En
Nicaragua no habrá ninguna Maidán
Por Ernesto Wong Maestre (*)
La comunidad internacional al conocer la
información escrita y en imágenes sobre Nicaragua ofrecida entre el 17 y el 22
de abril recién pasado, le debió asaltar muchas dudas y preocupaciones por lo
que estaba conociendo. A la parte que lee, ve y escucha las megacorporaciones
transnacionales de noticias le asaltan las clásicas ideas opuestas a las
revoluciones sociales, mientras que a la otra parte, atenta a los medios de
comunicación alternativos, ajenos a los fake news de las primeras y partidarios
de la información veraz y verídica acerca de lo que sucede y de lo que se
esconde o enmascara, le vienen a la mente lo ocurrido en abril de 2002 o en los
primeros seis meses del 2017 en Venezuela, o incluso lo que le ocurrió en 2014
al presidente ucraniano Victor Yanukovich cuando desde la violencia generada en
una sola plaza de la capital, la Maidán, se armó todo un golpe de Estado
llevado a cabo con la puntualidad de un otrora reloj suizo por una ínfima
población pero infiltrada de grupos criminales, nazistas algunos de ellos, que
usando estrategias de comandos asesinos, sometieron la voluntad de todos los
poderes del Estado a los intereses de los sectores más guerreristas de EEUU.
En Nicaragua, después de la semana de
sucesos violentos en Managua y otras ciudades del país, iniciados por
grupúsculos de encapuchados para alentar protestas de la población minoritaria
de oposición pero violenta, los saqueos vandálicos y crímenes, evidentemente
dirigidos desde el exterior para afectar la imagen del gobierno sandinista y
sus políticas, el Presidente Daniel Ortega anunció la decisión de anular la
Resolución mediante la cual se aprobaban reformas al sistema de pensiones de
seguridad social, llamó al diálogo nacional para extraer otras posibles medidas
y convocó a forma una Comisión de la Verdad que esclaresca los asesinatos
ocurridos.
Los grupúsculos violentos continúan con
asaltos y robos contra pequeños e indefensos negocios. Es la característica de
los mercenarios que buscan crear atmósferas de desestabilización para apoyar la
matriz mediática imperial del Estado Fallido al igual que hicieron en Ucrania o
Libia pero a diferencia de esos escenarios donde a las fuerzas imperialistas se les permitió
ingenuamente que esas crearan condiciones y actuaran impúnemente, en Nicaragua
como ocurrió en Venezuela, cada día más esas estructuras políticas fascistas se
irán aislando y reduciendo sus bases ante una mayoría popular que siempre
apoyará el proceso revolucionario sandinista que por desarrollarse en un país
sin suficientes recursos para acelerar las transformaciones, su gobierno ha
debido desarrollar geoestrategias con un ritmo sostenible y con mucha
flexibilidad ante los históricos adversarios criollos.
Resulta interesante recordar en qué
consistieron las reformas a los aportes a la seguridad social, donde la carga
significativa fue al sector privado, así como en qué contexto social y político
se anunciaron, los significados y sentidos de las acciones de violencia
llevadas a cabo y las principales
muestras de apoyo realizadas por la Central de Trabajadores de Nicaragua, y
otras instituciones, el mismo día 16 de abril, también cuando se conmemoraba un
aniversario más de la declaración del carácter socialista de la Revolución
Cubana (16 de abril de 1961) y la salida por puerto nicaraguense, con la
aprobación del entonces dictador Anastasio Somoza, de las embarcaciones de
mercenarios dirigidos por la contrarrevolución exiliada en Miami que invadieron
Cuba por Playa Girón en ese año, mientras
que en lo interno coincidió con el mayor control del voraz incendio -algo también preocupante que se está
repitiendo en países victimas de la política exterior de EEUU- de la mayor reserva de la biosfera nicaragüense.
Para leer esa información compilada puede accederse al blog http://felicidadvirtuosa.blogspot.com
Resulta sintomático que las iniciales
protestas inducidas por un grupo violento ocasionaron la primera muerte de un
joven y a partir de este innegable hecho se desencadenaron, el día 17 de abril,
otros hechos violentos, y ya para el 19 de abril, coincidiendo precisamente
también con la elección del nuevo Presidente cubano Miguel Díaz-Canel, las
campañas mediáticas imperiales exageraron los acontecimientos de Nicaragua,
impulsaron más las protestas violentas y provocaron más muertes para lograr que
toda la opinión pública mundial volcara sus ojos sobre los hechos sangrientos
en la patria de Sandino y quedará menos relevante el ascenso de una nueva
generación de revolucionarios a dirigir los destinos de Cuba, un miembro como
Nicaragua de la ALBA-TCP. Ante la situación interna, Ortega optó por no viajar
a Cuba para reunirse con Diaz-Canel, Maduro y Evo Morales, algo que debió
satisfacer a los organizadores de las operaciones encubiertas contra la
revolución sandinista. Pudiera parecer un relacionamiento “traido por los
pelos” pero en los últimos años las operaciones encubiertas dirigidas desde
EE.UU para contrarrestar el avance de los procesos revolucionarios se vienen
realizando intensamente en esas tres dimensiones ya reconocidas ampliamente por
los analistas internacionales: primera, la violenta donde actúan los
mercenarios encapuchados o los sicarios y cuando hay fácil opción
intervencionista los marines yanquis; segunda, la financiera dirigida desde las
entidades capitalistas de préstamos, inversiones, especulación, ahorro y
calificación de riesgos; y tercera, la mediática en la que se mueven canales de
TV, grupos de producción filmica, operadoras de redes globales, emisoras de
radio, entre otras instituciones. No es casual para nada que el actual
Secretario de Estado de EE.UU y exJefe de la CIA, Mike Pompeo, sea ante todo un empresario con grandes
inversiones, incluidas las que realiza en la producción de films dirigidos a
manipular las mentes de la juventud “antiautoritaria” a nivel global y a
escamotear las verdades y las tendencias históricas de la humanidad ansiosa por
la paz y el cuidado de la naturaleza.
Las sospechas sobre la acción del actual
gobierno estadounidense en estos hechos de Nicaragua, influido por los grupos contrarrevolucionarios
y financistas en Centroamérica, nucleados en la Florida, y que están actuando
intensamente en el campo de la semiótica y el ciberespacio, en función de sus
objetivos desestabilizadores, son sospechas bien justificadas si se tiene en cuenta
lo que antes ocurrió en Venezuela, Ucrania, Libia, Siria, Irak o Afganistán,
para orientar el análisis estratégico y las medidas que deben tomar los gobiernos del ALBA-TCP con
anticipación a fechas relevantes para cada proceso y para la aplicación de las
políticas y anuncios de proyectos también relevantes. Nunca debe olvidarse,
mientras exista el imperialismo, en un mundo globalizado que lo que ocurre en
Nicaragua o en torno a ella, afecta, desde varias perspectivas, tanto a
Venezuela como a Cuba, Bolivia, El Salvador, entre otros países donde hay
fuerzas emancipadoras enfrascadas en consolidar sus independencias. Incluso, en
Rusia y China que han desarrollado junto a esos gobiernos populares proyectos
que apuntan a la consolidación de las independencias, algo a lo que se han
opuesto siempre los gobiernos de turno de la Casa Blanca.
Las intenciones de los autores
intelectuales y garantes logísticos de las operaciones violentas en las ocho
ciudades nicaragüenses están enmarcadas en la desestabilización del sistema
político sandinista, en elevar el nivel del bloqueo con que EEUU trata de
chantajear a Ortega, en la batalla de símbolos que los grupos
ultraconservadores ejecutan contra todo aquello que cause significado a favor
de las transformaciones sociales, en la guerra comercial que el gobierno de
Donald Trump emprende contra China, en la estrategia de contención
tridimensional contra Rusia y en la política exterior antivenezolana del
gobierno de EEUU dirigida a socavar las bases de sustento económico y comercial
de Caracas toda vez que Nicaragua es un proveedor seguro de alimentos en el
esquema de trueque establecido entre ambos gobiernos o en el que se va formando
en torno al criptoactivo Petro.
Después de casi treinta años de haber
cesado la violencia armada en Nicaragua, y de los últimos tres lustros del
gobierno sandinista de Ortega, este actor central del Sujeto Histórico
emancipador nicaragüense posee un amplio arsenal de opciones, algunas de las
cuales ya apreciamos desde el pasado domingo
22 cuando el Presidente nicaragüense anunció la casación de la “polémica”
Resolución y abrió un proceso de diálogo social que conducirá seguramente a un
consenso respecto a la política y normas de pensiones y el fortalecimiento del
INSS, encargado de la aplicación de esa política social. De lo que se trata
es de estudiar integralmente las políticas públicas en sus tiempos y sus
espacios, sus contextos, sus obstáculos, sus historias, los actores tanto
internos como externos que toman parte, así como los procesos en que están
inmersas. En este caso, en el proceso de apoyo creciente al sandinismo que hace
menos de dos años logró una votación superior al 70% en las elecciones
presidenciales.
Lo acontecido en Nicaragua, tanto por lo
llevado a cabo por la población violenta como por las nobles medidas propuestas
por el Gobierno sandinista y derogadas después, y por el tratamiento político
dado por el Presidente Daniel Ortega a la sociedad, en la coyuntura actual,
convencido de que la amplia seguridad social alcanzada por la sociedad en
revolución no se reduce a la pensión de vejez, hace pensar que en Nicaragua no
habrá ninguna Maidán, y si EE.UU se atreve a invadir sí habrá otro Girón.
Podrán seguir los intentos
desestabilizadores imperiales, y seguramente seguirán mientras el imperialismo
no implosione, pero la Revolución Sandinista saldrá una vez más vencedora, en
alianza estrecha con los gobiernos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América (ALBA-TCP), con Rusia, China, Irán y otros decididos por la
cooperación y el intercambio de beneficio mutuo.
(*) Analista internacional y profesor de las
maestrías en Relaciones Internacionales del Instituto de Altos Estudios de
Seguridad de la Nación de la UMBV y de la de Derecho Internacional Público de
la UBV, así como del Seminario de África de la carrera en relaciones
internacionales de la Escuela de Estudios Internacionales de Faces UCV.
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