Recordando al Maestro Carlos Marx en el Bicentenario de su Natalicio
Hacia una posición epistemológica en la
construcción del socialismo bolivariano.
Por Ernesto Wong Maestre (*).
5 de mayo de 2018
Para toda investigación teórica o empírica, en
particular en ciencias sociales, es necesario poseer, es decir, comprender y
conocer a fondo, una determinada postura epistemológica. Por tanto, resulta
conveniente, en estas breves líneas referirse a aquella que comprende la realidad
que se investiga como una totalidad, y ésta como un todo estructurado en vías
de desarrollo y autoconcreción; movimiento cognitivo llevado a cabo por quien
investiga pues por aproximaciones sucesivas se va llegando a reconstruir la “totalidad
concreta”, esta última como una de las categorías magistrales de la filosofía
de la praxis.
En las transformaciones sociales enfocadas al socialismo,
cada una de ellas constituye elementos
de una totalidad concreta de naturaleza socialista, y esta de una más compleja,
y así, hasta la configuración del sistema socialista en construcción, como
totalidad concreta. Por ejemplo, esta visión dialéctica se puede encontrar en
el sistema de objetivos nacionales, estratégicos y generales trazados para
poder alcanzar los cinco “Objetivos Históricos” del Plan de la Patria 2013-2019 presentado e iniciado
por el líder venezolano y presidente Hugo Chávez desde fines de 2012 y
continuado y llevado a ley por el hoy Presidente Nicolás Maduro. Todo ese plan
es un imaginario de un sistema de transformaciones sociales de orden económico,
político, jurídico, cultural, ecológico, infraestructural, comunicacional,
militar, entre otros, que va haciéndose realidad. El conjunto de los objetivos
generales, es en sí un sistema de transformaciones y así debe comprenderse al
momento de trazar las tareas para alcanzarlos y poder cumplir con el objetivo
estratégico al cual se subordinan esos generales. A su vez, los objetivos
estratégicos que tributan a un objetivo nacional constituyen o deben constituir
también un sistema de transformaciones
sociales que harán posible cumplir el objetivo nacional. Todo el conjunto de
estos últimos tampoco son objetivos fragmentados ni aislados de una totalidad
en construcción sino que conforman una geoestrategia para llegar a alcanzar el
objetivo histórico al cual se articulan. De manera que el Plan de la Patria es
todo un sistema geoestratégico dirigido a la construcción de la nueva Nación
como el imaginario más genuinamente bolivariano.
En esta postura ontoepistemológica, la comprensión
de la totalidad no significa comprender todos los hechos, sino ese conjunto de eslabones, dimensiones y
configuraciones que se van comprendiendo e interpretando en torno al objeto
investigado, todos significativos entre ellos y cada uno en relación con ese
todo dialéctico. Así se va realizando la
estructuración de la totalidad concreta. Es el “ascenso de lo abstracto a lo
concreto” como “movimiento del pensamiento y en el pensamiento” lo que permite
negar “lo inmediato”, lo evidente o lo “concreto sensible”. Es “un movimiento de
la parte al todo y del todo a la parte, del fenómeno a la esencia y de la
esencia al fenómeno, de la totalidad a la contradicción y de la contradicción a la totalidad, del objeto al sujeto y del
sujeto al objeto” (Kosik,49) Y si ese ascenso
se corresponde con una praxis como lo es y debe ser siempre la ejecución de un Plan
de la Patria, entonces se irá logrando realmente la estructuración de la
totalidad concreta y no solamente algunos logros evidentes aislados.
En razón de ello, resulta pertinente recordar
que en algunas corrientes filosóficas marxistas se tiende a reconocer la posición
gnoseológica como “postura ontoepistemológica” ya que realidad y el conocimiento
de ella conforman una unidad pero no como dos cosas anexas, y ni siquiera
integradas, sino como una unidad dialéctica en que las variaciones de una no
necesariamente significa variaciones del mismo ritmo o magnitud de la otra ya
que la unidad es dialéctica precisamente porque en determinadas condiciones del
entorno o del contexto uno de los polos dialécticos puede ser más dinámico que
el otro o viceversa.
“Sin la comprensión de que la realidad es
totalidad concreta que se convierte en estructura significativa para cada hecho
o conjunto de hechos, el conocimiento de la realidad concreta no pasa de ser
algo místico, o la incognoscible cosa en sí” (Idem, 56), algo que sucede a
menudo en los intentos de ese tipo de investigación donde el que investiga no
logra “recortar el objeto” adecuadamente según la unidad dialéctica entre
realidad y su conocimiento.
El principio metodológico de la investigación
dialéctica de la realidad social asumido aquí reconoce que la realidad concreta
o totalidad concreta, presupone avanzar, de la destrucción de la
pseudoconcreción a la estructuración del todo, mediante la construcción sistemática de los
significados entre los hechos en interacción que configurados como
significativos, se avanza hacia el todo y desde él hacia cada uno de los
hechos, a través de una adecuada interpretación dialéctica. Es este tipo de
interpretación la que sistemáticamente debe ser aplicada en la comunicación
social de manera que la mayor cantidad de pueblo, como sujeto histórico, pueda
comprender e interpretar cada uno de los miles de logros o hecho concatenado
que van configurando la totalidad concreta o socialismo bolivariano en
construcción.
Desde este epísteme y su cuerpo de categorías se
debe comprender que la anterior “interdependencia
y mediación de la parte y del todo significa al mismo tiempo que los hechos
aislados son abstracciones, elementos artificiosamente separados del conjunto
que únicamente mediante su acoplamiento al conjunto correspondiente adquieren
veracidad y concreción” (Idem, 61). Veracidad que a diario es, o debe ser, reconocida por la mayor parte del pueblo.
Quien trate de aproximarse a la realidad y
darla a conocer de forma aislada o fragmentada es porque posee una visión
limitada, característica de ese tipo de análisis de la coyuntura nacional o internacional
donde se produce un acontecimiento político o social relevante o una crisis
internacional y sólo se aprecian hechos aislados y no unidos dialécticamente a un
conjunto acoplado. Es la clásica visión fragmentada de la realidad de tipo
positivista o neoempirista que constituye un obstáculo epistemológico, como
diría Gaston Bachelard.
La visión fragmentada de la realidad es un
obstáculo a la adecuada interpretación social, por ejemplo, de esos miles de
conquistas que a diario va alcanzando el pueblo y su gobierno revolucionario con
esfuerzo y sacrificio.
Cada configuración que se reconstruye en una
investigación tomará mayor o menor significación respecto a la búsqueda de la totalidad
concreta, y ello presupondrá reconocer los diferentes grados de complejidad de
las configuraciones y sus propias formas de movimiento, hasta agotar la esencia
de cada configuración, dimensión y eslabón incluido en la totalidad. Por esa
razón es que Kosik sostiene que “la jerarquización de la realidad conforme a un
principio no teológico sólo es posible sobre la base de los grados de
complejidad de la estructura, y de las formas de movimiento de la propia
realidad (…) sólo la concepción dialéctica del aspecto ontológico y
gnoseológico de la estructura y del
sistema permite llegar a una solución fructífera, y evitar los extremos del formalismo
matemático, de una parte, y del ontologismo metafísico, de otra” (Idem, 58).
El socialismo en Venezuela lo construye el
sujeto histórico de la revolución bolivariana o revolución social, entendido el
socialismo bolivariano como una formación económico-social con las
peculiaridades venezolanas (aunque influido por las experiencias, los
razonamientos y las praxis acumuladas en esta materia por otras sociedades)
donde va consolidándose cada vez más, con el paso del tiempo, y a pesar de la
existencia de estructuras capitalistas, el modo de producción y formación
económico-social socialista, caracterizados ambos, entre otras cualidades por
disponer de una alta seguridad patria, una defensa cívico-militar de la mayoría
(cada vez más sustancial) del pueblo, en
cada sector o esfera de la vida nacional y de un desarrollo lo más integral
posible.
Esto significa que habrá todo un tiempo en que
coexistirán elementos estructurales y superestructurales de diferentes signos
ideológicos, así como ciertas fuerzas productivas de la formación
económico-social capitalista, aunque no predominantes, todas con diferentes ritmos
de desestructuración, lo cual quiere decir que habrá más o menos un largo
período de tránsito de nacimiento de una formación y desaparición total de la
anterior, con sus consiguientes contradicciones también en diferentes niveles
de intensidad y ritmo.
Sin ninguna duda y con mucha persistencia,
mantener una postura ontoepistemológica dialéctica es necesariamente
complemento de la postura ideológica que guía el proceso bolivariano y a la que
desde iniciarse la década de los noventa del pasado siglo, en el Libro Azul, se
refirió Hugo Chávez, el líder fundador del movimiento político que impulsó la Revolución
Bolivariana nacida desde la gesta independentista del Libertador Simón Bolívar
a inicios del siglo XIX.
Referencias
Kosik, Karel (1963).- Dialéctica de lo
Concreto, editorial Grijalbo, México, 1979.
(*) Analista internacional y
profesor de las maestrías en Relaciones Internacionales del Instituto de Altos
Estudios de Seguridad de la Nación de la UMBV y de la de Derecho Internacional
Público de la UBV, así como del Seminario de África de la carrera en relaciones
internacionales de la Escuela de Estudios Internacionales de Faces UCV.
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