¿Por qué las amenazas
y agresiones contra Venezuela?
Por Ernesto Wong Maestre
Durante los últimos
cuatro años la Nación venezolana ha sido víctima de amenazas y de agresiones
provenientes del exterior, incrementadas en los últimos meses, en muy estrecha
coordinación con las fuerzas políticas derechistas internas que históricamente
han estado subordinadas a la voluntad expansionista o injerencista del
imperialismo yanqui. Las agresiones son
generadas a partir de los intereses de los actores que controlan el poder
imperial y actúan para provocar escaladas de acontecimientos, tanto internos
como externos, dirigidos a tratar de someter a sus designios la mayor cantidad
de voluntades que podría darles ventajas en los momentos electorales del
quehacer democrático del país, garantizado plenamente por la Revolución
Bolivariana como nunca antes en la historia de la Nación.
Contradicciones,
objetivos y estrategias
Esa contradicción
entre la disposición de la sociedad a transitar el camino democrático en paz y
las operaciones del imperio y la burguesía para maniobrar antidemocráticamente,
desestructurar la democracia popular y controlar ilegal e ilegítimamente los
resultados electorales es una de las más significativas contradicciones a
resolver por el movimiento revolucionario, no solo venezolano, sino también continental,
pues este no debe detenerse en sacudir las viejas estructuras de las sociedades
andinas, llaneras y costeñas de Latinoamérica y el Caribe, a pesar de la
escalada imperial. Es una insalvable contradicción entre esos intereses
imperialistas neocolonizadores y el desiderátum nacional bolivariano que se
enfoca a lograr la consolidación de la independencia, el respeto total a la
soberanía y la garantía de la libertad con felicidad, estabilidad política y
seguridad. Medio milenio de colonización y neocolonización a través del cual la
contradicción sufre su metamorfosis pero aparentemente mantiene intacta su
esencia asimétrica.
Respecto a Venezuela
el complejo imperial tiene tres tipos de objetivos surgidos de esos intereses
expansionistas mediante los cuales pueden extraerse las causas de mayor significación,
como se verá más adelante:
Uno.- Desprestigiar al proceso
revolucionario bolivariano en el ámbito nacional e internacional ya que ha
impactado en las conciencias y expresado en el discurso de muchas fuerzas políticas
y sociales en el mundo, con ciertas consecuencias en eventos electorales de
naturaleza revolucionaria (Bolivia, Nicaragua, Ecuador, El Salvador),
reformista (Argentina, Brasil, Uruguay, Honduras, Paraguay, Grecia) o en
candidaturas sin éxito final inmediato, como la de Podemos en España, liderado
por Pablo Iglesias; la del demócrata
“socialista” Bernie Sanders en EEUU o la del Polo Democrático Alternativo en
Colombia, por citar algunos ejemplos.
Dos.- Recuperar espacios y
recursos en Venezuela y América Latina ante la avanzada de China y Rusia en
la región y el avance soberano de sus Naciones. El imperio fortalece el papel
de sus corporaciones y las bases militares estadounidenses -donde las haya- ubicadas
en puntos geopolíticos estratégicos y desestructurando los poderes políticos
tradicionales, reemplazándolos con la narcopolítica y la parapolítica,
empleando para ello el paramilitarismo, el sicariato y explotando al máximo las
ambiciones, gustos y deseos de la oligarquía importadora pro-yanqui.
Tres.- Crear condiciones para
derrocar en las urnas o mediante una intervención militar o paramilitar al
Gobierno Bolivariano, en términos del debilitamiento del sistema político
(incentivando el enfrentamiento de sectores populares y tratando de desunir al
pueblo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, dividiendo al chavismo, y
desprestigiando los poderes públicos del Estado) y del reforzamiento de los
sectores de la burguesía parasitaria y comercial. Los tres objetivos están estructuralmente
enlazados, precisamente, con la crisis estructural del capitalismo que ya es
irreversible.
Las contradicciones en
Venezuela se han agudizado, hasta tal punto, que esas fuerzas reaccionarias y
ultraconservadoras tienen que apelar sistemáticamente a la mentira, en la cotidianidad y en la excepcionalidad.
Falsean los datos de forma inmoral y pública sin el mayor pudor y utilizan el
chantaje o el soborno a dirigentes políticos, gerentes o directivos de instituciones
o empresas, aprovechando para ello las tradiciones, costumbres, servicios y
hábitos del viejo “estilo de vida americano”, reproducidos y reforzados por
patrones culturales hollywoodenses a través de cientos de canales de TV por
cable o internet que inundan los hogares y conforman estructuras de
comportamiento de casi todos los miembros del grupo familiar, ajustadas a los
designios de las mega corporaciones.
Las mentiras son
elaboradas y apuntaladas con las informaciones sustraídas por el monopolio del
espionaje de la NSA, USAID y CIA a través de internet para controlar las comunicaciones,
conocer datos logísticos, gustos y
aspiraciones, para llevar a cabo actos de terrorismo, como sabotajes o asesinatos
selectivos de la peor calaña. Y cuando
comienzan a caer por su propio peso las mentiras ante la comunicación efectiva
del Gobierno Revolucionario, el Cibercomando estadounidense intensifica su
acción con su red de hackers y saboteadores, en el campo de las interferencias
del sonido, de las imágenes, o de las propias conexiones comunicacionales que
favorezcan el esclarecimiento de la verdad. Es una batalla tan asimétrica entre
la mentira y la verdad que cuando esta última se abre paso todavía a algunos y
algunas les parece que es mentira.
Al mismo tiempo, por
la vía de las finanzas, esas fuerzas tridimensionales, dan base, sostienen, y provocan
la inflación descomunal que acelera el acaparamiento, la especulación, el
desabastecimiento de productos de la canasta básica y con todo ello generan ciertos
estados psíquicos en los distintos segmentos sociales que induzcan a opiniones
adversas a las transformaciones sociales y a los líderes de la Revolución.
En síntesis, es una centrada
estrategia imperial, de amenaza bélica contra Venezuela, a través de agresiones
externas e internas en tres dimensiones (la violencia, el financiamiento y las desinformaciones)
que se entrecruzan, se concatenan, se subordinan una a otra en el tiempo y el
espacio, en todos los ámbitos de la vida,
para salir exitosa (dominación total o caos destructivo controlado) ante los
niveles de aplicación de la estrategia de defensa integral que desde hace años viene
desarrollando la Revolución Bolivariana para alcanzar los altos ideales sostenidos
por el desiderátum nacional bolivariano, hoy convertido en Ley del Plan de la
Patria 2013-2019.
Consecuencias de las
campañas de agresión contra Venezuela
Cada mentira sobre la
situación real de Venezuela que lanza uno u otro de los globales medios de comunicación, llámese The
Wall Street Journal, El País de España, ABC, El Nacional o el Miami Herald, es una agresión al pueblo
venezolano que en su mayoría está dedicado a impulsar las transformaciones
sociales en beneficio de TODOS, aún de esos opositores que con saña
descuartizan a mujeres o caen en cambote a golpear a las jóvenes policías que
custodian el orden de las manifestaciones y que tratan de evitar, precisamente
que esos mercenarios “descerebrados” violen la ley y sean detenidos. Es tal la
paranoia o crueldad de esos hampones a sueldo que agreden hasta a quienes
tratan de protegerlos para que no violen la legalidad y se mantengan en los
cánones de la democracia participativa y protagónica garantizada por las
fuerzas del orden.
Cada mentira lanzada
por el Secretario Ejecutivo de la OEA o por otro testaferro del gobierno imperial
(Luis Almagro, Álvaro Uribe, José María Aznar u otro) o por el propio
Departamento de Estado, candidato o candidata presidencial estadounidense o por
el Jefe del Comando Sur del Ejército de los EEUU, contra el proceso de cambio y
transformaciones dirigido por el Presidente Nicolás Maduro quien sigue con el
legado popular y socialista del Comandante Supremo Hugo Chávez y ha abierto la
puerta a todo empresario productor honesto para incluirlo en la agenda
productiva nacional de “los 15 Motores”, es una agresión a la dignidad,
seguridad y honestidad de un pueblo y de su líder, y debe ser condenada,
enfrentada y derrotada.
Cada acción
anticonstitucional y criminal ejecutada por la red de actores subordinados al
imperialismo yanqui, que afecta la seguridad de la Nación, sea en las grandes o
pequeñas ciudades, sea en las fronteras terrestres o marítimas, sea en los
espacios ultraterrestres o diplomáticos allende los mares, está atentando
contra el bienestar de ciudadanos y ciudadanas residentes en Venezuela y por
ello contra el adecuado desarrollo de la democracia participativa y protagónica
que para su sobrevivencia deberá ser más protegida, masivamente, por el pueblo
revolucionario y chavista, el único que vela y actúa en beneficio de toda la
Nación, como lo ha demostrado en los últimos diecisiete años.
Cada proyecto
contrarrevolucionario, sea un nuevo Plan u Operación Cóndor, cualquier versión
de la Operación Freedom o proyecto pentagonista de “enjambres sociales”,
ejecutado en cualquier ámbito de la vida venezolana debe ser derrotado
oportuna, acertada y eficazmente por ese pueblo revolucionario y chavista
renovado, convertido en la imprescindible masa crítica de esta etapa crucial de
la Revolución Bolivariana.
En los pueblos del
mundo las consecuencias de las campañas mediáticas contra Venezuela son también
perjudiciales para las relaciones bilaterales y para la lucha de los
movimientos y partidos políticos de izquierda.
A muchos de los gobiernos burgueses, que son la mayoría del concierto de
naciones, les resulta muy complejo promover relaciones de cooperación o de
amistad con Venezuela en medio de constantes reportes de prensa o notas,
editoriales, o artículos donde se trate de mostrar una “Venezuela en caos”, “en
crisis”, “violando los derechos humanos”, entre las muchas falsedades que
lanzan las oligarquías. Por su parte, algunos de los movimientos y partidos de
izquierda que mostraron su amistad a Chávez y a la Revolución Bolivariana,
ahora se cohíben o actúan con mucha discreción respecto a Venezuela porque la
opinión pública nacional sobre el Gobierno venezolano no les favorece y les puede
restar respaldo electoral.
Igualmente, los
lineamientos y medidas de boicot financiero lanzados desde la Casa Blanca para
llevar a cabo contra Venezuela encuentran ciertas bases de argumentación en las
campañas mediáticas negativas sobre la Nación. Los organismos financieros
internacionales terminan negando los créditos, ahuyentando las inversiones
extranjeras, exagerando los riesgos, etc.
Por tales razones, solo
con la organización creativa del pueblo, por el pueblo y para el pueblo junto
al liderazgo revolucionario de Maduro al frente de los hijos de Chávez, y con
los recursos disponibles y talento humano verdaderamente revolucionario y
patriota se conformará el poderío integral para vencer a la oligarquía criolla
y mundial, siempre que se logre identificar las causas, desde develar las
aparentes hasta reconstruir las verdaderas y profundas que están condicionando
la ofensiva neoconservadora y contrarrevolucionaria contra la Patria.
Indagando en las
causas de la agresión externa e interna
Entonces, ¿por qué las
oligarquías mundiales agreden a Venezuela con tanta intensidad y odio a través
de sus instrumentos paramilitares, boicots financieros y campañas mediáticas
que logran crear una realidad virtual sobre la República Bolivariana, muy
distante de la realidad concreta? ¿es solo por los intereses geopolíticos
oligarcas sobre los recursos y los espacios venezolanos? ó ¿es también por los
intereses geopolíticos de hegemonía global que están siendo afectados por el
ejemplo para los pueblos del mundo que emana del proceso de transformaciones
políticas y sociales iniciado en 1999 en el corazón de América Latina y el
Caribe, “espacio vital” en los planes hegemónicos globales?.
Sin dudas, solo se
alcanzará la victoria popular antes esas amenazas y agresiones imperiales si se
acierta y se actúa enérgica y estratégicamente sobre las causas y condiciones
que subyacen e interaccionan en el complejo mundo de la vida y en particular,
en ese mundo de intereses contradictorios antagónicos entre explotadores y
explotados, pero también entre los intereses no antagónicos entre los propios
explotadores (oligarquías mundiales con sus lacayas “nacionales”) que se baten
por monopolizar la hegemonía, es decir por las capacidades de dominación y
dirección de los procesos globales en el mundo de hoy.
Veamos los grandes componentes
causales-condicionantes donde actúan esos poderosos intereses contra Venezuela.
El componente
geopolítico interno
Hay una combinación o
entrelazamiento muy estrecho entre los diversos espacios que componen el
territorio venezolano. La existencia en ellos de enormes y estratégicos
recursos no renovables, como el petróleo, los minerales para la tecnología de
avanzada de la carrera ciberespacial, y recursos hídricos, apetecidos por las
mega corporaciones, pero que cada día el Gobierno Revolucionario los colocan
más en poder del pueblo mediante estrategias mixtas de desarrollo, donde se
inserta también la pequeña y mediana empresa privada o burguesía emergente no
parasitaria, sino productiva, con tendencia a impulsar el desarrollo endógeno
mediante el uso restringido de las divisas, algo a controlar muy de cerca por
el Poder Popular organizado.
De manera que los intereses geopolíticos imperiales, para
alcanzar sus objetivos de apropiación de los recursos estratégicos, también se
orientan al componente poblacional a vencer y conducen sus acciones, tanto
sobre el pueblo revolucionario chavista, como sobre esos sectores de poder
emergente, apoyados por el Gobierno Revolucionario, que van avanzando y arrebatando
espacios económicos (sobre todo productivos y comerciales) a los grupos
capitalistas tradicionales, antes identificados como los Doce Apóstoles en una
etapa histórica, hoy metamorfoseados bajo el amparo de la concentración y
centralización del capital pero tratando de desestructurar el proceso social de
trabajo, y surgidos de esa oligarquía mantuana interventora en el acto de
convertir la independencia nacional en una mera formalidad con ayuda de los
monopolios extranjeros (*). Esa dualidad de objetivos sociales del imperio hace
más compleja la situación, tanto para un polo como para el otro de la
contradicción, algo que debe comprender cabalmente la totalidad del pueblo
transformador. Esto es algo que no ha perdido de vista, sino que lo tiene muy
en cuenta la estrategia de los 15 Motores vinculada estrechamente a la
instrumentación estratégica y campaña comunicacional del Congreso de la Patria.
A todo ello se debe
agregar que la ubicación geográfica de
Venezuela posee una alta significación geopolítica para cualquier gran
potencia interesada en extender sus áreas de influencia en los dos continentes.
Venezuela es el punto central entre Suramérica y Norteamérica, y al mismo
tiempo uno de los puntos céntricos entre el Caribe Oriental y
Centroamérica. Y todo “espacio central”
es vital y motivo para ser controlado, según los preceptos geopolíticos
agresivos, desde H.Mckinder y F.Ratzel hasta George W.Bush o Barack Obama.
Además, Venezuela es fronteriza con Colombia, donde EEUU colocó sus esperanzas,
con siete bases militares, para desde allí
expandirse hacia los cuatro puntos cardinales, pero sobre todo hacia el sur del
continente. En nuestro caso, al ser un Estado de orientación revolucionaria con
una propuesta socialista en construcción, la ubicación geográfica de Venezuela
la convierte en un fuerte obstáculo a los fines imperiales y la hace más
apetecible para los llamados “halcones” del Pentágono y los cibernéticos de la
NSA.
El componente
geopolítico externo
Ligado a todos esos
elementos del componente geopolítico intrínseco a la Nación, está el significado geopolítico alcanzado por Venezuela
con la política exterior liberadora y de total respeto a los principios y
normas del derecho internacional público, pero también con las políticas de
transformación social que han hecho realidad el discurso revolucionario
socialista, el cual “vuela” y se extiende a través de las redes sociales y las
páginas web por todos los movimientos sociales y políticos en el mundo entero.
Es liberadora la
política exterior porque con los proyectos iniciados e impulsados con Hugo
Chávez, por ejemplo, Petrocaribe, los
pueblos y gobiernos miembros de ese organismo regional se liberan del yugo de
las transnacionales petroleras, de la filosofía capitalista de la competencia
atroz y de las estructuras financieras del FMI y del Banco Mundial que se
aprovechan de las necesidades de los países en esa esfera energética
estratégica. Y todo se ejecuta no solo
cumpliendo con el Derecho Internacional Público y Privado, sino enriqueciéndolo
con nuevas prácticas y nuevas conceptualizaciones o doctrinas.
Es transformador el ejemplo de Venezuela
porque los pueblos y sus líderes, seguidores por años de la gestión soberana
del Comandante Supremo, comenzaron a difundir y a tratar de aplicar las ideas
bolivarianas, y con ello a ganar espacios políticos, tal y como ocurrió a
partir del 2004, en que se estabilizó y proyectó con el ALBA en unión de la
Cuba Socialista, el proyecto bolivariano, en Argentina, Brasil, Bolivia,
Nicaragua, Ecuador, Honduras, Paraguay, España, Portugal, y hasta en EEUU y las
naciones del Medio Oriente o África como Siria, Libia, Gambia, Ghana, Burkina
Faso, Argelia, entre otros países, donde de una u otra forma se propagó el
símbolo Chávez y se comenzó a seguir de cerca la obra bolivariana.
Para el imperialismo y
su red de mega corporaciones que durante más de diez años recogieron
informaciones, constataron evidencias de la influencia del ejemplo
revolucionario venezolano y sufrieron reveses frente a los novedosos proyectos
de la política exterior latinoamericanista de Venezuela, una década fue
suficiente para esa élite gobernante del imperio que se mantuvo con un perfil
bajo y enmascarado hacia la Revolución Bolivariana liderada por Hugo Chávez
hasta el último minuto de su vida. Con
su muerte se desataron las pasiones guerreristas y expansionistas contra
Venezuela. Y ha sido Nicolás Maduro a quien le ha correspondido enfrentar todo
ese cúmulo de deseos imperiales para eliminar el “obstáculo” o “amenaza”
llamada Venezuela que se acrecientan con las necesidades del imperio por
acumular nuevas fuerzas para poder hacer frente a la poderosa China Socialista
que sigue creciendo anualmente sobre el 7% y a la renovada Rusia de orientación
euroasiática y latinoamericanista que se decidió rememorar y alcanzar, con
nuevos bríos, el esplendor y los niveles de beneficios sociales de la otrora
Unión Soviética.
De manera que la
“amenaza” Venezuela, siendo una real esperanza para los pueblos, es un gran
reto para el imperialismo yanqui que tiene como objetivo central contrarrestar
el poderío militar, económico, financiero, tecnológico y de talento humano
ruso-chino, y para ello se ha dispuesto a derrotar el proyecto revolucionario
venezolano, aún a costa de que se radicalice aceleradamente la Revolución y sus
líderes se vean obligados a desestructurar para siempre el poderío de la
burguesía tradicional parasitaria nacida a las sombras del capital financiero y
comercial estadounidense.
(*) Consultar la insustituible
obra de Federico Brito Figueroa “Historia Económica y Social de Venezuela” en 5
tomos editados por FACES-UCV.
@ProfeWong
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