Con el Decreto de Emergencia Económica
Por Ernesto Wong Maestre
El pueblo
consciente, combativo y rebelde como lo formó nuestro Comandante Supremo y
Eterno, Hugo Chávez, que se ha mantenido incólume ante las agresiones
violentas, arremetidas “pacíficas” y operaciones encubiertas “made in usa”, recibió con mucha esperanza y entusiasmo el
Decreto de Emergencia Económica acordado colectivamente en un proceso de
consultas del camarada Presidente Nicolás Maduro, con los integrantes de su
Gabinete y dirigentes de otras instituciones. El Gobierno Revolucionario da
muestras que en el contexto de un estado de excepción, está firmemente convencido
que con el apoyo irrestricto de esa fuerza bolivariana de seis millones de
combatientes revolucionarios se podrá dinamizar de forma gradual e integra
todos los sectores productivos del país, comenzando por aquellos que cumplen la
función de generar alimentos y de buscar divisas con su adecuada logística e
infraestructura.
En eso radica el
amplio espectro que siempre se debe considerar, porque no es una simple
“medida” sino verdaderas y conscientes operaciones estructurantes de profundas
transformaciones revolucionarias, desde
el petróleo como producto, no solo básico, estratégico e imprescindible, sino
como propiedad efectiva, desde el 2003, del pueblo revolucionario y en
beneficio de toda la ciudadanía, hasta el mayor control estratégico y operativo de los recursos financieros. En ese
amplio espectro, el pueblo revolucionario con su Gobierno Bolivariano,
dinamizará como es lógico la petroquímica aprovechando por un lado las
excelentes capacidades para producir intensamente una amplia variedad de productos
y piezas plásticas, así como los fertilizantes necesarios para enriquecer el
amplio abanico de posibilidades agroalimentarias, desde la producción animal y
vegetal directa hasta la producción agroindustrial con el impulso también de
sus necesarias redes de distribución y frío.
Considerando que
las fuerzas productivas de la Nación deben desarrollarse de forma integral y
autosustentable, el Gobierno Revolucionario se aboca a dinamizar la rica y
potencial minería venezolana mediante inversiones de capitales públicos,
nacionales privados e inversiones extranjeras, precisamente porque en la
realidad concreta, Venezuela no está en crisis ni mucho menos sino que es
víctima de esa guerra no convencional, muy asimétrica, direccionada desde “el
norte revuelto y brutal”, que combina medidas “legales” violadoras de los
principios del derecho internacional, como ese infame Decreto Obama, con las
llamadas “covert action” o acciones encubiertas del cuarteto CIA-Pentágono-Usaid-Ned,
las amenazas y agresiones financieras, y todas esas acciones alimentadas y con
contextos inducidos por las redes sociales y de los medios de comunicación de
las grandes corporaciones y los laboratorios de guerra psicológica para afectar
las estructuras afectivas, motivadoras y ejecutoras de la personalidad humana,
tanto de la revolucionaria para neutralizarla, como de la conservadora o la reaccionaria
para alimentarla con odio.
Para cada sector
social, después de hacer estudios psicográficos mediante el espionaje de la NSA
denunciado por Edward Snowden, el imperio lanza campañas específicas y
operaciones valoradas en millones de dólares ya que en el imaginario imperial y
en sus archivos de las riquezas de Venezuela está el petróleo y el gas, y
también los minerales metálicos y no metálicos, los críticos, los estratégicos
y los minerales esenciales, tales como el oro, cobalto, coltán, aluminio, hierro,
manganeso, cromo, molibdano, venadium, magnesio, plata, platino y hasta uranio,
radium y quizás monocita.
Recuérdese que por
minerales estratégicos se consideran a aquellos minerales utilizados en la
industria por sus características particulares y que sus reservas o rarezas son
muy apetecidas por los gobiernos capitalistas del norte y que pueden significar
una gran ingreso por sus exportaciones o por su uso en la fabricación de
equipos de tecnología de avanzada o en aleaciones necesarias para sectores
industriales militares o del desarrollo aeroespacial. Y en Venezuela abundan
casi todos.
Por razones
operacionales y estratégicas, las transformaciones a llevar a cabo a partir del
Decreto de Emergencia Económica, deben tomar en cuenta el imprescindible
desarrollo de las telecomunicaciones y la informática, sectores por donde el
Complejo Militar-Financiero-Comunicacional del imperialismo yanqui ataca
recurrentemente con instancias del Cibercomando implementado por Obama desde el
2010, ya que son también sectores imprescindibles para el desarrollo integral y
autosostenible.
En toda esta
integralidad, el sector de la construcción resulta esencial impulsarlo, junto a
las transformaciones de las industrias, la organización y la promoción del
turismo, el incremento de las exportaciones con la calidad debida y todo el
sector financiero venezolano que ha sido fuertemente agredido desde diferentes
vías y con diversos instrumentos.
Por tales razones y
en defensa de la Seguridad de la Nación, fundamentada en los principios
constitucionales (Art 326 de la CRBV) y definida como “la condición, estado o
situación (Art 2 de la LOSN) que garantiza el goce y ejercicio de los derechos
y garantías en los ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico,
ambiental y militar, de los principios y valores constitucionales por la población,
las instituciones y cada una de las personas que conforman el Estado y la
sociedad, con proyección generacional, dentro de un sistema democrático, participativo
y protagónico, libre de amenazas a su sobrevivencia, su soberanía y a la
integridad de su territorio y demás espacios geográficos”, es que el Presidente
Nicolás Maduro actúa consecuentemente y ha decretado la Emergencia Económica
mediante un instrumento debidamente sustentado en los Considerandos del decreto.
En nueve motores quedó el gran
proyecto atendido por el Consejo Nacional de la Economía Productiva para
impulsar estratégicamente la economía, a partir de la presentación presidencial
de este martes 19, que deberán ser estudiados por todo el pueblo, analizados y valorados por
quienes deben operarlos: la clase trabajadoras, protagonista central de la
sociedad en transformación. Estos motores podrían ser: 1) Hidrocarburos: Petróleo y
Gas, 2) Petroquímica, 3) Agroalimentario, 4) Minería, 5) Telecomunicaciones e
Informática, 6) Construcción, 7) Industrias, 8) Industrial Militar y 9) Turismo.
@ProfeWong
wongmaestre@gmail.com
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