LA VALENTÍA DE UN GOBERNANTE HUMANO CONTRA
LA OSADÍA DE UN
GOBERNANTE ASESINO
Por Ernesto Wong
Maestre (*)
21 de septiembre del 2006
La 61 Asamblea
General de la Organización de Naciones Unidas recién
concluida pasará a la historia de ese organismo internacional como un momento
cumbre en la batalla de la humanidad honesta, valiente y pacífica contra los
gobernantes mentirosos, opresores y asesinos, enfrentados desde posiciones
gubernamentales y estatales en diversos escenarios y por diversos motivos pero
en un solo eje: la paz contra la guerra.
Hugo Chávez Frías (el Presidente venezolano que más votos ha alcanzado
en ocho votaciones nacionales y el venezolano aclamado por más pueblos del
planeta), ha tenido todas la razones para responderle al Presidente George W.
Bush (el estadounidense electo fraudulentamente Presidente y el estadounidense
más abucheado en todas las ciudades del mundo), todas esas acusaciones
falseadas, esos calificativos peyorativos y esas ofensas a la humanidad que
durante más de mil días y noches ha venido difundiendo el Presidente de los
Estados Unidos de Norteamérica contra Chávez por todo el mundo y, además,
utilizando el chantaje y el soborno basado en las condiciones que le
proporciona ser una gran potencia.
En el justo sentido de la dignidad humana, Hugo Chávez ha sido éticamente justo
y estéticamente admirado por el contenido de sus respuestas acusatorias y por
la metáfora empleada para caracterizar a un gobernante que no ha tenido ningún
reparo en ordenar crueles bombardeos y viles ametrallamientos a casas de
familias y civiles indefensos.
Chávez respondió a Bush –con una palabra- cada uno de los insultos contra la
humanidad y contra su persona usados por Bush periódicamente, y Chávez lo hizo
con la creatividad necesaria para romper el muro mediático del silencio que el
imperialismo yanqui fortalece sistemáticamente para esconder tras él todas las
fechorías, asesinatos y crímenes de lesa humanidad cometidos por sus tropas
imperiales, bajo su máxima dirección, contra pueblos indefensos, contra
familias enteras y contra la dignidad humana.
¿Qué menos puede esperar un gobernante como Bush que ha sido capaz de meterse
violentamente en los hogares ajenos y de otras naciones, y no precisamente para
calificar con palabras, sino para matar a traición?. ¿Qué menos podría haber
dicho el Presidente
Chávez sino la verdad, expresada en la figura del diablo, una imagen
universalmente reconocida como el modelo de la maldad y la crueldad? ¿Quién
podrá defender honestamente a George W. Bush, cuando termine su mandato, de las
acusaciones de crimen de lesa humanidad cometido contra los pueblos de Irak y
Afganistán? ¿Quién no recuerda las declaraciones de Bush y de Condolezza Rice
de que “todavía no era hora de detener la guerra” de agresión de Israel sobre
el Lìbano a los pocos días de comenzar la ofensiva israelita y que ya había
causado la muerte de cientos de indefensas familias árabes libanesas?. La
historia cargará esas muertes al expediente diabólico de George W. Bush y de
Condolezza Rice por haberle dado luz verde a los gobernantes israelíes durante
casi treinta días y noches para asesinar a mansalva.
Por ello, hoy sentimos una gran indignación y un gran desprecio por quienes
osan criticar la posición digna de nuestro Presidente Chávez cuando éste
comparó a Bush con el diablo, y no han sido capaces nunca de pronunciarse
contra todas las ofensas proferidas por Bush durante los últimos dos años
contra Chávez, y sobre todo, no han sido dignos pues no han condenado los
bombardeos y asesinatos cometidos por Bush, no sólo contra el pueblo árabe,
sino también contra el propio pueblo estadounidense, ya sea en las Torres
Gemelas, como al enviar a jóvenes soldados a masacrar gentes indefensas que los
convierte en blancos perfectos de quienes defienden a sus familiares de los
yanquis asesinos.
Entonces, ¿qué pudiera tener de “inadecuado” –como ha dicho un embajadorzuelo
de la 4ta República- usar la palabra y el escenario que le otorga la Asamblea General
de ONU, si en definitiva es un escenario mundial construido precisamente para
dirimir por la vía pacífica los conflictos, y en este caso para acusar a un
asesino como Bush? ¿O es que los críticos de nuestro Presidente comparten con
Bush los mismos instintos y acciones criminales imperialistas? ¿Alguien ha
visto a ese exembajador venezolano con “grandes amigos” en los países árabes
asistir a alguna de las varias marchas realizadas de apoyo a la causa árabe
ante la agresión israelí o pronunciar una declaración condenatoria de esa
guerra?. ¿Qué pudiera tener de vergonzoso para una persona honesta –como dicen
algunos venezolanos por los medios privados de comunicación- que el Presidente Chávez le
diga, pacíficamente a otro gobernante, lo que se merece, sobre todo cuando ese
gobernante se la pasa violando la paz y la integridad moral y física de los
pueblos?.
Hugo Chávez habló en nombre de las víctimas y de los sobrevivientes de todos
esos bombardeos, ampliamente difundidos por CNN desde la guerra de Afganistán
hasta la masacre en Faluya y en todo Irak. Chávez es un gobernante sensible a
los llamados de esas madres clamando ayuda frente al “diablo” que le lleva a
sus hijos y a sus esposos, en una guerra cruel e injusta. Chávez es el Presidente que se
apasiona y se crece moral y éticamente cuando ve a un niño llorando, ante el
cadáver de sus padres, ametrallados por los proyectiles Made in USA y se
estremece al pensar que más nunca podrán ver a sus seres queridos. ¿Quién no se
atrevería a clavarle una estaca al diablo en su pecho si lo ve delante por tan
abominables actos cometidos?
¿Ustedes no creen que el asesino de Bush, para la magnitud que alcanzan sus
fechorías, fue tratado con cierta consideración como lo hizo Chávez siendo
huésped indirecto? ¿Ustedes no creen que Bush se merece –por lo menos- la misma
guillotina inglesa que una vez se usó contra una Reina que sólo había mal
gobernado?.
Ahí está el problema más comentado superficialmente por los medios de
comunicación transnacionales en la 61 Asamblea General
de la ONU: “las palabras agresivas de Chávez contra Bush”, cuando el asunto de
fondo o la esencia del problema es la dignidad de un gobernante honesto contra
la maldad de un gobernante indigno, o la valentía de un gobernante humano
contra la osadía de un gobernante asesino.
Chávez tiene razón y con coraje sabrá seguir conduciendo la Revolución.
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