Marx, el pensador más poderoso
del mundo del trabajo
Por
Ernesto Wong Maestre
Leer a Noam Chomski,
Jurguen Habermas o Atilio Borón opinar sobre Carlos Marx, después de más de un
siglo de publicaciones marxistas sobre el Prometeo de Tréveris o gran compañero
de Federico Engels, sigue siendo muy interesante, por esas peculiares interpretaciones de sus
escritos y de los contextos en que fueron hechos. Y aprecio muy interesante
también, para comprender cómo construir el socialismo del siglo XXI, leer hoy al entonces destacado escritor cubano José
Martí (posterior líder independentista) opinando sobre Carlos Marx el 29 de
marzo de 1883, a solo quince días de haber fallecido el filósofo alemán de los
trabajadores.
Recordemos que Marx nació el 5 de
mayo de 1818 y todavía muy joven hizo una reflexión pública que merece toda su
atención, en el esfuerzo que a diario hacemos para enfrentar las guerras económica
y psicológica que la burguesía lleva cabo contra el pueblo, apoyándose en esa
contradicción humana entre lo individual y lo social del ser. “Si el hombre
solo se preocupa de sí mismo, puede llegar a ser un famoso erudito, un gran
sabio, un excelente poeta, pero nunca un hombre grande y perfecto”.
Para Marx, la
grandeza y la perfección la alcanza el ser humano en tanto ser social y con
conciencia social, es decir, en ser un revolucionario, que es –como decía el Che
Guevara- sentir en la propia mejilla el golpe dado a la mejilla de otro hombre.
En Che está Marx porque ambos valorizaron al ser humano y murieron luchando por
el bienestar de la humanidad. “La desvalorización del mundo humano crece en
razón directa de la valorización del mundo de las cosas”, decía Marx. Che fue
un consecuente seguidor de Marx y siguió criticando a esos filósofos que no han
hecho “más que interpretar de diversos modo el mundo” cuando “de lo que se
trata es de transformarlo”. Por ello es
que Marx siempre sostuvo que “el proceso vital de la sociedad, que se basa en
el proceso de producción material, no puede quitar su velo místico sino cuando
es tratado como un proceso dirigido por hombres libremente asociados y
conscientemente regulados por ellos de acuerdo a un plan establecido”.
Estas
extraordinarias ideas de Carlos Marx, con una vigencia tremenda en el mundo de hoy,
porque fueron llevadas a la praxis política de la clase obrera del mundo
entero, son las que motivaron esas palabras recogidas por José Martí el 29 de
marzo de 1883 en el diario “La Nación” de Buenos Aires al comentar el acto multitudinario
de homenaje a Marx en Nueva York, en ocasión de su fallecimiento. “Y entre
salvas de aplausos tonantes, y frenéticos hurras, pónese en pie, en unánime
movimiento, la ardiente asamblea, en tanto que leen desde la plataforma, en
alemán y en inglés dos hombres de frente ancha y mirada de hoja de Toledo, las
resoluciones con que la junta magna acaba, en que Karl Marx es llamado el héroe
más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo”.
La gran visión de Martí,
suscinta en sus breves juicios sobre Karl Marx, fueron ideas de mucha
significación para el pensamiento y acción socialista de Fidel Castro y del Che
Guevara quienes consideraron, al hoy Héroe Nacional de Cuba, el guía intelectual de la Revolución Cubana.
“Karl Marx ha
muerto” –comentó Martí, el latinoamericano más leído de su época-. “Como se
puso del lado de los débiles merece honor (…) estudió los modos de enseñar al
mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de
echar a tierra los puntales rotos (…) no fue sólo un movedor titánico de las
cóleras de los obreros europeos, sino veedor profundo en la razón de las miserias
humanas, y en los destinos de los hombres, y hombre comido del ansía de hacer
el bien”. ¿Cómo pudiera pensarse que esta visión de Martí sobre Marx no fue un
acicate para pulir su vida y una gran enseñanza para organizar la lucha por la
independencia de Cuba?.
“Yo también soy
marxista” diría cien años después el Comandante Supremo Hugo Chávez cuando
comenzó a concientizar al pueblo sobre el socialismo.“Pero soy más
profundamente cristiano”, precisaba siempre Chávez, como si hubiera querido emular con
la visión crítica de José Martí, quien apreció que Marx, aún siendo un “reformador
ardiente”, un “reunidor de hombres de diversos pueblos” y un “organizador
incansable y pujante”, “anduvo de prisa; y un tanto en la sombra, sin ver que
no hacen viables, ni de senos de pueblos en la historia, ni de senos de mujer
en el hogar, los hijos que no han tenido la gestación natural y laboriosa”.
Es
precisamente la visión martiana de Chávez de buscar en el pueblo esa autoformación
revolucionaria de forma “natural y laboriosa” es la que trató de aplicar –en medio
de las sistemáticas agresiones de la burguesía comercial y financiera- al conducir el proceso de transformaciones
sociales en Venezuela, porque es la que más se corresponde con la realidad
humana y también con la “valorización del mundo humano”, como decía Marx, “el
héroe más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo”.
@ProfeWong
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