El Socialismo es
la vía
Por Ernesto Wong Maestre
La semana pasó como una ráfaga huracanada que sacude
árboles frondosos, hace caer los secos y deja muchas y diversas huellas a su
paso. No fue más que un haz de acontecimientos, todos estrechamente vinculados,
relacionados e impactando al mundo pero
también impactados por lo que viene sucediendo desde hace quince a veinte años
en nuestro planeta. Es la dialéctica de la vida humana, particularmente de la
vida social en plena interacción con su ecosistema y profundamente dinamizada
por las contradicciones de clases y por otras, como la relativa a lo individual
versus lo social, o lo nacional versus lo multilateral, todas condicionándose
mutuamente. Los avances de la paz en
Colombia, las acciones de defensa
integral de Venezuela, el nuevo período de la Asamblea General de ONU y la
defensa de Siria por la aviación rusa, son varios de esos procesos huracanados
y concatenados, porque, ante todo, prevalece el ideal de paz a pesar de las
amenazas guerreristas de naturaleza hegemónica.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue uno
de los escenarios internacionales donde esa dialéctica de la vida social se
expresó contundentemente. Las voces del respeto a los principios del derecho
internacional (autodeterminación, soberanía, independencia, solución pacífica
de los conflictos, cooperación)
conformaron la trinchera de ideas más potente frente a las voces de las grandes
potencias imperiales del gran capital que, atrapadas en sus propias trampas,
mostraron sus debilidades y sus prepotencias, sus contradicciones de intereses
y sus falaces diagnósticos o demagógicas posiciones. Ejemplos de ello son las diversas posiciones
gubernamentales o mediáticas asumidas en la arena internacional frente a los 17
Objetivos de la Agenda para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas hacia
el 2030 aprobados por la Asamblea General pues estos solo podrán ser alcanzados
de forma mundial si los pueblos en todos los continentes desplazan del poder a
las oligarquías burguesas y asumen la gestión directa y democrática de la
dirección del proceso social de trabajo en cada país y comienzan a practicar
políticas exteriores apegadas a los principios del derecho internacional y de
los procesos integracionistas que propugnan también la solidaridad y el
provecho mutuo en los intercambios.
Es decir, la vía para alcanzar dichos Objetivos es
construir el socialismo, lo que presupone, no solo que candidatos decididamente
socialistas ganen las elecciones, sino que también después de ganar puedan
cumplir lo prometido, en lo que la máxima responsabilidad por deber histórico
radica en los pueblos y sus movimientos sociales. Y en esto, innumerables ejemplos nos indican
que ese es un camino obstaculizado militar, financiera y mediáticamente por las
propias potencias imperiales, aunque eso no es determinante, como lo han
demostrado los pueblos de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El
Salvador, Dominica, entre otros, que han sabido estrechar lazos de todo tipo en
los últimos veinte años y juntos han enfrentado y vencido, con apoyo de
potentes aliados, las maniobras abiertas
o las operaciones encubiertas lanzadas contra ellos, principalmente por el
imperialismo estadounidense.
Por ello, quienes mejor podrían guiar a sus sociedades
hacia el logro de los 17 Objetivos son los gobiernos con el rumbo socialista,
dispuestos y con poder para sortear obstáculos y vencer. Entre todas esas voces antimperialistas y
potentes, la de nuestro Presidente Nicolás Maduro, exponiendo las posiciones de
política exterior, tiene el mayor significado para las perspectivas
estratégicas de la Revolución Bolivariana, como proceso de transformaciones integrales y estructurales
del país en su interacción con todo el mundo. Allí se apreciaron las
coincidencias, los mutuos intereses y la comunidad de valores con los gobiernos
y pueblos de aliados estratégicos como China, Rusia, Cuba, Ecuador, Bolivia,
Nicaragua, Argentina, Brasil, Irán, Bielorrusia, Vietnam, Angola, Suráfrica, entre otros. Es
en esa identidad multipolar donde se afianzan las perspectivas para la Patria
de las próximas décadas. Sepamos estudiarlas, sustentarlas y defenderlas que la
Patria le urge y nos lo reclama.
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