presidente Trump y el establishment
debido a la corrupción del poder constituido y la fuerza proveniente del poder
clásico constituyente de la Federación yanqui que puede acelerar la opción
política violenta, hacia un lado o hacia el otro. A ella se agrega que las
cabezas de los medios de difusión hegemónicos de EEUU controlados por el establishment
continúan siendo golpeados por esa fuerza política o el cierto bloque de poder
que respalda a Trump quien ha priorizado la atención sobre la dinámica
doméstica aunque lanzando zarpazos contra las fuerzas que obstaculizan el
avance del capitalismo clásico en lo externo. Su oposición a la globalización
contrasta claramente con el llamado de Jinping a hacer florecer más la
globalización.
De los aliados externos de EEUU, valga mencionar la
continua erosión del poder del bloque formado por las monarquías árabes del
Golfo ante el avance de la alianza ruso-china con varias fuerzas
político-económicas mediorientales y euroasiáticas donde Irán desempeña un
papel de cierto liderazgo en la medida en que ha fortalecido sus bases
económico-financieras y sociales en la región, y las potencias occidentales no
han tenido la fuerza para detener sus avances nucleares que han alcanzado un
nuevo hito con el recién acuerdo nuclear ruso-iraní. El desgaste militar y
financiero aislado de Arabia Saudita en su guerra contra Yemen es solo otra
muestra de la erosión de la unidad de las monarquías del Golfo y del avance de
la resistencia interna de estos pueblos árabes marginados o excluidos de las
riquezas petroleras de la región.
3) ANTE EL
GOLPE DE SERVICIOS, CONVERTIR EL REVES
EN VICTORIA
Frente a todo ese mundo, en intenso dinamismo, con tendencias
favorables a los fines independentistas y soberanistas de los pueblos pero
también con tendencias opuestas de gran magnitud, analistas militantes de
izquierda consideran que resulta necesaria la organización y la preparación más
profunda de toda la clase trabajadora para el combate permanente contra quienes
pretenden volver a explotarla sin límites y en completa unión cívico-militar
que son las propiedades más disuasivas para enfrentar con éxito la estrategia
imperial de contrarrestar la ofensiva revolucionaria de los pueblos
latinoamericanos iniciada desde el mismo comienzo de este siglo.
Estamos en una “guerra no convencional”, más por los
instrumentos y vías utilizadas que por los principios que rigen toda guerra. También
se dice “guerra económica” porque es más digerible para la comprensión del
pueblo consumidor de bienes y servicios, pero a veces los voceros intermedios y
los reporteros omiten quién es el protagonista agresor e iniciador de esa
guerra. Falla imperdonable. Ante tal escenario el pueblo se confunde, también
por la demagogia burguesa que aprovecha esa carencia y apunta contra el
gobierno revolucionario acusándolo de ser el causante de ella. Sin embargo, tanto
el Comandante Chávez como el presidente Maduro han mencionado clara y
tajantemente a la burguesía parasitaria como la protagonista de la agresión
económico-financiera para diferenciarla de esos sectores empresariales,
capitalistas pero dispuestos a integrarse a la avalancha revolucionaria desde
sus trincheras de generación de utilidades compartidas. Son nuevas realidades
que requerirán muchos estudios y nuevas estrategias de gobierno y comunicativas
con el pueblo, del pueblo y para el pueblo que es quien decide.
El periodismo revolucionario no debe tener reparo en llamar
burguesía parasitaria por su nombre
a los que se oponen con el poder económico y no quieren tener obstáculos al explotar
a las y los trabajadores. No es un calificativo peyorativo sino un sustantivo
histórica y concretamente determinado. Así los nuevos comunicadores
contribuirán a hacer la obra revolucionaria más nítida, viable y significativa
pues del lado del periodismo desestabilizador hay un trabajo formativo de alto
financiamiento llevado cabo por organizaciones expertas en preparar a
periodistas inmorales y faltos de ética en crear condiciones mediáticas para
desencadenar y luego “cubrir” las llamadas “revoluciones de colores” o
“primaveras” o los “cambios de régimen” donde les plazca a las potencias
imperiales.
En verdad, sea una u
otra la denominación, las operaciones violentas contrarrevolucionarias por
afectar el consumo de alimentos, medicinas o artículos de limpieza han sido
realizadas en la esfera de los servicios, más que en la esfera de la producción
nacional, la cual siempre fue insuficiente aunque de buena calidad. Son los
servicios comerciales, de transportación, de seguros, bancarios, aduanales,
portuarios, telefónicos, viales, financieros monetarios, entre otros, los que
han sido boicoteados y manipulados al antojo capitalista, incrementando más la
debilidad productiva del país, y para entorpecer y golpear la vía venezolana al
socialismo.
Es el golpe de servicios el que está en marcha desde hace
varios años y tanto Chávez como Maduro lo han enfrentado y lo han neutralizado
cada vez más pero, es cierto, debemos avanzar raudos y veloces cada vez a mayor
ritmo porque el imperialismo no escatima medios para tratar de apoderarse de
los ricos recursos de Venezuela.
Ante este continuado golpe de servicios debemos desarrollar
diversas estrategias sobre la base de tres principios claves: a) defender creativamente
las posiciones concretas alcanzadas en lo político, económico y comunicacional
y avanzar con mayor democracia y dinamismo en la construcción de decisiones
colectivas; b) no distribuir las fuerzas hacia donde no ataca el enemigo sino
concentrarlas en los puntos claves de nuestro éxito que son los atacados por el
adversario lacayo pro imperial y contragolpearlo donde se les disminuya su
poder de financiamiento y de acción; y c) diferenciar sistemáticamente las
posibles acciones reales enemigas de las escaramuzas que él hace para distraer
nuestras fuerzas y acumular fuerzas para la riposta certera tanto interna como
internacionalmente. Son 3 principios (entre otros) a tener presente en toda esta
guerra de la burguesía parasitaria contra el pueblo, pues lo que varia son sus
contenidos concretos en cuanto a los objetivos, estrategias y recursos. Ahí en
esa visión estratégica está el legado de Chávez.
La reorganización del PSUV antes mencionada, como
estrategia para la construcción del socialismo, debe poseer también mecanismos
de auto regulación efectivos, entre los cuales uno de ellos es poder garantizar
la convocatoria masiva de militantes que ronda los seis millones para las reuniones
reorganizativas de base que deben ser fijadas en horas no laborables, una por
semana y controladas sus asistencias y ausencias justificadas, no solo por la
cercanía de los procesos electorales, sino como una elemental medida de control
partidista. Otro elemento a eliminar es la potestad (de excluir de esas
reuniones reorganizadoras) a quienes ejercen irresponsablemente esa posibilidad,
creyendo que son los únicos con derecho a decidir quién es y quien no es
militante del PSUV y hasta han eliminado de sus bases digitalizadas a
militantes que tienen una vida política activa a nivel de los centros de
trabajo o estudio. Si las responsabilidades de base del PSUV las asumen solo
los que no trabajan, el universo de conocimientos políticos y gubernamentales es
tan limitado que resultarán improcedentes y faltas de contenido sustantivo las
reuniones que dirijan esos dirigentes. Sobre todo por la fuerza y estrategias
usadas por el enemigo de clase. Convocar organizada, publica y viablemente a la
militancia y no excluir por excluir son dos premisas necesarias para
reorganizar el PSUV.
El adversario ha buscado por todos los medios hacernos caer
en la guerra interna pero no lo ha logrado ni lo logrará. Por ello es por lo
que una revolución social como la venezolana nunca ha dejado de crear aunque
no siempre hemos sabido consolidar lo creado porque el subsistema o ley
autorreguladora de la Revolución ha funcionado limitadamente. Ha podido auto-regularse
pero no siempre con la organización adecuada para siempre avanzar y cumplir con
las expectativas sociales que el propio sistema o la totalidad alcanzada van generando.
Todos debemos crear más conciencia sobre el tema de los servicios y no solo de
la producción pues la Revolución (al sacar tanta población de la pobreza y
darle acceso a las grandes ciudades) debe obligar y crear condiciones
suficientes a sus administraciones ministeriales, estadales y municipales a
incrementar correspondientemente a la nueva demanda sus ofertas de servicios. Y
no se ha hecho en la magnitud requerida, por lo que a diario se generan muchas
quejas y reclamos por la demanda masiva que excede a la limitada oferta. La
mejoría de los servicios es condición sine qua nom para la potenciación de la
producción. Es una clave del legado de Chávez en la vía venezolana al
socialismo ya que la economía de Venezuela está fundamentada en más del 80% en
los servicios.
Ese factor contradictorio fue uno de los que
golpeó duramente al proyecto del Partido de los Trabajadores durante la
presidencia de Dilma Rousseff en Brasil y del Frente para la Victoria de
Cristina Fernández en la Argentina e
incidió en ese segmento social despolitizado que anda de un lado para otro
solamente pensando en sí mismo y no en
la colectividad pero que es un votante
decisivo en estos procesos de la llamada “via pacífica al socialismo”. Todo
ello lo han estudiado hábilmente los laboratorios del imperio. El que lo dude
debería estudiar detenidamente algunos discursos y medidas internas y de
política exterior de los actuales presidentes y encontrará algunas claves de
las debilidades de sus contrincantes en las cuales ellos y sus sectores
oligárquicos burgueses están incidiendo para rehegemonizar porque en esta fase
que se abrió desde 2009-2010 el factor "criollo" es concebido por el Pentágono
y las agencias gringas como insustituible. Por ello el imperio utilizó la
estrategia de compartir más beneficios y también hacer más presión a las
burguesías locales para mantener sus lealtades o su apego a la línea
recolonizadora, usando desde el soborno y el chantaje hasta la amenaza de
confiscar o congelar sus bienes en Estados Unidos o retirarles la visa si no
acceden a hacer lo que necesitan sus megacorporaciones o transnacionales.
Forman parte de esa autorregulación necesaria del sistema
revolucionario, tanto los mecanismos de corrección de fallas y de control, como
los mecanismos de evaluación, de comunicación y de sustitución oportuna de los
gerentes ineptos e incapaces, o de
formación de cuadros dirigentes gerenciales revolucionarios. Ahí ha habido un
desfase que explica el indeciso nivel de aceptación de parte de esa porción de pueblo
aún desconcientizado o la molestia de otra parte del pueblo joven desconocedor
o inexperto de los desmanes de la IV República. El desfase radica en el
limitado o parcializado cumplimiento de esa ley clave de nuestro sistema
llamado socialismo bolivariano para que realmente sea viable en los tiempos que
nos impone el poderoso enemigo en crisis.
Ante el golpe de servicios hay que ser dialécticos, hay que
saber y poder convertir el revés en victoria.
@ProfeWong
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