Venezuela-China:
potencial y poder en desarrollo
Por Ernesto Wong
Maestre (*)
17 de septiembre de 2018
17 de septiembre de 2018
La avalancha de acuerdos
bilaterales firmados por el Gobierno Bolivariano durante la visita de alto
nivel presidida por el líder de la revolución chavista y Presidente Constitucional,
Nicolás Maduro, a la República Popular China, recién finalizada, contribuirán
estratégicamente a elevar el nivel del potencial de Venezuela y también de
China, de ahí que ambos gobiernos, actores populares y fuerzas empresariales de
una y otra nación se hayan manifestado con entusiasmo e interés por los
alcances de las negociaciones y sus resultados. Esos acuerdos tuvieron como
fundamentos filosóficos tanto el Pensamiento Chavista como el Espíritu de
Shanghai y como referentes principales el desarrollo integral y sostenible de
ambos países y la mayor prosperidad para sus pueblos. De su relevancia y
sentido tratan las siguientes ideas.
Como bien reconocen los estudiosos de la potencia y
poder de una Nación, desde el alemán Hans Morgenthau (1) o el francés Raymond
Aron (2) hasta el venezolano Víctor Maldonado Michelena (3) o el cubano Roberto
González (4), el potencial de un país está dado por el conjunto de recursos
materiales e inmateriales, capacidades intersubjetivas, competencias subjetivas
y tecnologías en sus diversas magnitudes, desde las nanotecnologías hasta las
macrotecnologías que pudieran emplearse en momentos determinados para alcanzar
fines de política exterior o para la defensa de su soberanía, independencia y
libertad, mientras que se le llama poder al uso concreto de ese
potencial en las estrategias y operaciones tácticas para ir logrando objetivos
ante las amenazas, conflictos u oportunidades, tanto para fortalecer el
potencial, condición clave de la estabilidad política, como para apoyar a un
aliado. O incluso, solidarizarse con un pueblo necesitado, como solo lo hacen
los gobiernos enfocados al socialismo.
Acuerdos, potencial, poder y estructuras
Varias obras de los autores antes
mencionados dan cuenta detallada de los “factores” que definen el potencial de
una Nación. No es necesario mencionarlos aquí pero si recordar que no deben
concebirse o estudiarse fragmentados sino en un amplio haz de relaciones como
totalidad dialéctica y por ello, relaciones con diversos niveles de
significación entre ellas, algunas “duras” y otras “blandas”, como bien
recuerdan De la Garza y Leyva (5). Basados en esos factores, es posible
comprender que los 472 proyectos bilaterales en ejecución, más los 28 acuerdos anunciados que fueron
firmados durante la visita de Maduro a China junto al equipo liderado por Xi
Jinping tienen un caleidoscopio de significados, tanto para el Plan de
Recuperación, Crecimiento y Prosperidad (RCP) echado a andar en el pasado
agosto por el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela como para el ya
exitoso gran proyecto de la Franja y la Ruta ideado y puesto en marcha desde
hace más de un lustro por la República Popular China en alianza con más de
cincuenta países de Asia, Eurasia, Europa, África y más recientemente con
América Latina y El Caribe, en lo que Cuba y Venezuela tienen significados
particulares.
Los acuerdos potencian y los
proyectos derivados de los planes dan poder al mismo tiempo que se ejecutan con
el poder acumulado de los Estados, que al realizarlos se alcanza mayor potencia
y también se incrementa el poder para continuar transformando las sociedades.
Todo ello proporciona el sentido histórico y último de toda esa acción
bilateral: sentar las bases firmes hacia el desarrollo integral de las dos naciones
y con ello alcanzar la mayor suma de felicidad y seguridad social para ambos
pueblos y la mayor suma de estabilidad política para las Naciones.
Venezuela desarrolla el proyecto
de transformaciones sociales que más atracción popular global ha tenido en los
últimos quince años complementado con una política exterior dirigida a integrar
a los pueblos mediante los proyectos ALBA-TCP conformado por Cuba, Bolivia,
Nicaragua, Ecuador, Dominica, Antigua y Barbudas, San Vicente y Granadinas, Granada,
San Cristóbal y Nieves y como invitados Surinam, Irán, Siria, Rusia, India,
Malasia y Vietnam. Venezuela se solidariza y comparte con ellos la riqueza
petrolera que posee a través de Petrocaribe, calculada como una de las más
grandes del mundo, y se apresta a desarrollar integralmente la minería al
poseer grandes reservas de oro, coltán, bauxita, caliza, diamantes, carbón,
hierro, fosfatos, dolomita, manganeso y muchos otros minerales estratégicos o
de amplio uso tradicional. Y en toda la labor que realiza o planea está
presente el principio de la democracia participativa y protagónica del pueblo y
la decisiva unidad cívico-militar, con su expresión concreta en la praxis
diaria del país. La visión del Socialismo Bolivariano que anima el proyecto
social se va transformando y enriqueciendo, en la misma medida en que se va
desarrollando en la praxis según las particularidades de Venezuela, y ello
despeja mejor el camino hacia una mayor integración con el gigante
asiático.
China, por su parte, ya disputa
con EE.UU la primera plaza mundial como potencia económico, financiera y
tecnológica, mostrando -a diferencia del imperio- una alta capacidad de sacar
anualmente a millones de personas de la pobreza y también de crearles
condiciones sostenibles para que disfruten de buenos salarios, eficiente
infraestructura comunicacional y de servicios, y cantidades diversas de
productos de primera necesidad, para el hogar e incluso suntuarios mediante una
integración, cada vez mayor de todas sus regiones y estas con el mundo a través
de la histórica Ruta de la Seda. Coches eléctricos ya son producidos y
exportados en proporciones similares a otras superpotencias desde Nanjin a
varias capitales y ciudades de Asia, Europa y Medio Oriente, con la
participación de empresas mixtas formadas con grandes corporaciones emergentes
(stars up), las cuales se expanden por el extenso territorio de más de 9
millones y medio de km². En China están creciendo aceleradamente las
inversiones en investigación y desarrollo (I&D) para situarla dentro de
pocos años en el primer lugar mundial y ya ha desplazado a varias potencias en
la escala de generadoras de tecnologías. Ningún analista deja de reconocer que
nuevos emporios tecnológicos y zonas económicas especiales con grandes urbes
están surgiendo aceleradamente desde Shanghai hasta Urumchi y desde Guangchi
hasta Jilin. Por ello, China se ubica en la cima de los llamados mercados de
exportación e-commerce.
Recientemente el destacado
analista ruso orientalista, Alexei Maslov, abogó por crear grandes corporaciones
globales mixtas de productos o servicios para competir en el mercado mundial,
constituidas por los ocho países de la Organización de Cooperación de Shanghai
(OCS), conformada por China, Rusia, India, Pakistán, Kasajistan, Tiyikistán,
Kirguistán, Uzbekistán y con observadores como Bielorrusia, Afganistán, Irán y Mongolia, así como otros
cinco aspirantes a integrarla. Todo ello hizo que el canciller chino, Wang
Yi, reconociera que el Espíritu de
Shanghai es "la razón fundamental por la que la OCS puede seguir
creciendo". Pero la propuesta de Maslov tiene su asidero, entre otras
condiciones concretas, en que hace solo un año China y Reino Unido inauguraron
el primer tren de carga que conecta directamente ambos países y en 18 días
recorre 12.000 kilómetros con cargas en ambos sentidos y de varios de los
países por donde transita y se aprestan
a moverlo en un futuro con energía solar, reduciendo así los costos y ahorrando
la energía fósil que se agota aceleradamente.
Respecto a África y guiada por el
Espíritu de Shanghai, China ha atraído la atención de los 55 países africanos y
coopera con ellos para fortalecer el recién Acuerdo de Libre Comercio Africano
o Tratado Continental Africano de Libre Comercio, del pasado marzo, porque,
como recién reconocieron los analistas de Xinhua, “el involucramiento de China
en África es beneficioso para los 2.600 millones de chinos y africanos, que
representan un tercio de la población mundial”(6). Más de 60 mil millones de
dólares de China se invertirán en proyectos conjuntos, siguiendo los objetivos
y estrategias de la Agenda África 2063.
China actualmente espera que con
la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se pueda avanzar
aceleradamente como en África y a través de ella se puedan lograr acuerdos y
proyectos de beneficio mutuo que fortalezcan la independencia y la soberanía de
los 32 países que la integran. Ella, al igual que Venezuela, espera que
Mercosur y Alba-TCP unan esfuerzos y condiciones para beneficio de toda
Suramérica aún cuando el actual gobierno pentagonista de los EE.UU sienta temor y desesperadamente siga haciendo todo lo que esté a su alcance para
bloquear tal posibilidad. No obstante, China -con la paciencia confuciana que
la caracteriza- se está convirtiendo en
el primer socio comercial y financiero de América Latina y el Caribe
Dialéctica chino-venezolana: principios, transformaciones y
circunstancias
En este articulo se insiste en
resaltar que los recientes acuerdos bilaterales que tributan a los más de 470
proyectos establecidos entre Venezuela y China, transversalizan el Plan RCP, es
decir, impactan con relevante poderío en los diez lineamientos estratégicos que
componen el Plan venezolano proyectado por Maduro, centrado fundamentalmente
en: a) dimensiones financiero-monetarias sean de nivel nacional como familiar
(elevar ingreso de divisas, reconversión monetaria, paridad y modalidad
cambiaria, mejores salarios, más poder adquisitivo y ahorros), b) en la
producción de bienes y servicios (agrícolas, industriales y bancarios), y c) en
la infraestructura (transporte y comunicaciones).
Logran impactar porque los
acuerdos están firmados precisamente en los sectores y áreas más necesitadas
que permitirán alcanzar el éxito del Plan RCP: área energético-petrolera, sector
transporte, minería, tecnologías, educación, comunicación, cultura, salud y
seguridad.
Comprender esa totalidad
dialéctica requiere eso que Hugo Zimerman llamó la “descripción articulada” y
que De la Garza y Leyva han estudiado ampliamente (7). A manera de síntesis y
su aplicación podría decirse –en este caso-
que es saber articular, desarticular y volver a articular categorías y
conceptos intra-dimensionalmente e inter-dimensionalmente contenidos en: a) los
principios o fundamentos en que se apoyan ambas políticas exteriores, b) las
dimensiones y componentes (conjunto de operaciones estructurantes) del Plan RCP
y del proyecto “La Franja y la Ruta” con sus logros u obra ya alcanzada o por
alcanzar, y c) las circunstancias nacionales e internacionales o globales en
que ambas naciones están inmersas o las contextualizan. Veamos.
El Espíritu de Shanghai tiene su
base en los Cinco Principios del Pancha Shila y es el principal fundamento del
proyecto La Franja y la Ruta que establece como meta crear una gran Comunidad de
Futuro Compartido, con los cual ya van más de 70 a 80 naciones que han
manifestado su disposición a aliarse a China en este proyecto. asumiendo los
principios sustentos del proyecto: a) confianza mutua, b) beneficio compartido,
c) igualdad, d) solución pacífica de las controversias, e) consultas
permanentes entre las partes, f) respeto a la diversidad cultural, g)
concordancia estratégica o visión estratégica común, h) desarrollo común, i)
solidaridad y j) cooperación integral: Estos son los componentes y a esto es a
lo que se le llama actuar internacionalmente con el “Espíritu de Shanghai”. Su
contraparte venezolana es el Pensamiento o Ideal Chavista el cual tiene su base
en la doctrina del bolivarianismo, de la Patria Grande y de la actitud
antimperialista, a lo que se le pudiera denominar el Espíritu Bolivariano.
Ese bolivarianismo y el desideratum
chavista están plasmados y aprobados por el pueblo a lo largo de toda la Carta
Magna de Venezuela (8) aunque resumido en su Preámbulo, los primeros seis artículos
y los relacionados con los artículos 299 al 327 referidos al régimen
socioeconómico, la función del Estado en la economía y la seguridad de la
Nación, así como a las normas fijadas en los artículos 152 al 155 respecto a
las relaciones internacionales. La necesidad de la refundación de la República,
plasmada en el propio Preámbulo, presupone transformar el sistema de economía
rentista petrolera y consolidar la economía productiva, siempre que en ese proceso se mantengan
vigentes y pujantes los valores que fijó desde 1999 el pueblo en su
Constitución, de “libertad”, “independencia”, “paz”, “solidaridad”, “bien
común”, “integridad territorial”, “convivencia”, “imperio de la ley”, “derecho
a la Vida”, “trabajo”, “cultura”, “educación”, “justicia social”, “educación”,
“igualdad”, “cooperación pacífica”, “integración latinoamericana”, “no
intervención” y “autodeterminación”.
Resulta entonces evidente la
identidad de valores y principios que animan las políticas exteriores de
Venezuela y China en aras de incrementar sus potenciales y poderes
transformadores en las actuales circunstancias y compleja coyuntura
internacional. En ésta debe jerarquizarse, para la mejor comprensión de las
relaciones bilaterales, el reagrupamiento de fuerzas emergentes que desde
Eurasia marcan la actual hegemonía en las decisiones interestatales para
afrontar los problemas globales, y destrabar las economías de los países del
sur, así como también que en Occidente las viejas potencias se enfrentan al
tradicional hegemón y en el seno de esos actores se desarrollan y se hacen
críticas innumerables contradicciones entre los grupos de poder, y entre estos
y la ciudadanía que no les permiten crear espacios de posibilidades para la
acción viable con EE.UU pero sí con el gigante asiático y de aquí que muchas de
ellas establezcan cada día más negocios con China y a su vez muestren
desinterés o rechazo a la tradicional política impositiva y prepotente del
gobierno de Donald Trump, volcado ahora sobre América Latina pero donde ya
China en alianza estratégica con Venezuela y Cuba crean bases de apoyo para que
sus alianzas sean integrales e indestructibles porque en ellas los principios guían
y motivan subjetivamente las operaciones transformadoras de la realidad,
incididas estas por las circunstancias y condiciones histórico-concretas
(políticas, económicas, sociales) del tránsito mundial al socialismo que la
humanidad se ha propuesto para poner fin al depredador capitalismo.
Referencias bibliográfícas
(1) Morgenthau, Hans J. (1948) Política entre las Naciones.La
lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano, Colección de
Estudios Internacionales, 3ra edición, Madrid. Consultada en
https://es.scribd.com/doc/314086351/Hans-J-Morgenthau-Politica-Entre-Las-Naciones-Completo
(2) Aron,
Raymond (1962). Paz y guerra entre las Naciones. Alianza Editorial, 1985, tomo
1 y 2. Madrid.
(3)
Maldonado Michelena, Víctor (1994). Seguridad del Estado. Desarrollo-Defensa.
Ediciones de la Presidencia de la República, 3ra edición, Caracas, 1998.
(4) González,
Roberto. Teoría de las Relaciones Políticas Internacionales. Ediciones Pueblo y
Educación e ISRI, La Habana, 1990.
(5) De la Garza Toledo, Enrique (2012).- La metodología marxista y el configuracionismo latinoamericano. En Tratado de Metodología de las Ciencias Sociales, Ediciones FCE, México, 2012, pags 229 a la 255.
(6)
Spanish.xinhuanet.com (2018). China y África: una verdadera amistad y algo más.
Consultado en http://spanish.xinhuanet.com/2018-09/06/c_137449405.htm.
(7) De la Garza Toledo, Enrique (2012).
Ob.cit.
(8)
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) con la Exposición
de Motivos y las reformas aprobadas mediante referendo universal en 2009.
Publicada en Gaceta Oficial Nro. 5.908 extraordinario de fecha 19 de febrero de
2009.
(*) Profesor
de las Maestrías en Derecho Internacional Publico (UBV), en Relaciones
Internacionales (UMBV), en Política Exterior de Venezuela (IAEDPG) y de la
Licenciatura en Relaciones Internacionales (EEI-UCV). Doctor en Seguridad de la Nación 2018. Autor de la tesis doctoral “La macroestructura
de sentido del discurso del líder transformador socialista”. Analista
internacional e invitado de Telesur, VTV, RNV, YVKE, ANTV, Ávila TV y ViveTv.
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