martes, 17 de mayo de 2016

Otra etapa de la "cold war" en el siglo XXI



A propósito de la escalada militarista de Estados Unidos contra Rusia

Por Ernesto Wong Maestre

Para comprender las complejas relaciones entre EEUU y Rusia y por qué desde el Pentágono se vocifera que Rusia es una amenaza, hay que partir de entender el significado geopolítico-militar que tiene Rusia para los intereses hegemónicos de las fuerzas ultraconservadoras que controlan el poder en EEUU y de comprender el estado real de inestabilidad en que se encuentra el sistema sociopolítico y económico estadounidense.  

El poderío renovado de la Rusia de Putin

Rusia es la única potencia con capacidad nuclear para hacer frente con éxito un ataque preventivo o disuasivo  nuclear de EEUU y destruir no solo los territorios europeos, donde EEUU ha emplazado sus sistemas de ataque sino también convertir a las ciudades y campos, donde EEUU emplaza sus armas ofensivas,  en desiertos radioactivos.


Esa capacidad nuclear de Rusia obstaculiza, de cierta forma,  el chantaje nuclear (*) con que EEUU amenaza a gobiernos y pueblos que no quieren ser absorbidos por EEUU,  algunos de los cuales están vinculándose más a Rusia y a China y saliendo del control hegemónico estadounidense como son los casos de Siria, India, Paquistán, Irán y de cierta forma Egipto, Irak, Túnez, Argelia, entre otros.  Ya Nueva Delhi e Islamabad, poseedores de armas nucleares, se incorporaron a la Organización de Cooperación de Shanghai donde China y Rusia lideran esa organización, llamada la “OTAN Oriental” por algunos  estrategas yanquis desde 1996.  Y el próximo miembro será Irán.

Con el significado de esa potente agrupación debe valorarse lo que significa la frontera compartida por ambas potencias (Rusia-EEUU) a través del extremo oriental de Rusia que colinda con Alaska,  extremo occidental de EEUU,  donde el estrecho de Bering es el punto compartido.  Esta frontera constituye una debilidad para EEUU y una fortaleza para Rusia que va consolidando su presencia científica y militar en el polo norte. Recientemente China otorgó un crédito millonario a Rusia para desarrollar proyectos en el Ártico. Para algunos generales estadounidenses que defienden el incremento del presupuesto militar,  Rusia tiene ventajas, ya que es capaz de desplegarse con alta capacidad combativa y con mayor cantidad de fuerzas por la retaguardia de EEUU y por sus flancos occidental y oriental.  

No es nada casual que recientemente el halcón del Pentágono, Ashton Carter, haya reconocido que Rusia encabeza  uno “de los cincos desafíos estratégicos globales para la seguridad de EEUU” o que el jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército estadounidense, el general Joseph Dunford, dijera que “el avance técnico militar de Rusia implica una amenaza a los intereses de EEUU”, según reportó el comentarista  del portal Sputnik, Eugeni Biyatov. 

Hay un tercer significado geopolítico-económico que impacta en las decisiones estratégicas de EEUU. La alianza estratégica integral entre la Rusia de Vladimir Putin y la China de Jintao-Xiping une el valor geopolítico de Rusia con el poderío militar nuclear de Moscú y con el poderío económico-tecnológico de China para formar una gran fuerza militar, económica, científica y tecnológica. Si en la época de la cruenta guerra fría del siglo XX, la URSS lideró la conquista del espacio ultraterrestre, en el siglo XXI la dupla Rusia-China podrían colonizar la Luna y explotar sus riquezas.


En este aspecto es muy interesante la reflexión del analista internacional Ariel Noyola cuando  sostiene que próximamente “potencias geoeconómicas” seguirán a Moscú y a Beijing debido a que comprenden que “para construir un sistema monetario más equilibrado, la 'desdolarización' de la economía mundial es una prioridad” (**).

El inestable sistema político de EEUU y la “guerra fría”

En cuanto al estado real en que se encuentra el sistema sociopolítico y económico del coloso del norte, hay innumerables evidencias de la coyuntura crítica por la que atraviesa EEUU (desde la crisis económico-financiera del 2008,  las rebeliones populares del 2009-2010 en catorce ciudades, hasta el poderoso movimiento Occupy Wall Street de 2012 y el incremento de la violencia racial de 2015),  donde dos fuerzas político-militares-financieras potentes, con filosofías y estrategias complementarias,  llevan a EEUU hacia el borde del abismo de una nueva guerra mundial en condiciones económicas y sociales muy desventajosas frente a la alianza estratégica integral Ruso-China.  (***)

De ahí que esa “guerra fría”, surgida de la paridad de fuerzas entre el capitalismo de EEUU y el socialismo de la URSS, terminándose la 2da Guera Mundial y utilizada por los monopolios estadounidenses mediante el Plan Marshal para expandir su poderío por África, Medio Oriente y Asia, nunca haya concluido sino que tuvo una fase de aminoramiento sustancial de las acciones ante la disolución de la URSS de parte, precisamente, de quien la utilizó como excusa para el expansionismo mundial de las grandes corporaciones y para elevar el grado de globalización a altos niveles, ahora incontrolables por sus propios creadores.  

Ya desde el primer lustro de este siglo  se pudo apreciar que se estaba dando en el mundo los mismos síntomas de la guerra fría de los años 50 y 60 que ya hoy son, más que tendencias, son posiciones de guerra fría en la política exterior estadounidense que están afectando mucho más a su sociedad porque a causa de enfrentar a Rusia se ha disparado la carrera armamentista en condiciones de recesión, han crecido enormemente los niveles de pobreza y de inseguridad en el país, así como los niveles de protesta social, mientras se reducen  los indicadores de credibilidad y legitimidad de las instituciones políticas. EEUU es hoy el país que más población encausada legalmente tiene en todo el mundo.

También el estado de “guerra fría” se promueve desde las élites en el poder por intereses de dominación social internos. El auge reciente del movimiento juvenil de carácter contestatario de orientación socialista es una evidente muestra de los cambios que se ven aumentar en EEUU y recrean un panorama similar a la pasada década de los 60. Las tradicionales actividades del FBI de control subversivo se refuerzan hoy con el espionaje interno desde la NSA y con las propias empresas de seguridad de las megacorporaciones que controlan y moldean las conductas de sus profesionales, técnicos y trabajadores en general.       

A diferencia de la etapa inicial de “guerra fría” de los años 50 y 60, en la etapa actual, la “guerra fría” no está marcada por el predominio del enfrentamiento ideológico capitalismo-socialismo,  ni por la superioridad económica de EEUU, sino por el predominio de la conducta prepotente y bélica norteamericana, en contraste con la apertura pacifista de Rusia y la superioridad económica del socialismo de mercado con características chinas dirigido desde Beijing mediante un experimentado partido comunista que ha logrado sacar de la pobreza a más de 600 millones de seres humanos y conquistar todos los mercados mundiales en menos de medio siglo.



Las amenazas de la OTAN perturban la comunicación entre EEUU y Rusia

Algunos aislados llamamientos y exhortos de políticos de EEUU, a cooperar con Rusia, quedan en el olvido debido al control tridimensional del Complejo  Militar-Financiero-Comunicacional imperial.  No se puede pensar que el gobierno de EEUU pueda lograr impulsar hoy en día una política de cooperación con Rusia estando esta asediada por esas dos potentes corrientes político-militares-tecnológicas (tanto del este como del oeste estadounidense)  que alientan posturas hegemónicas de control del mundo,  exigidas sobre todo por las megacorporaciones financieras, de seguridad y mediáticas,  interesadas tanto en dirigir y ejercer un Gobierno Mundial como en la desaparición de las fronteras,  y con ello, la desestructuración de los propios Estados Nacionales. 

En ese contexto, la expansión de la OTAN, tal y como actualmente la impulsan las fuerzas ultraconservadoras en torno a Rusia y a China  solo puede estar justificada en la mentalidad guerrerista y armamentista de esas mega corporaciones que dan las órdenes a la Casa Blanca y promueven los conflictos armados regionales o locales  para aterrorizar a sus pueblos, y a otros vecinos y por esa vía a condicionar a sus gobiernos a adquirir armamentos, vehículos  y productos de guerra.  Sobre estas tendencias, el experto Dario Azzelline ha sido bien detallado en su obra “El negocio de la guerra” (****).

Para esas fuerzas ultraconservadoras,  la OTAN, lejos de perder  vigencia, ha ganado en importancia,  ya que en condiciones de paridad nuclear siguen vigente para sus intereses las guerras locales con el fin de desestabilizar países y controlarlos a través, tanto de las oligarquías locales a las que suman con presiones y chantajes, como de las megas corporaciones,  aparentemente “neutrales”. Esto es precisamente una de las razones de Rusia para elevar su estado de preocupación ante la ampliación de las instalaciones DAM (defensa anti misiles) de la OTAN  en diecinueve países, la mayoría cercanos a Rusia o a China. 

En efecto, la elevación de los niveles de las capacidades armamentistas estadounidenses en territorios cercanos a Rusia y del uso de los medios guerra no convencionales, como la propaganda con falsos datos por las redes sociales y por los sitios informativos de la web,  el uso de los mercenarios, de los sicarios para atentar contra los líderes y los grupos clandestinos de acción y sabotajes para impartir terror,  constituyen reales amenazas para la seguridad y estabilidad de la nación Rusa y de sus aliados cercanos, máxime cuando al mando de esas fuerzas clandestinas están los mismos oficiales que comandan los ejércitos de EEUU en Europa o la propia OTAN, como es el caso del general de cuatro estrellas Curtis Scaparrotti quien acumula experiencias en guerra sucia y de 4ta generación de más de diez países de África, Medio Oriente y Asia en que de una u otra forma ha estado involucrado.

Las declaraciones de Scaparrotti, al quedar al frente de las fuerzas militares de la OTAN,  referidas a Ucrania son muestras de que pronto, desde Ucrania occidental comenzarán a operar grupos clandestinos contra el sector oriental y contra Rusia y Bielorrusia. Scaparrotti pudiera ser otro de los generales estadounidenses que se involucrará en llevar clandestinamente la guerra sucia con el poder inteligente contra Rusia. 


Hay que reconocer que la OTAN no fracasó en Libia sino que logró su principal objetivo: derrocar al líder libio Muhamar Al Gadafi y eliminar un poderoso obstáculo a las pretensiones de EEUU de controlar el norte africano para su Africom y para una futura guerra contra Rusia o China. Hoy en día, tropas de EEUU se encuentran en territorio libio dando los pasos necesarios para controlar el petróleo y riquezas de Libia, así como para crear la superbase más potente de EEUU en África.

La OTAN, que es el brazo armado del Complejo Militar-Financiero-Comunicacional para actuar en el mundo a favor de la potencia hegemónica estadounidense, también es el instrumento para chantajear sistemáticamente a las oligarquías que gobiernan los países miembros. Pero también es un poder que está obligando a sus adversarios a unir esfuerzos y recursos, como está ocurriendo con la Organización de Cooperación de Shanghai. La contradicción principal y más potente, entre actores internacionales en el siglo XXI agrupados en OTAN o en OCS, lejos de aminorarse se acrecienta hasta el punto que todos los días se pueden leer artículos en decenas de idiomas diferentes sobre la existencia real o muy próxima de una tercera guerra mundial.

Para la concepción predominante de las fuerzas ultraconservadoras estadounidenses,  la  OTAN contribuyó a crear  las condiciones de caos controlado para la reconquista de todo el norte de África y ello se está logrando en los tiempos fijados, por supuesto, no sin tropiezos, como el presentado por los militares egipcios, la fortaleza demostrada por el gobierno argelino y la evolución de los acontecimientos en Túnez que lo han empujado a los brazos de China.

La única capacidad que ha demostrado la OTAN en el norte de África y en el Medio Oriente es la de amenazar la seguridad mundial, por cuanto sus operaciones han obligado a que muchos gobiernos realicen incontables y multimillonarios gastos de guerra donde las grandes ganancias quedan en manos de los grandes monopolios y mega corporaciones, y estas se incentivan más a impulsar la carrera armamentista y la desestabilización de cuanto país entren en sus macabros cálculos hegemónicos.






@ProfeWong

(*) Internacionalista y politólogo. Fundador de la Maestría en Relaciones Internacionales de la UMBV. Profesor del Seminario África de la EEI-UCV. Conferencista en universidades de Venezuela y México. Analista en programas de televisión y radio. Presidente de Planeación, Organización y Desarrollo de la Tricontinental de las Relaciones Internacionales y la Solidaridad (Trisol). Editor y comunicador.

No hay comentarios:

Paradigmas