A propósito de la escalada militarista de Estados
Unidos contra Rusia
Por
Ernesto Wong Maestre
Para comprender las
complejas relaciones entre EEUU y Rusia y por qué desde el Pentágono se vocifera
que Rusia es una amenaza, hay que partir de entender el significado geopolítico-militar
que tiene Rusia para los intereses hegemónicos de las fuerzas
ultraconservadoras que controlan el poder en EEUU y de comprender el estado
real de inestabilidad en que se encuentra el sistema sociopolítico y económico
estadounidense.
El poderío renovado de la Rusia de Putin
Rusia es la única
potencia con capacidad nuclear para hacer frente con éxito un ataque preventivo
o disuasivo nuclear de EEUU y destruir
no solo los territorios europeos, donde EEUU ha emplazado sus sistemas de
ataque sino también convertir a las ciudades y campos, donde EEUU emplaza sus
armas ofensivas, en desiertos radioactivos.
Esa capacidad nuclear
de Rusia obstaculiza, de cierta forma, el chantaje nuclear (*) con que EEUU amenaza a
gobiernos y pueblos que no quieren ser absorbidos por EEUU, algunos de los cuales están vinculándose más a
Rusia y a China y saliendo del control hegemónico estadounidense como son los
casos de Siria, India, Paquistán, Irán y de cierta forma Egipto, Irak, Túnez,
Argelia, entre otros. Ya Nueva Delhi e
Islamabad, poseedores de armas nucleares, se incorporaron a la Organización de
Cooperación de Shanghai donde China y Rusia lideran esa organización, llamada la
“OTAN Oriental” por algunos estrategas
yanquis desde 1996. Y el próximo miembro
será Irán.
Con el significado
de esa potente agrupación debe valorarse lo que significa la frontera
compartida por ambas potencias (Rusia-EEUU) a través del extremo oriental de
Rusia que colinda con Alaska, extremo
occidental de EEUU, donde el estrecho de
Bering es el punto compartido. Esta
frontera constituye una debilidad para EEUU y una fortaleza para Rusia que va
consolidando su presencia científica y militar en el polo norte. Recientemente
China otorgó un crédito millonario a Rusia para desarrollar proyectos en el
Ártico. Para algunos generales estadounidenses que defienden el incremento del
presupuesto militar, Rusia tiene
ventajas, ya que es capaz de desplegarse con alta capacidad combativa y con
mayor cantidad de fuerzas por la retaguardia de EEUU y por sus flancos occidental
y oriental.
No es nada casual
que recientemente el halcón del Pentágono, Ashton Carter, haya reconocido que
Rusia encabeza uno “de los cincos
desafíos estratégicos globales para la seguridad de EEUU” o que el jefe del
Estado Mayor Conjunto del Ejército estadounidense, el general Joseph Dunford, dijera
que “el avance técnico militar de Rusia implica una amenaza a los intereses de
EEUU”, según reportó el comentarista del
portal Sputnik, Eugeni Biyatov.
Hay un tercer significado
geopolítico-económico que impacta en las decisiones estratégicas de EEUU. La alianza
estratégica integral entre la Rusia de Vladimir Putin y la China de
Jintao-Xiping une el valor geopolítico de Rusia con el poderío militar nuclear
de Moscú y con el poderío económico-tecnológico de China para formar una gran fuerza
militar, económica, científica y tecnológica. Si en la época de la cruenta
guerra fría del siglo XX, la URSS lideró la conquista del espacio ultraterrestre,
en el siglo XXI la dupla Rusia-China podrían colonizar la Luna y explotar sus
riquezas.
En este aspecto es
muy interesante la reflexión del analista internacional Ariel Noyola cuando sostiene que próximamente “potencias
geoeconómicas” seguirán a Moscú y a Beijing debido a que comprenden que “para
construir un sistema monetario más equilibrado, la 'desdolarización' de la economía
mundial es una prioridad” (**).
El inestable sistema político de EEUU y la “guerra
fría”
En cuanto al estado
real en que se encuentra el sistema sociopolítico y económico del coloso del norte,
hay innumerables evidencias de la coyuntura crítica por la que atraviesa EEUU (desde
la crisis económico-financiera del 2008, las rebeliones populares del 2009-2010 en catorce
ciudades, hasta el poderoso movimiento Occupy Wall Street de 2012 y el
incremento de la violencia racial de 2015), donde dos fuerzas político-militares-financieras
potentes, con filosofías y estrategias complementarias, llevan a EEUU hacia el borde del abismo de una
nueva guerra mundial en condiciones económicas y sociales muy desventajosas
frente a la alianza estratégica integral Ruso-China. (***)
De ahí que esa
“guerra fría”, surgida de la paridad de fuerzas entre el capitalismo de EEUU y
el socialismo de la URSS, terminándose la 2da Guera Mundial y utilizada por los
monopolios estadounidenses mediante el Plan Marshal para expandir su poderío
por África, Medio Oriente y Asia, nunca haya concluido sino que tuvo una fase
de aminoramiento sustancial de las acciones ante la disolución de la URSS de
parte, precisamente, de quien la utilizó como excusa para el expansionismo
mundial de las grandes corporaciones y para elevar el grado de globalización a altos
niveles, ahora incontrolables por sus propios creadores.
Ya desde el primer
lustro de este siglo se pudo apreciar
que se estaba dando en el mundo los mismos síntomas de la guerra fría de los
años 50 y 60 que ya hoy son, más que tendencias, son posiciones de guerra fría
en la política exterior estadounidense que están afectando mucho más a su sociedad
porque a causa de enfrentar a Rusia se ha disparado la carrera armamentista en
condiciones de recesión, han crecido enormemente los niveles de pobreza y de
inseguridad en el país, así como los niveles de protesta social, mientras se
reducen los indicadores de credibilidad
y legitimidad de las instituciones políticas. EEUU es hoy el país que más
población encausada legalmente tiene en todo el mundo.
También el estado de
“guerra fría” se promueve desde las élites en el poder por intereses de dominación
social internos. El auge reciente del movimiento juvenil de carácter
contestatario de orientación socialista es una evidente muestra de los cambios
que se ven aumentar en EEUU y recrean un panorama similar a la pasada década de
los 60. Las tradicionales actividades del FBI de control subversivo se refuerzan
hoy con el espionaje interno desde la NSA y con las propias empresas de
seguridad de las megacorporaciones que controlan y moldean las conductas de sus
profesionales, técnicos y trabajadores en general.
A diferencia de la
etapa inicial de “guerra fría” de los años 50 y 60, en la etapa actual, la “guerra
fría” no está marcada por el predominio del enfrentamiento ideológico
capitalismo-socialismo, ni por la superioridad
económica de EEUU, sino por el predominio de la conducta prepotente y bélica
norteamericana, en contraste con la apertura pacifista de Rusia y la
superioridad económica del socialismo de mercado con características chinas
dirigido desde Beijing mediante un experimentado partido comunista que ha logrado
sacar de la pobreza a más de 600 millones de seres humanos y conquistar todos
los mercados mundiales en menos de medio siglo.
Las amenazas de la OTAN perturban la comunicación entre
EEUU y Rusia
Algunos aislados llamamientos
y exhortos de políticos de EEUU, a cooperar con Rusia, quedan en el olvido debido
al control tridimensional del Complejo
Militar-Financiero-Comunicacional imperial. No se puede pensar que el gobierno de EEUU pueda
lograr impulsar hoy en día una política de cooperación con Rusia estando esta
asediada por esas dos potentes corrientes político-militares-tecnológicas (tanto
del este como del oeste estadounidense) que
alientan posturas hegemónicas de control del mundo, exigidas sobre todo por las megacorporaciones
financieras, de seguridad y mediáticas, interesadas tanto en dirigir y ejercer un Gobierno
Mundial como en la desaparición de las fronteras, y con ello, la desestructuración de los propios
Estados Nacionales.
En ese contexto, la
expansión de la OTAN, tal y como actualmente la impulsan las fuerzas ultraconservadoras
en torno a Rusia y a China solo puede
estar justificada en la mentalidad guerrerista y armamentista de esas mega corporaciones
que dan las órdenes a la Casa Blanca y promueven los conflictos armados regionales
o locales para aterrorizar a sus
pueblos, y a otros vecinos y por esa vía a condicionar a sus gobiernos a
adquirir armamentos, vehículos y
productos de guerra. Sobre estas tendencias,
el experto Dario Azzelline ha sido bien detallado en su obra “El negocio de la
guerra” (****).
Para esas fuerzas
ultraconservadoras, la OTAN, lejos de perder
vigencia, ha ganado en importancia, ya que en condiciones de paridad nuclear
siguen vigente para sus intereses las guerras locales con el fin de desestabilizar
países y controlarlos a través, tanto de las oligarquías locales a las que
suman con presiones y chantajes, como de las megas corporaciones, aparentemente “neutrales”. Esto es precisamente
una de las razones de Rusia para elevar su estado de preocupación ante la
ampliación de las instalaciones DAM (defensa anti misiles) de la OTAN en diecinueve países, la mayoría cercanos a Rusia
o a China.
En efecto, la
elevación de los niveles de las capacidades armamentistas estadounidenses en
territorios cercanos a Rusia y del uso de los medios guerra no convencionales,
como la propaganda con falsos datos por las redes sociales y por los sitios
informativos de la web, el uso de los
mercenarios, de los sicarios para atentar contra los líderes y los grupos
clandestinos de acción y sabotajes para impartir terror, constituyen reales amenazas para la seguridad
y estabilidad de la nación Rusa y de sus aliados cercanos, máxime cuando al
mando de esas fuerzas clandestinas están los mismos oficiales que comandan los
ejércitos de EEUU en Europa o la propia OTAN, como es el caso del general de cuatro
estrellas Curtis Scaparrotti quien acumula experiencias en guerra sucia y de
4ta generación de más de diez países de África, Medio Oriente y Asia en que de
una u otra forma ha estado involucrado.
Las declaraciones de
Scaparrotti, al quedar al frente de las fuerzas militares de la OTAN, referidas a Ucrania son muestras de que
pronto, desde Ucrania occidental comenzarán a operar grupos clandestinos contra
el sector oriental y contra Rusia y Bielorrusia. Scaparrotti pudiera ser otro
de los generales estadounidenses que se involucrará en llevar clandestinamente
la guerra sucia con el poder inteligente contra Rusia.
Hay que reconocer
que la OTAN no fracasó en Libia sino que logró su principal objetivo: derrocar
al líder libio Muhamar Al Gadafi y eliminar un poderoso obstáculo a las
pretensiones de EEUU de controlar el norte africano para su Africom y para una
futura guerra contra Rusia o China. Hoy en día, tropas de EEUU se encuentran en
territorio libio dando los pasos necesarios para controlar el petróleo y riquezas
de Libia, así como para crear la superbase más potente de EEUU en África.
La OTAN, que es el
brazo armado del Complejo Militar-Financiero-Comunicacional para actuar en el
mundo a favor de la potencia hegemónica estadounidense, también es el
instrumento para chantajear sistemáticamente a las oligarquías que gobiernan los
países miembros. Pero también es un poder que está obligando a sus adversarios
a unir esfuerzos y recursos, como está ocurriendo con la Organización de Cooperación
de Shanghai. La contradicción principal y más potente, entre actores internacionales
en el siglo XXI agrupados en OTAN o en OCS, lejos de aminorarse se acrecienta
hasta el punto que todos los días se pueden leer artículos en decenas de
idiomas diferentes sobre la existencia real o muy próxima de una tercera guerra
mundial.
Para la concepción predominante
de las fuerzas ultraconservadoras estadounidenses, la OTAN
contribuyó a crear las condiciones de
caos controlado para la reconquista de todo el norte de África y ello se está
logrando en los tiempos fijados, por supuesto, no sin tropiezos, como el presentado
por los militares egipcios, la fortaleza demostrada por el gobierno argelino y
la evolución de los acontecimientos en Túnez que lo han empujado a los brazos
de China.
La única capacidad
que ha demostrado la OTAN en el norte de África y en el Medio Oriente es la de
amenazar la seguridad mundial, por cuanto sus operaciones han obligado a que
muchos gobiernos realicen incontables y multimillonarios gastos de guerra donde
las grandes ganancias quedan en manos de los grandes monopolios y mega corporaciones,
y estas se incentivan más a impulsar la carrera armamentista y la
desestabilización de cuanto país entren en sus macabros cálculos hegemónicos.
(**) https://actualidad.rt.com/opinion/ariel-noyola-rodriguez/207076-petroyuan-gran-apuesta-rusia-china
@ProfeWong
(*) Internacionalista y
politólogo. Fundador de la Maestría en Relaciones Internacionales de la UMBV.
Profesor del Seminario África de la EEI-UCV. Conferencista en universidades de
Venezuela y México. Analista en programas de televisión y radio. Presidente de
Planeación, Organización y Desarrollo de la Tricontinental de las Relaciones
Internacionales y la Solidaridad (Trisol). Editor y comunicador.
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